Es el décimo cigarrillo que tomo esta noche. Quiero que mi vida, al igual que el humo que invade la habitación, se desvanezca y me deje a un lado que se lleve todo lo que algún día he pensado, hecho y deseado. Desaste de este inmundo cuerpo pecador y cremalo para que no quede recuerdo de lo que un día la gran mujer lo ocupó. No quiero volver a sentir pena, ni dolor. Ella siempre decía "aquí contigo siempre estoy" pero mentiras del diablo, no le perdono el que me dejó, tampoco la forma en que se marchó. Quisiera gritar más alto pero la herida es profunda y la sangre se mezcla con mis cuerdas vocales. Esas que una ves expresaron a todo pulmón mi amor por ti. Llévame lejos de aquí, al nirvana, donde puedo ser feliz. Pero primero déjame fumar para ver si mis penas en el humo se van.
