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Unos golpes en la puerta, hacen despertarme sobresaltadamente. ¡¿Quien demonios es?!, ¡maldita sea!. ¡Déjenme dormir!.
Me levanto a abrir la puerta mal diciendo. Cuando al fin la abro, me encuentro con una mujer de las del servicio, la cual no recuerdo muy bien su nombre. Y no lo recuerdo porque casi nunca estoy en casa.

-¿Qué pasa?- pregunto frunciendo el seño.

-Su mamá se acaba de ir con sus amigas, así que me dijo que había comprado comida para usted, de hecho no tarda en llegar- dice moviendo sus manos, como si se tratara de una exposición en clase.
Mierda, el trabajo de Anderson.

-Gracias- murmullo, ella me brinda una sonrisa, pero no tengo ánimos para estar socializando, así que le cierro la puerta en la cara.

Me dirijo a la cama, donde dejé la mochila para sacar el libro de filosofía. Cuando finalmente me pongo en marcha, prendiendo el ordenador para escribir de una vez el ensayo, mi celular vibra en la mesa, dejando ver una llamada entrante un número desconocido.

-¿Qué?- digo inmediatamente cuando le contesto la llamada.

-Hey, tranquila, cálmate...

-¿Quién eres y qué quieres?- finjo no saber quién es cuando vuelvo a contestarle de mala forma apretando los dientes.
Lo que me molesta en realidad no es que me interrumpa por lo del ensayo, sino que no entiende que estoy castigada. Aunque prácticamente pensé que me liberaría de él diciéndole que sí iría. Al final es también mi culpa por aceptar.

-¿Como que, "qué", Jude?, ¿vas a venir a the hardcore, si o no?.

-Bill...estoy castigada, ya te lo había dicho- respondo, pellizcando el puente de mi nariz.

-Adivina una cosa...

-¿Que?- interrumpo curiosa, si, suelo ser muy curiosa. Déjenme ser.

-Acabo de ver a tu padre con una tipa entrando a un restaurante, así que asumo que llegará tarde a tu casa. Puedes venir a the hardcore, tu padre ni siquiera se va a enterar- me sorprende la facilidad que tiene Bill para decir la verdad sin importarle incluso a quién lastima. Lo que dijo de mi padre es verdad, casi toda la ciudad sabe de la infidelidad de mi progenitor, así que ya no me intereso por el famoso "que dirán".

Así que por pura rebeldía y coraje de retar y hacer pagar a mi padre las injusticias que me hace pasar, decido ir a The hardcore con Bill.
Le digo que voy a estar allí, dentro de media hora.
Cuelgo su llamada, para luego tirar lejos los libros de filosofía. Cierro de golpe el ordenador, tomo mi chaqueta y es hora de volver a ser yo.

Salgo por el corredor directo a la habitación que según comparten mis padres, pensando en que allí pueden estar las llaves de mi mustang. Cuando llego, entro inmediatamente, sintiéndome una espía, según yo.
De todas maneras, no hay nadie en la segunda planta, así que nadie me vería, pero suelo ser muy dramática y hago esos desfiguros de sentirme como una infiltrada. Sin mas, abro la caja "especial" de mi padre, la cual se encuentra a un costado del cajón de sus corbatas. Las busco y allí están junto a mi llavero de guitarra.

Genial.

[...]


Cuando llego hacia the hardcore, hay muchísimas motocicletas estacionadas, por lo cual me es difícil estacionarme cerca.

El lugar es muy punk y me gusta la forma en la que esta decorado, me hace sentir en casa.
Es temprano aún para que comiencen las fiestas que hacen en este lugar. Se ponen muy pesadas, prácticamente me quedaría hasta las altas horas de la noche, pero ni siquiera me encuentro de buen humor. A Bill le encanta quedarse todos los viernes, más bien siempre viene a este lugar todos los días. Le encanta.

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2017 ⏰

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