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Aquella tarde nos la pasamos jugando frente a la televisión. Había elegido un videojuego de fútbol, el cual no se cómo es que yo tenía, y me dio unas cuantas palizas. Perdí en los primeros cinco partidos, y se amparó de mi al ver lo humillante que era estar en mi lugar y me dejó ganar uno, el cual también me costó obtener la victoria. Por supuesto que Niall disfrutaba verme como una idiota intentar ganarle, oprimiendo cualquier botón al haberme olvidado la función de cada uno de ellos.

-Es como jugar con una marmota -rió Niall con una linda risa contagiosa, mientras aún miraba la televisión.

Su jugador corría hacia mi portería con la pelota, con la clara intención de anotar otro gol. Fruncí el ceño ante sus palabras, mientras uno de mis jugadores controlados por mi se acercaba al suyo, e intentaba inútilmente quitarle el balón.

-Disculpe, señor Messi -burlé.

-Oh, no se preocupe marmota. Ya aprenderá.

Lo miré mal, pero no pude evitar reír. Es un idiota, ambos lo sabemos.

Su jugador entonces se frenó en frente de mi portería. Mi arquero bajo mi control se posicionó. Niall disparó la pelota, pero mi súper increíble arquero fue movido hacia la derecha, en donde Niall había golpeado la pelota, y evitó un gol de su parte. Pegué el grito de mi vida.

-¡No lo puedo creer! -exclamé fuera de mi, levantándome del asiento y señalé la televisión- ¡¿Viste eso?! ¿Lo viste? ¿Quién es la marmota ahora?

Hice algún baile raro el cual debería hacerme avergonzar, pero estaba feliz porque le había atajado un gol a Niall, así que no me importó un pepino. Niall me miró desde su posición en el sofá, observándome divertido con una sonrisa sinceramente preciosa.

-¿Quién es increíble? -me agaché un poco para tener nuestros rostros a la misma altura.

Sus ojos escanearon mi rostro y levantó una ceja con una sonrisa de costado. Fingía superioridad, y parecía no querer decir lo que yo quería escuchar.

-¿Quién es increíble, novio mío? -sonreí divertida por mis palabras.

Niall casi escapa una risa, pero su orgullo no se lo permitió. Nuestros rostros estaban bastante cerca pero eso le daba intensidad y rivalidad a las miradas que nos dirigíamos. Yo quería que Niall respondiera mi pregunta, y quería que respondiera lo que yo quería.

-Eres una exagerada -murmuró sonriendo.

-Oh lo siento, no escuché. ¿Quieres responder quién es increíble? -hablé en broma- No te escuché bien.

Niall inspira profundamente y deja salir el aire en un suspiro. Mira hacia abajo tan solo un segundo pasa volver la mirada a mis ojos. Sus ojos son grandes y sus iris tienen un color tan hermoso que no logro acostumbrarme.

-Tú.

-¡Habla más fuerte, Niall! -reí, porque había hablado en un tono casi inaudible.

-Tú -esta vez se le oye claro así que decido no torturarlo más.

Paso mis manos por sus cabellos teñidos y los agito para que se desordenen. He descubierto que no le gusta demasiado que le revuelvan el cabello, así que es divertido verlo refunfuñando al respecto. Cuando sus amigos se lo hacen, se vuelve loco y protesta con una serie de palabrotas interesantes; sin embargo, cuando yo lo hago, apenas gruñe un poco.

-Oh, pero si eres adorable -hablo, usando la misma voz que con mi perro.

A Niall se le escapó una sonrisa breve y reanuda el juego sin felicitarme. Siendo así, me siento a su lado y me acomodo en el sillón. Me siento con mucho más confianza que antes, a pesar de que soy una pésima jugadora. Como venganza y para alimentar su ego, metió un gol. Toda la autoconfianza y autosuficiencia que parecía haberse quebrado después de que yo anotara había vuelto. El rubio me miró con una sonrisa torcida y una ceja hacia arriba, inclinado hacia mi.

The One I Want (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora