Capitulo 16. Sin señales de vida

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Ese corazón herido se cierra a todos los consuelos, se oculta a todas las miradas.

-William Shakespeare.

No hay mensajes nuevos.

Ni WhatsApp.

Ni Messenger.

Ni Skype.

Nada.

Cero.

Han pasado varios días desde que conocí a "Annie" en la playa, no de una manera genial.. Es más, creo que no le agrado y viceversa, solo actuamos frente a Kou, pero desde ese día no he sabido nada de él, no contesta mis mensajes y tampoco ha llamado. Suspire. Sé que no había visto a su hermana desde hace mucho tiempo pero me siento olvidada... al menos me hubiera gustado que avisara si se encuentra bien y de paso... tal vez salir. Estas definitivamente no son las vacaciones que esperaba.

Lo único que me distraerá de esta tortura es que tengo que llevar a Chad al veterinario ya que últimamente lo hemos notado raro, ha andado con sus ojitos lagrimosos, aparte de que ha estado estornudando y tosiendo demasiado.

Lo metí en la bolsa que compre hace poco donde transportan a los animales y me encamine a la parada de autobuses, es la primera vez que iré a uno pero se mas o menos donde queda. Me subí al autobús y me senté a esperar mi próxima parada.

Me había perdido un poco con las direcciones pero por suerte unas personas muy amables me ayudaron a encontrar el edificio. Entre y me dirigí hasta donde se encontraba la recepcionista.

—Buenos días, ¿Tengo que hacer una cita o algo así para que vean a mi gato? —le pregunte a la mujer sentada frente a mí, despego la vista del ordenador para ver quién era la que interrumpía con su labor.

—Buenos días —sonrió con sus labios pintados de lápiz rojo—. No tiene que hacer cita, solo tiene que llenar un formulario que le entregare y esperar pacientemente su turno —dijo tendiéndome una hoja y lápiz.

Llene el formulario con los datos de Chad y míos, se lo di a la recepcionista y me senté en uno de los cómodos asientos que habían. Por suerte solo había una anciana con un perico, o ¿Loro? No sé cuál es la diferencia, y una pequeña niña con un hámster en una jaula, la imagen de Ely viene a mi cabeza y rio internamente. El edificio es muy bonito, las paredes están decoradas con dibujos de diferentes animales, algunos están tristes, pero el dibujo de un doctor curándolos me hace sonreír, los animales felices representan los que han sido sanados por él.

A pasado al menos una hora, la niña se ha ido pero la anciana aún no ha salido del consultorio, ¿Tan mal esta su perico... loro? Ahora se encuentran tres personas más, un señor con un Pitbull, el cual he notado que es muy cariñoso ya que cuando entro me pavoneo su cola y lamio mi mano, es una ternura, no sé porque algunas personas insisten verlos como animales peligrosos. Había un niño de al menos unos 10 años que me miraba de reojo y me sonreía nerviosamente con sus mejillas sonrosadas, llevaba un gatito más pequeño que Chad en manos, es completamente negro a excepción de una de sus patitas la cual es blanca. Le sonreí de vuelta. También se encontraba una chica con una tarántula en una caja de cristal, eso sí me daba miedo, espero que mi turno sea pronto, no quiero estar aquí cuando la araña se escape.

La anciana al fin salió con su mascota.

—Srta. Murakami, ya puede pasar —anuncio la recepcionista.

Me levante de donde me encontraba y mis muslos agradecieron por levantarme. Me dirigí al consultorio donde encontré a un joven con una bata, estaba de espaldas pero pude notar que tenía el cabello largo. Puse a Chad sobre la mesa que estaba en el centro, supongo que aquí es donde ponen a los animales.

CHIAI "Amor Eterno"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora