Capítulo 4

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Aún seguía mirando la hoja en blanco.

El café ya se había enfriado y el bollito se encontraba en proceso de digestión.

Apoyé los codos sobre la mesa y mis mejillas, en mis manos.

El sentimiento de frustración recorrió cada rincón de mi cuerpo.

La cafetería se llenó con unas cuantas personas más, la mayoría ancianas y que parecían habituales por la charla animada que tenían con la camarera.

No creo que deba quedarme aquí toda la mañana, esperando a que me venga la inspiración divina, porque eso no va a ocurrir.

Ya me di por vencida.

Llamé a la camarera para que me trajera la cuenta y de mientras fui sacando la cartera, en la que apenas quedaba un billete de diez dólares y unos cuantos centavos.

Escuché de nuevo la campanilla que colgaba sobre la puerta, indicando que alguien había entrado. Pero no me molesté en saber quién era, lo más seguro es que otro más de la cuadrilla de viejos de la barra.

Tras ver el ticket y suspirar de alivio por averiguar que el dinero me llegaba, dejé la cantidad exacta sobre la mesa y apagué el ordenador.

Al bajar la pantalla, le vi.

Vi a un chico joven, de cabello castaño, que debía rondar los 20 años, sentado en una de las mesas de la cafetería.

The Coffee Boy // Louis Tomlinson #WATAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora