"—Nada de comida. De la manera que la consigan va a ser trabajo en grupo."
"—Llevá hilo sisal, te será muy útil. Espero que te acuerdes de las cosas, Em."
"—Los chicos van a tener necesidades de fumar o de tomar, puede que también sientan la necesidad de salir de fiesta, de usar electrodomésticos o, en el caso de Leonardo, va a querer comida dulce; vos sos la que tiene que controlarlos porque, hasta lo que sé, nunca tuviste alguna necesidad tan fuerte. Espero que puedas con eso y que alguno te acompañe y ayude."
"—No puedo decirte cómo hacer los trabajos, estoy de acuerdo con que busquen la forma de sobrevivir sabiendo que vos sabés cosas, el problema es que no sé si te las acordás."
"—No te des por vencida nunca."
"—Confío en vos."
"—Te amo."
Esas son las últimas frases que recuerdo que me dijo mi papá, después de eso nos dimos un abrazo. Ambos sabemos que cuatro días no van a servir, vamos a estar en este bosque hasta que acabe la semana; así que esa despedida fue bastante larga, nunca me separé de él por más de tres días y va a ser algo extraño para mí, al igual que nuevo.
Esta mañana nos trajo a todos en su auto, fue la última vez que toqué mi celular, al menos hasta que termine el campamento. Me despedí de los contactos que no voy a ver durante estos días y apagué el celular. Di un largo suspiro mientras se apagaba, no es que siempre lo use y tenga vicio con él, es sólo que es... bueno, es mi celular, me entienden. Christina se fumó el último cigarro, al igual que Alejo y Joel; Germán tomó un trago de wiski desde una botellita de vidrio; y todos juntos susurramos un "Chau" cuando vimos que estábamos a punto de salir de la ciudad. Esto es nuevo para todos, ojalá nos salga bien.
Nadie entiende por qué consideraron algo así como para poder llevarnos mejor, además, ni que tuviéramos problemas todos los días. Las actitudes no las sacan de mi papá, ellos son así y de esa forma les gusta ser. No todos los días hay una pelea, al menos ahora, de a poco nos estábamos llevando como antes; ahora nos están forzando a actuar de otra manera.
No puedo evitar pensar que, con exactitud, todo el conflicto que a veces hay comenzó cuando Joel y yo comenzamos a salir. Germán y él se pelean desde que uno quiso hablar con el otro por su bien, y el otro de los celos que le tenía ni siquiera quiso escucharlo. Christina se lleva mal con Bola porque cree que es una persona totalmente patética e irritante, pero él es así de molesto desde que me ve junto a Joel mucho tiempo. Alejo también se lleva mal con Joel porque... bueno, a Ale hubo una época en la que yo le gustaba, y esa época coincidió en la que mi novio se declaró; no sé si todavía le gusto, pero aún le tiene algo de odio. Bola odia a casi todos, es el único que todo lo que siente no es sólo porque Joel y yo comenzáramos a salir, pero algunas de sus actitudes molestas se deben a eso. El mismo Joel sólo se deja llevar por las peleas, y si alguien lo odia él también debería odiarlo, según lo que él cree; pero tampoco es tan maldito, él no puede controlar sus celos, además de que varias veces casi comienza a llorar cuando habla conmigo sobre quiénes lo odian por sus celos. Yo, por mi parte, todavía sigo queriendo a todos y espero que algún día volvamos a ser como éramos antes, como cuando nuestro grupo se formó juntando otros grupos. La historia:
Leonardo Jáuregui y yo éramos los únicos mejores amigos, nos conocemos desde el jardín de infantes; éramos inseparables, la prueba de que un chico y una chica se podían llevar tan bien sin gustarse y eso era divertido porque nunca tuvimos ningún momento de tensión. Un día a la profesora de primero de secundario se le ocurrió hacer un trabajo grupal, haciendo ella los grupos para que sus alumnos se conocieran más entre ellos; me tocó con Christina Martín: la chica que nadie le hablaba por miedo, ella era la mayor en el curso porque había repetido el año y sorprendentemente era admirada, al igual que temida. Es una chica inteligente, diría que con ella pude repartir bien los cargos de la tarea, y no hacer como hago con Bola que me dejo más cargos a mí, ya que él mismo no se pondría a hacer la tarea si no lo condiciono de esa manera.
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Supervivencia
RandomNunca hubiera hecho esa apuesta si realmente supiera cómo resultaría el proceso. Emma Hiler, una chica de ciudad de unos 18 años, se deja llevar por las apuestas sin siquiera pensar en cómo podrían terminar. Si tan sólo hubiera hecho caso a su cereb...