Su primer gran amor había sido un chico cual helado de frutilla.
Jongin, ese había sido su nombre. Chanyeol lo recordaría por siempre, pues era uno de esos chicos de los cuales la apariencia engañaba. Por fuera, Jongin era claramente chocolate. Amargo y dulce al mismo tiempo, además de que coincidía con su color de piel. Pero una vez que lo conocías, Jongin claramente era tan dulce como la frutilla. Siempre había sido una persona muy considerada y de alma blanca, pero su problema eran los altibajos. Siempre estaba con los altibajos.
Solía enojarse cuando algo no le salía bien, lo cual por suerte no era muy frecuente. Comenzaba con los arranques de furia, destrozándolo todo a su paso. Luego, llorando, intentaba repararlo todo y lo rompía aún más, y vuelta a empezar.
Chanyeol una vez lo había visto haciéndolo. Rompiendo su guitarra favorita, sus discos y todo lo demás. Ahí fue cuando se dio cuenta de que, en todo caso, Jongin no era frutilla simplemente. Era más bien un frutilla con grandes chispas de chocolate, delicioso de todas formas, pero no dejaba de ser una mala combinación para Chanyeol, quien amaba los sabores puros. Y su relación había terminado luego de ese episodio, pero la tensión estaba allí. La tensión de haber sido la primera vez del otro, la tensión de haberse amado con locura. Y nunca se iría.
Luego había estado Kyungsoo. Oh, dulce Kyungsoo, vainilla del corazón de Chanyeol. Él había sido uno de los mejores. Era bueno cocinando, era amoroso, era buen amante, era hermoso. Y Chanyeol lo había amado mucho. Tanto como a Jongin, tal vez más.
Y es que Jongin había sido el problema en su caso. Ellos se habían conocido, Chanyeol no sabía como, y se habían terminado enamorando. El carácter de Jongin se apaciguó bajo la dulzura de Kyungsoo, y su amor floreció, blanco y puro como un jazmín, como la vainilla, como Kyungsoo mismo. Los dos chicos habían hablado muy amablemente con Chanyeol, y Kyungsoo terminó con él, para vivir con Jongin. Hasta el día de hoy son pareja, y hasta adoptaron a un niño, llamado Tae Oh. Es el "sobrino" de Chanyeol, y este lo adora, aunque aún no perdona a sus padres.
Y el fatal. Baekhyun. Aquel había sido como una puñalada en el corazón, como una patada en los huevos. Un helado de chocolate, de arriba abajo, de atrás hacia adelante, en casi todos los sentidos posibles. El helado de chocolate, como en la descripción de Jongin, es amargo y dulce al mismo tiempo. Baekhyun había sido un gran helado de chocolate. Pero Chanyeol lo había amado demasiado para su propio gusto. A su lado, se habían desvanecido los tristes recuerdos junto a Jongin y Kyungsoo. A su lado, todo era maravilloso, y Baekhyun tenía sus ataques de rabia lejos de las cosas de Chanyeol, cosa que éste agradecía mucho.
Pero había sido fatal. Había sido su condena de amor.
Chanyeol había encontrado al amor de su vida. Baekhyun, al juguete más divertido de todos.
Pero se terminó aburriendo. Y siempre había un juguete más divertido, un muñeco más tonto. Lo peor había sido que Baekhyun ni siquiera se había molestado en dejar a Chanyeol. Poco a poco se fue desvaneciendo del día a día de Chanyeol, hasta que, con el pasar del tiempo, de sus caricias solo quedaron los recuerdos.
Y Chanyeol lo buscó. Por todos lados, todos los días. Preguntó a Jongin y Kyungsoo. Preguntó a Kris. Preguntó a Minseok incluso, el que nunca le había caído bien. Y obtuvo varias respuestas.
Jongin se puso pálido ante la sola mención de ese nombre y Kyungsoo se enfureció, apretando los puños. Fue la peor visita que Chanyeol les hubo hecho en años, incluyendo cuando Tae Oh se enfermó y Jongin lo culpó a él.
Kris, apoyado en la barra del bar, siempre bebiendo, se echó a llorar antes de que terminara la frase. Es decir, Kris. Llorando. Algo muy malo tendría que haberle hecho Baekhyun para que Kris llegara a ese extremo.
Ya con la vena de que algo malo estaba pasando, llamó a Jongdae y le pidió la dirección de su novio, Minseok. Luego de un interminable forcejeo con un Chen celoso "¿Para qué la quieres, Park Chanyeol?" el chico accedió a dársela. Y Chanyeol se dirigió tan pronto como le fue posible hacia allí.
Había golpeado la puerta y nadie había respondido. Pero desde afuera Chanyeol escuchaba los ruidos de dos personas teniendo relaciones. Con el ceño fruncido, insistió.
-Baaaek, déjame ir a atender- el claro jadeo de Minseok había llegado a sus oídos, claro como el agua con la que se duchaba cada día.
-No, no, no. Has sido un chico malo. Te quedas aquí.
El sonido del beso inundó los incrédulos oídos de Chanyeol. Había sonado demasiado a Baekhyun. Totalmente. Era Baekhyun, aquello era obvio. Las cortinas de la sala estaban abiertas, podría comprobarlo con solo estirar la cabeza, pero no le resultaba necesario y tampoco era tan masoquista.
Habría reconocido su voz hasta debajo del agua, tanto así que aunque el murmullo había sido suave, para Chanyeol había sonado tan claro como si se lo hubiera murmurado a él. O tal vez Minseok necesitaba unas paredes más gruesas. Chanyeol había visto a unos pocos vecinos con cara de enojo en su camino a la casa.
Al volver a su casa, Chanyeol se transformó en el Jongin de sus días de relación casi por completo. Lo personificó perfectamente en uno de sus ataques de rabia. Destrozó todo lo que tuvo a su paso. Tanto su guitarra favorita, como la foto de Baekhyun y él en un porta retratos, en la mesa de luz. La casa era un desastre luego, y Chanyeol está seguro de que ese día se clavó tres vidrios en cada pie, por lo menos.
Había sido una cuchillada al corazón. Había sido una patada en las bolas. Y no había sabido darse cuenta de que, cuando desapareció, había sido para siempre.
((y ni siquiera cuando estoy escribiendo angst, puedo dejar de lado el humor. Amén.))
ESTÁS LEYENDO
Frutilla, Vainilla, Chocolate
FanfictionEn donde Chanyeol compara a Kyungsoo, Baekhyun y Jongin con sus sabores de helado favoritos. *ChanKai ChanBaek ChanSoo*