Te encontré primero.

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Imaginemos por segunda vez...

Di un paso hacía atrás y su mano cayó a un lado de mi muslo. Aquella sonrisa, que hace unos segundos atrás habia logrado conquistarme, había desaparecido.

— Lo..Lo siento Señor — Volví a mi posición actual.

— ¿Es acaso una condición que no vea? — Bufó, pareciendo molesto.

— No, de lo contrario, podría ser divertido — Solté una risita tonta.

¿Qué divertido tendría esto, si era inexperta en seducir hombres?. Tapé mi boca para ahogar un frustrado suspiro y sonreí. La música esta ahora, quien me daba ese empujón para continuar con esto. Solo un sucio secreto en un sucio lugar.

— ¿En que piensas? — Su dedo trazó mi abdomen y guió su boca hasta allí.

— En cual sexy se me ve las bragas rojas que tengo — Murmuré.

— Ummm ¿si? — Dijo dando besos castos por allí abajo — Continua...

Tomé sus manos y las lleve a mis pezones, que sorpresivamente para mí, estaban erectos. Esperando el momento de ellos, de que él se ocupara con esa preciosa boca.

— Y de cuan caliente me pone todo esto — Mi boca se topó con la de él.

Sus labios encajaban a una medida perfecta, como si fuéramos creados uno para el otro. Trazo la comisura de mis labios con su lengua para tener acceso dentro y lo logró. Cortó mi gemido al momento en que apretó mi culo y me besó deliberadamente.
Un beso así por este hombre debería ser un pecado mayor.

— ¿Más? — Musitó en mi oído, mordiendo el lóbulo.

— Si, si por favor — Implore — Los lentes... Quítatelos.

— ¿Segura? — Asentí bobamente hasta unos segundos después, opté por sacarlos del camino por mi propia cuenta — ¿Y que tal? ¿Aun mas feo?

— Hay peores — Reí graciosa.

Y ahora de cual sea su condición, la belleza que albergaba sus ojos color dorado era indiscutible, como si detrás de ellos se escribiese la mas maravillosa historia de amor. Él debía serlo, un maravilloso cuento de hadas con un solo obstáculo.

— ¿Por qué estas seguro en que soy la indicada? — Solté a mitad de llegar a estar completamente desnuda.

— Porque la noche en donde perdí la vista, fue por venir aquí a verte, agitando esas caderas al compás de The Weeknd, lo recuerdo tan bien — Acunó mi rostro en sus manos.

— Debes estar bromeando — Dije entre sollozos.

— No, llevaba semanas viéndote desde lo lejos. Descubrí esa misma noche que mi esposa me engañaba y creí que estar aquí, ajeno al mundo, solo contemplándote, me haría olvidar de todoo...

— ¿Y lo hizo? — Tragué el nudo de mi garganta.

— Tú dime donde estoy... — Sonrió.

Antes de que fuese capaz de hablar, se hizo líder de mi boca, dándome los segundos exactos para dar una respiración rápida y volver a sentirnos uno.

Ahora, la habitación era inundada de la maravillosa canción "Dark Times". Y siguiendo las notas musicales de aquella guitarra y cual fuese los demás instrumentos, danzo conmigo alrededor de la habitación. Su mano sujeta a mi cintura y mi rostro descansando en su honbro, ya completamente desnuda.

— No es justo que no estemos en las mismas condiciones — Sonreí.

— Entonces haz algo al respecto — De un fugaz movimiento aterrizamos en la cama, justamente arriba de él — No he perdido la ubicación de algunas cosas de aquí...

— ¿Ya has estado en esta habitacion? — Enarqué una ceja.

— Si, he hecho tantas cosas malas que estoy dispuesto a enseñarte...

— A su disposición, es su cumpleaños Señor Bieber — Dije lo demasiado cerca de sus labios.

— Lo que sucede es que si a ti te gustaría ser compartida — Sonrió.

Oh dios. Él quería a sus amigos aquí.

La Elegida {Imagina}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora