Capítulo 3: La Llegada

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Lena

-No nos queda prácticamente nada para llegar Lena, vamos- insiste Noah y quiero preguntarle a dónde demonios ha ido mi liberal mejor amigo al que le importaba poco si dormía hasta el mediodía. Este acto de "guardaespaldas sobreprotector" me tiene ampliamente hastiada

-Solo unos minutos más- suplico y me cubro la cabeza con las suaves mantas de la cama de hotel en la que hemos pasado la noche (Noah de nuevo en el suelo)

-Se nos agota el tiempo, el resto de los Guardianes deben haber llegado ya- insiste y de verdad quiero golpearlo, pero me contengo

Tal y como mi fiel amigo predijo, la sed me está matando. Cada minuto que pasa se hace más insoportable que el siguiente y la cabeza comienza a darme vueltas. Es poco probable que siga resistiendo mucho más, la necesidad acabará venciéndome y tendré que saciarla de algún modo.

-Lena, última advertencia- sentencia Noah- No me obligues a tirarte de la cama por mis medios

-Dios, te pones pesado- bufo y descubro mi rostro, bajándome de la cama y sintiendo la cabeza sumamente pesada sobre mis hombros- Auch

-Lena, de verdad, te suplico que si lo necesitas...-extiende su brazo y lo alejo del mismo modo que he hecho antes

-No voy a beber tu maldita sangre- espeto- Eres humano, de carne y hueso. No pienso permitir que algo te pase

-Algo te terminará pasando a ti si no te alimentas- se inclina hacia mí- Lena, viene gente muy peligrosa detrás de nosotros, si no tienes fuerzas para enfrentarte a ellos...

-Hoy me encontraré con las chicas- interrumpo antes de que pueda continuar su discurso sobre mi estado de salud- ¿No es cierto?

-Sí, ellas y sus Guardianes nos esperarán en el Valle Theios para pasar a la Tierra Eterna- me explica y cada palabra que dice se me hace más y más difícil de interpretar. La cabeza me duele muchísimo y mis ojos comienzan a cerrarse.

De pronto alguien golpea la puerta y Noah se levanta sigilosamente para abrir, como si algún ser de cualquiera de los mundos fuese capaz de encontrarnos en esta pocilga de mala muerte a la que me ha traído.
Por fortuna lo que aparece es mucho mejor que cualquiera de las opciones que cruzaron mi paranoica mente.

Un chico de metro ochenta, cabello castaño y ojos verde oscuro se presenta con un traje en el marco de nuestra puerta y estoy prácticamente suplicando que entre a verme, aunque me quedo sentada allí, pasmada gracias a mi espantoso estado físico.

-No puedes estar aquí, Naren- le oigo decir a Noah y ahora sí quiero arrancarle la maldita lengua. Tiene todo el derecho a protegerme pero se le está yendo la mano, asustar a chicos sexis no es parte del plan.

-Hola- saludo con tanta simpatía como puedo y el joven asiente en mi dirección lo cual es casi un sueño considerando que el género masculino nos ha ignorado toda la vida a mí y a mis amigas del club DUFF

-Tu nivel de incompetencia ha alcanzado niveles nunca antes vistos- el bombón sube las cejas retando a mi amigo y su actitud frívola me agrada, parece casi tan insolente como yo- Sabes que si llega en este estado al otro lado su padre se enfadará

Y ahí es donde todo se pone de verdad raro. Este chico quien quiera que sea parece conocerme y saber de dónde provengo y quién es mi padre. Noah no me ha dado demasiados detalles porque únicamente ha insistido en que me alimente de su sangre pero por lo poco que sé, mi padre es Drácula, Rey de los Vampiros. Si este chico tiene cualquier información, eso significa que también vive en la Tierra Eterna, y si todos los chicos de ese lugar son así...

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