Capítulo 4: La Cena

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Anne

-¿Estás diciendo que vamos a casarnos?- inquiero una vez más solo para cerciorarme de que haya oído bien y Freya asiente en mi dirección

-Este sujeto me lo dijo y de verdad dudo que esté mintiendo- señala- No es como que él quisiera casarse tampoco, por lo que vi

-Nadie quiere casarse Frey, tenemos diecisiete años- remarca Candy y tiene toda la razón, a esta edad deberíamos estar en casa buscando ser admitidas a alguna universidad, no en este horrible lugar intentando salvar el mundo

-Es simple, tenemos que preguntarle a nuestros padres en la cena- Amara toma el camino fácil y yo analizo el rostro del resto de las chicas, adivinando que no están demasiado seguras de seguirle el rollo en esto

-Los vamos a ver por primera vez y aparentemente son los reyes y reinas de estos lugares- explica Lena- ¿Realmente quieres hacerlos enojar?

-No tienen por qué enojarse, no vamos a preguntarles nada malo- repone con completa naturalidad y admiro la valentía de esta chica. Llevamos menos de veinticuatro horas metidas en este lugar y ella ya comienza a hacer preguntas.

-A propósito, ¿qué usarán para la cena?- pregunto con la esperanza de que mis amigas me orienten un poco en lo que debo ponerme

-No tengo idea- Lena sube los hombros- Tengo un montón de ropa en el armario pero honestamente no tengo idea de si me gustará o no

-Nuestros padres se encargaron de tener bastante ropa disponible para el momento en que llegáramos- comenta Freya que ya luce como toda una bruja en potencia

-Diablos, estoy tan confundida con todo esto...-miro a través de la ventana y el cielo es de un gris oscuro bastante deprimente. Quiero volver a casa, con mis padres (que en realidad no lo son), y mis mascotas

Odio esta realidad, odio haber sido elegida y odio que el futuro de toda la humanidad recaiga en nosotras. Nuestros padres pueden tenernos toda la fe que quieran pero ni siquiera imaginan que han depositado su confianza en frascos huecos, sin esperanza.

-Saldré a tomar aire un minuto- anuncio y salto de la silla, dirigiéndole a mis amigas la mirada de "No me sigas, necesito un momento" que ellas interpretan a la perfección

Recorro los pasillos de piedra del castillo en que nos hospedamos y noto algunas personas que pasan a mi lado y asienten como si fuese una figura de autoridad allí. Estoy segura de que si se tratase de alguna maldita abusiva, me aprovecharía de ellos para tomarlos como sirvientes. Pero estos seres me dan lástima, me da mucha pena la forma en la que viven y esa idiotez de la jerarquía por la que se rigen. Me gustaría decirles que de donde vengo las monarquías ya no existen y es el pueblo el que manda el gobierno, casi siempre. Pero terminaría en la hoguera o algo así y no quiero arriesgarme.

-¿Algo perdida?- inquiere una voz en medio de la nada y miro hacia fuera para comprobar que un joven de más o menos mi edad se encuentra allí. Tiene el cabello rubio, los ojos café y una gigantesca sonrisa que parece simpática- Eres la Princesa Annelisse

-Anne- digo a secas y me arrepiento al instante, este sujeto quien diablos sea no tiene la culpa de que me llamen por un nombre equivocado o que yo haya aprendido mal- Disculpa

-No es nada, mi padre me dijo que de seguro vendrían creyendo tener nombres diferentes a los verdaderos porque esa era la única forma de proteger sus identidades- asegura- Soy Cameron, por cierto

-¿Y quién es tu padre?- inquiero

-Lycaón- sentencia- Rey de los Hombres Lobo

-Oh, ya veo-me muerdo el labio- Por favor dime que tú y yo no...

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