capítulo 7

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Por primera vez, cuando abrió los ojos se dio cuenta de que había cambiado de lugar: estaba en lo que parecía una gran enfermería. La aguja de un frasco de suero aún continuaba clavada en su brazos, pero los otros cables y agujas habían sido retirados.
Un médico alto, cuya tradicional ropa blanca contrastaba con los cabellos y el bigote artificialmente teñidos de negro, se encontraba de pie, frente a su cama. A su lado, una joven practicante sostenía una carpeta y tomaba notas.
-¿cuándo tiempo llevo aquí? -pregunto Olivia, notando que hablaba con cierta dificultad, sin sin conseguir pronunciar bien las palabras.
-dos semanas en esta habitación después de cinco días en la Unidad de Emergencia -repicó el mayor de los hombres -. Y dé gracias a Dios por estar aún aquí.
El mas joven pareció sorprendido, como si esta ultima frase no estuviese en consonancia con la realidad. Olivia, de inmediato, notó su reacción y su instinto se alertó: ¿había estado mas tiempo? ¿aún corría algún riesgo? Empezó a prestar atención a cada gesto, a cada movimiento de ambos; sabía que era inútil hacer preguntas, ellos jamás le dirían la verdad, pero, diera lista, podría entender lo que estaba sucediendo.
- Díganos su nombre, dirección, estado civil y fecha de nacimiento - continuó el hombre mayor.
Olivia sabía su nombre, su estado civil y si fecha de nacimiento, pero advirtió que había espacios en blanco en su memoria: no conseguía acordarse bien de su dirección.
El medico colocó una linterna antes sus ojos y los examinó prolongadamente, en silencio. Él más joven hizo lo mismo los dos intercambiaron miradas que no significaban absolutamente nada.
-¿Usted dijo a la enfermera de anoche que no sabíamos ver su alma?-preguntó el más joven.
Olivia no se acordaba. Tenía dificultades para saber bien quién era y qué estaba haciendo allí.
-usted a sido constantemente inducida al sueño a través de calmantes, y eso puede afectar un poco su memoria. Por favor, intente responder a todo lo que le preguntemos.
Y los médico empezaron un cuestionario absurdo, queriendo saber cuáles eran loa diarios mas importantes de Ljubljana, quién era el poeta cuya estatua está en la plaza principal (¡ah, de eso ella no se olvidaría nunca, todo esloveno tiene la imagen de Preseren grabada en su alma!), el color de cabello de su madre, el nombre de los amigos den trabajo, los libros más solicitados de la biblioteca.
Al principio, Olivia pensó en no responder, su memoria continuaba confusa. Pero, a medida que el cuestiona Avanzaba, ella iba reconstruyendo lo que había olvidado. En determinado momento se acordó de que en eso instantes se hallaba internada en un manicomio, y los locos no tienen ninguna obligación de ser coherentes; pero, para su propio bien, y para mantener a los médicos cerca fin de ver si conseguía descubrir algo más respecto a su estado, ella comenzó a hacer un esfuerzo mental. A medida que citaba los nombres y hechos, no sólo recuperaba su memoria, sino también su personalidad, sus deseos, su manera de ver la vida. La idea del suicidio, que aquella mañana parecía enterrada bajo varias oleadas de sedantes, volvía a aflorar.
-está bien- dijo el médico mayor, al final del cuestionario.
-¿cuándo tiempo me tendré que quedar aún aquí?-. El más joven bajo la mirada, Y ella sintió que todo quedaba suspendido en el aire, como si, a partir de las respuesta a aquella pregunta, fuera a quedar escrita una nueva historia de si vida, que nadie más conseguiría modificar.
-puede decirlo -comentó el mayor- muchos otros pacientes ya oyeron los rumores y ella acabará sabiéndolo de todos modos; es imposible tener secretos en este lugar.
-bien, sus usted quien determinó su propio destino- suspiro el joven, midiendo cada palabra-, así que debe saber las consecuencias de sus actos: durante el coma provocado por los narcóticos, su corazón quedó irremediablemente afectado. Se produjo una necrosis en el ventrículo....
- simplifique- dijo el mayor- vaya directo a lo que interesa.
- su corazón quedó irremediablemente afectado. Y dejará de latir en breve.
-¿qué quiere decir con eso?- preguntó Olivia, alarmada
-el echo de que el corazón deje de latir significa sólo una cosa: muerte física. No se cuáles son sus creencias religiosas, pero.....
-¿y dentro de cuánto tiempo se parará?- le interrogó Olivia
-unos cinco días. Una semana como máximo. Olivia se dio cuenta de que, por detrás de la apariencia y del comportamiento profesional, Tras el aire de preocupación, aquel joven estaba sintiendo un inmenso placer al dar la noticia. Como si ella mereciese el castigo y sirviera de ejemplo a los otros.
En el curso de su vida, Olivia había advertido que un gran número de personas que ella conocía comentaban  horrores de la vida ajena como si estuviesen muy preocupadas por ayudar, pero en verdad se regocijaban con el sufrimiento de los otros, porque esto le hacía creer que eran felices, que la vida había sido generosa con ellas. La joven detestaba a este tipo de agente: no daría a aquel muchacho ninguna oportunidad de aprovecharse de su estado para ocultar sus propias frustraciones. Mantuvo sus ojos en los de él.

—Entonces yo no fallé—

—No— fue la respuesta.
Pero la complacencia del joven en dar noticias trágicas había desaparecido.

Entre La Vida El Más AlláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora