Le Petit Prince
¿Habían estado en esa situación de quererse lanzar contra las vías del tren más cercano alguna vez? Pues yo sí, justo en aquel momento, cuando el brazo de Do peligrosamente se posaba cerca del mío, cuando él era ventana y yo pasillo y cuando Gayoung saltaba emocionada a cada instante mientras nos acercábamos a nuestro destino.
Las calles de París engalanaron mi funeral, el autobús amarillo tocaba una molesta melodía francesa y Do y su sobrina cantaban animosamente porque resultaba que se sabían la letra a la perfección. Hacía fresco pero yo estaba enfurruñado en mi abrigo para no tocar demás todo lo que a Do se refiriese. Estaba perdido, no sabía quién me había mandado a aceptar semejante oferta pero ahí estaba y no había marcha atrás. Él estaba esbozando una sonrisa que cubría todo su rostro y Gayoung no dejaba de repetir que no iba a estar tranquila hasta que yo riese porque «Professor-ssi tienes que reír, estás muy serio» de verdad, no sabía de dónde esta gente sacaba energías.
Y ni siquiera habíamos llegado al destino.
-¿Cuánto falta para llegar? -preguntó Gayoung, era la cuarta vez que preguntaba lo mismo pero yo podía entenderla, todos los niños son así de ansiosos, no la culpaba realmente.
-Falta unos minutos, Younggie, pero hay un poco de trafico. Debes esperar -respondió Do sin borrar esa sonrisa de los labios que estaba crepitando mis sentidos.
Llevábamos apenas veinte minutos en el autobús, pero como dijo Do, había demasiado tráfico y el bus andaba poco a poco, además de detenerse en las paradas correspondientes a embarcar más pasajeros. En ese rato, mientras él era ventana y yo era pasillo, me propuse analizarlo un poco, y sólo por curiosidad. Do tenía la piel extremadamente blanca, casi como nieve, de lejos se veía tersa pero tan de cerca lo era más, además sus ojos vistos un poco más de cerca se miraban el doble de grandes que de lejos, y sus labios... Sus labios, yo nunca había visto labios como los de él; tenían un contorno muy marcado y eran rojos y voluptuosos. Me pregunté cómo un hombre podía tener los labios así, es decir, yo tenía los labios carnosos pero él...
Sin darme cuenta y sin siquiera poder evitarlo, me encontraba mirando fijamente los labios de Do, inmóviles mientras sus ojos me veían, me seguían con sigilo, podía escuchar su respiración sobre la música del autobús, y aunque quise disimular mirando a la ventana, Gayoung me delató completamente.
-Wow, Profesor-ssi mira a Tío-oppa como Sehunnie puppy mira a Soorella unnie -gritó efusiva la niña y Do errojeció como siempre lo hacía.
Yo no sabía quienes eran esos, pero nada más ver a Do en ese estado hizo que yo sintiese pena, y cuando me miré en el reflejo de la ventana estaba sonrojado. Que vergüenza.
-No es cierto, Younggie -dijo Do, apresurado-. Por favor, no hagas esos comentarios, molestarás a Profesor-ssi.
La niña hizo un mohín y yo no pude contenerme de pasar mis manos por su pelo sedoso, ella sonrió y se pegó mas a mí como si fuese un gatito y así pasó todo el trayecto hasta que por fin llegamos a Le Petit Prince.
Este parque era una eminencia por su construcción, de lejos se veía pequeño, de pocas atracciones pero cuando cruzabas el arco de coloridos globos y luces salía terreno de donde no había y se alzaban juegos enormes por todos lados, feria de comida, feria de juegos de mesa, era todo un espectáculo. Supuse yo, la magia de París.
Gayoung me tomó la mano rápidamente y repitió la acción con Do corriendo y arrastrándonos hasta su primer capricho, Théière. El juego era una tetera grande para tres personas que daba vueltas mientras tocaba música y los niños aplaudían, era una atracción estrictamente para niños.
ESTÁS LEYENDO
Si La Sol Fa Mi Re... Do → KaiSoo
Romance«Jongin es demasiado huraño, y está solo, bueno no, tiene a su hermano mayor y a su perro obeso Monggu pero técnicamente está solo. Así que son él y los deseos de esfumar de la tierra a su molesto vecino Do Kyungsoo, quien por cierto toca el piano c...