El comienzo

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Otro frío día que tenía que soportar en el Instituto. Me hacía ilusión dar clase de historia ya que estábamos dando el siglo XVIII, justo en el momento de máximo esplendor del asombroso Prusia.

¿Cómo le había cogido tanto cariño a esa nación? Es un poco difícil de explicar para mí, porque soy todo lo contrario de esa personalidad tan dinámica.
No soy muy social, tímido, con poca confianza en mi mismo...
Creo que por ese ego que tiene... me parece increíble. En el verano del 2015, me había visto todos los capítulos en una semana de julio.

Hora: 08:25am~Comienzo de las clases~

-Bueno, chicos. Voy a explicaros el final de Napoleón -comenzó a decir el profesor, mientras miraba embobado el mapa en el que salía el Reino de Prusia- En la batalla de Waterloo, el ejército prusiano y británico vencieron a Napoleón.

-¿P-Prusia...? -preguntó una chica- ¿Eso es Rusia? ¿No?

-¿¡Qué!? No. Ese es el Reino de Prusia y no, ¡no es Rusia! -dije al oír esa pregunta que había atacado a mi país favorito.

Al haber dicho eso me sonroje sin darme cuenta. Seguí atendiendo mientras miraba cuadros de Napoleón en el libro.

***

Al día siguiente, cantaba emocionado "Mein Gott". Esa canción me animaba y mucho. Lo malo es que no podía alzar mucho mi voz, porque tan sólo eran las 06:15 am.

Antes de irme, miraba mi agenda en la que estaba casi llena de dibujos de Prusia.

Al llegar al Instituto, me senté sólo. Mi mesa de al lado vacía, porque había perdido a mi mejor amigo... la distancia me mataba cada día.
Después de la hora de salud y de matemáticas (en la que casi muero por el aburrimiento), tocaba clase de inglés.

Hora: 10:15am

-Hoy, ha venido un nuevo compañero -dijo la profesora sonriendo (también es nuestra tutora)- Se llama Gilbert...B-...

(¿¡GILBERT!? ¡Esto tiene que ser un sueño!)
Miré hacia la puerta ya que estaba entreabierta y entró un chico alto y con una sonrisa asombrosa.

-¡Beilschmidt, Gilbert Beilschmidt! -gritó emocionado y mis compañeros le miraron extrañados y empezaron a murmurar.

-E-eso... -dijo nerviosa la profesora ante su grito- Presentate un poco, si quieres Gilbert.

El peliplata se subió a la pequeña tarima y nos miró sonriendo mientras sacaba un mapa de Europa pequeño.

-¡He nacido en Berlín! Pero, he vivido a ratos en Postdam, Königsberg y Berlín. Ah, Königsberg es Kaliningrado, está en Rusia... -dijo señalando las cuidades en el mapa y murmuró lo último entre dientes.

-¿Sabes ruso? -preguntó alguien de atrás, mientras me perdía en sus ojos rojizos.

-Was? (¿Qué?) No necesito ese idioma teniendo el alemán... Bueno el español que estáis escuchando es gracias a mein Freund (mi amigo): Antonio. Kesesesesese! -se empezó a reír y vi que tenía una Cruz de Hierro como colgante. Noté que mi colgante de la misma Cruz estaba metido por debajo de mi camisa y maldeci en bajo.

-Let's start, guys! (¡Empecemos chicos!) Gilbert, you can... sit there. (Gilbert, puedes... sentarte ahí.) -señaló el asiento que había a mi lado.

Se sentó a mi lado y vi que no tenía el libro y le puse en el medio de las dos mesas.

-H-Hallo, Gilbert. Ich bin Sora. Wie geht's dir? (Hola, Gilbert. Soy Sora. ¿Cómo estás?) -le pregunté en alemán. Sabía alemán, porque había visto la televisión austríaca desde pequeño.

-Oh, mir geht's großartig!!! Und dir? Du kannst Deutsch sprechen, und das ist wunderbar! (Estoy genialmente. ¿Y a ti? Puedes hablar alemán y eso es genial.) -dijo revolviendome el pelo y mis mejillas se sonrojaron más.

