Dakota, la única hija de Sayen y Tahiel Forest, poseía los ojos verdosos de su padre y el cabello castaño de su madre, a sus cortos 18 años, Dakota había vivido cosas que ninguna otra persona había vivido o visto jamás. Los Forest vivían en Seattle, Washington, USA, desde antes de que su hija hubiera nacido, Tahiel provenía de Texas mientras que Sayen de Colombia.
Dakota se prepara para irse en una semana a estudiar a "Academy Of Art University" en San Francisco, estudiaría fotografía, su pasión, soñaba con ser una fotógrafa reconocida, le gustaba captar con su lente todo aquello que se cruzaba en su camino. Este sería un gran cambio, lo sabía, pero según ella, también significaba un nuevo comienzo.
Tahiel trabaja en una reserva natural a las afueras de Seattle, y Sayen una enfermera pero en su tiempo libre le gustaba pintar paisajes, los cuales a los ojos de Dakota eran los más hermosos que jamás allá visto. Ambos padres estaban un poco angustiados con la pronta partida de Dakota , Daka como ellos la llamaban, no les gustaba la idea de tener a su pequeña tan lejos, pero sabían que era su sueño y que había trabajado muy duro para conseguir una beca en esa universidad. Los padres de Daka tenían una buena posición económica pero no era lo suficientemente alta como para mandarla a la universidad, por eso habían ahorrado toda su vida para el futuro de su pequeña, por esta razón al saber que Daka tendría una beca fue un alivio porque con el dinero que habían ahorrado podrían mandarle dinero a diario sin quedar en bancarrota.
Los Forest eran conocidos en Seattle por su carisma, en las navidades abrían, junto a unos amigos, un comedor comunitario para todos aquellos que lo necesitaban. Eran una familia normal a los ojos de todos, trabajaban, su hija iba a la escuela, los habían visto crecer a lo largo de los años, pero al igual que algunas pocas familias del norte de Seattle tenían un gran secreto corriendo en sus venas, el cual cada uno de ellos al cumplir los trece años había jurado no revelar jamás ante cualquier humano, el que rompiera esta promesa pagaría con su sangre y la de su familia.
Había una historia que siempre contaba el viejo Sam, la cual Dakota no sabía si era real o una simple invención para asustar a los niños, pero la asustaba tanto que cada vez que la volvía a escuchar se encerraba en su cuarto a leer hasta olvidar todo.
"Hace unos 30 años existió un chico llamado Sora, a sus 13 años juro no revelar jamás nuestro secreto y mantener la sangre pura en nuestros futuros sucesores, parecía un niño fiel, pero a sus 18 años cometió un error imperdonable, se enamoro de una humana... Se enamoró perdidamente, o eso es lo que él decía, ella se llama Anne. Después de 3 meses de haber comenzado su relación les contó a sus padres, ellos lo ayudaron a guardar el secreto porque el niñato decía estar enamorado..."
-Puras tonterías! Uno de nosotros no se puede enamorar de un humano inmundo, son repulsivos!- Exclamó Sam, todos rieron pero Daka permaneció en silencio.
"Sora y Anne siguieron con su relación, después de un año de relación Anne se embarazó, entonces empezó a preguntarle a Sora porque ocultaban su relación, la pobre no quería parecer como una zorra cuando alguien le pregunte quién era el padre de su hijo. Insistió e insistió hasta que un día le dijo que si no hacían pública su relación se tendría que olvidar de ella y de su bebé, Sora en una ataque de pánico, preso del miedo de perderla, contó nuestro secreto, ese secreto tan sagrado. Anne como era de esperarse creyó que estaba loco y le contó a todo Seattle, y por supuesto no tardó en esparcirse hasta llegar a nosotros. La persona más anciana de cada familia participó en la decisión final...
Sora, sus padres, su hermana pequeña, Anne y su bebé, fueron asesinado, hicimos parecer todo un accidente. Sora no sólo había quebrantado su promesa de seguir con una sucesión pura sino que había revelado el secreto..."
-Esto amigos míos, es totalmente imperdonable, no podemos dejar que estos errores se cometan jamás, por eso el que quebrante cualquiera de esas dos leyes pagará con su sangre...- concluyó Sam.
Estas imágenes se repetían en la cabeza de Daka una y otra vez como un cinta, si tan solo fuera normal, no sólo tenía que guardan un secreto, tampoco podía elegir de quien enamorarse. En Seattle no había muchos chicos para elegir, solo tres que estaban cerca de su edad, dos más grandes, uno de ellos, Jack, estaba casado, el otro, Ben, era completamente desagradable, y luego estaba Austin, un año menor que Daka, era agradable pero tenía los mismos gustos que Daka, se lo había confesado hace un par de años, Austin estaba enamorado de Patrick, un humano de su clase de historia. Daka era la única que lo sabía, sus padres lo matarían, jamás aceptarían a un humano y menos que fuera del mismo sexo, lo entregarían sin dudarlo.
Un fuerte ruido inundó la cabeza de Daka, se escuchaba como un pitido que al principio era suave pero luego comenzó a subir su tono hasta el punto de volverse insoportable, cuando creyó que ya no lo soportaría más, despertó, era la estupida alarma, otra vez.
Daka había soñado esos ojos marrones, al igual que siempre, no sabía quién era el dueño de esos ojos, siempre los soñaba, pero estaba segura que no los había visto jamás.
Miro a su alrededor, su cuarto estaba repleto de cajas y aún le faltaba empacar más de la mitad de las cosas, se sentía agobiada, faltaba tan solo una semana para irse a San Francisco, para comenzar su vida de adulta, para comenzar de nuevo. Lo que más la angustiaba era dejar a sus padres pero como a todos le había llegado el momento de abrir sus alas y volar fuera del nido.
Hoy sería la última reunión del círculo a la que asistiría antes de irse a San Francisco, faltaban un par de horas, por lo general empezaban cerca del medio día y duraban hasta el anochecer, se realizaban una vez al mes, esta era una tradición que se mantenía desde hace siglos, mantener contacto con la tribu sin importar que.
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Roots (PAUSADA MOMENTÁNEAMENTE)
RandomHe escuchado infinidades de historias sobre nosotros, y puedo apostar a que también tu, pero lo cierto, es que ni la mitad de ellas son reales; algunos creen en nosotros, pero la gran mayoría no, creen que son invenciones de la gente, aveces quisier...