-What's up?! (¿Qué pasa?) Gilbert, Sora... speak but only in english, please!!! (¡Hablad pero sólo en inglés, por favor!) -nos interrumpió histérica, la profesora al ver a toda la clase hablando.

-S-sorry, Gilbert... -susurré sonrojado. No podía esperar a la hora del recreo.

***

Hora: 11:05am~Durante el recreo~

-¡Gilbert! -le llamé antes de que saliera de clase- ¿Quieres que vayamos a fuera? -sonreí levemente mientras me ponía el gorro y la chaqueta.

-Kesesesese, lo haré porque mi asombrosa persona lo ha decidido -dijo riendo y seguía con una chaqueta negra pequeña y abierta, como si no sintiera el frío.

Bajamos las escaleras para salir a fuera y noté como los de bachillerato le miraban al ver que no salía abrigado.

-¿No tienes hambre? -dije mientras señalaba un bar- Allí venden bocadillos, te puedo comprar uno... Son de tortilla de patata -dije cogiendole la mano un momento para dejar un euro y diez céntimos que era lo que costaba el bocadillo.

-Dankeschön... (Gracias...) Esto es asombroso de tu parte, ¡pero no llega a lo que el grandioso yo ha hecho!

-En eso tienes toda la razón -reí levemente y pasamos al otro lado de la calle para entrar al bar.

Después de unos minutos de espera en la cola pudimos comprar el bocadillo. Y nos fuimos a un par de calles atrás, donde sabía que casi no había nadie.

-Gilbert... eres asombroso -dije sonrojado mientras miraba como comía.

Vi que quería contestarme con toda su emoción pero casi se atraganta por mi culpa.

-L-lo siento, ¿estás bien?

-¡Yo siempre lo estoy! -dijo con toda su energía después de beber agua.

Sonreí levemente y esperé pacientemente a que acabase de comer.

-¿Te ha gustado? -dije al ver que tenía trozos de tortilla por la cara.

-¡Sí! Aunque Antonio ya me había hecho probar sus tortillas... Casi me mete en una plaza de toros por no hacerlo... -dijo mirando al suelo y recuperó su increíble sonrisa.

-Jajajaja -reí al imaginarme lo que me contó y paré de reírme por no ofenderle- Gilbert, quiero preguntarte si...

-¿Si?

-Tú... Gilbert... ¿eres ¡el asombroso Prusia!? -pregunté poniendo las manos en sus hombros y noté la gran diferencia de altura. Era él... estaba seguro porque... era Prusia pero, más joven como... yo... de unos 16 años...

Sonrió y buscó en su chaqueta para sacar con rapidez una bandera del Reino de Prusia.

-Kesesesesese! Ja, wohl! Ich bin das Preußen! (¡Claro que sí! ¡Soy Prusia!) -gritó aquello antes de abrazarme con la bandera- Sora, eres asombroso por el sólo hecho de estar en mi presencia...

-S-sí... -me puse como un tomate de España.

Al verme así, el asombroso Gilbert se empezó a reír y se separó de mi al oír el timbre del fin del recreo.

-¡Tenemos que volver! -grité nervioso al ver que nos cerraban las puertas- Ah, sí. ¿Puedes venir a mi casa esta tarde...? -pregunté en bajo antes de empezar a correr hacia el Instituto.

-¡Sí! ¡Invadiré tu hogar, Sora! -dijo riendo.

Al final no llegamos tarde, pero si una bronca de la profesora de lengua. Pero eso, para mi no tenía importancia. No podía dejar de pensar en lo que podría pasar esa tarde porque soy fundashi y de corazón...
(¿¡Por qué soy tan uke!?...) Pensé sonrojado al notar el estómago lleno de mariposas.

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⏰ Última actualización: Feb 13, 2016 ⏰

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¡No Me Dejes Nunca! (Hetalia/Prusia x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora