VIII. LEONES DE LA ROJAVA - PARTE II

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Hacia fines de 2014 la República Árabe de Siria permanecía enredada bajo las filosas espinas de una sangrienta guerra civil. Pero esta no era como cualquier otra guerra civil convencional. ¿Por qué? Bueno, trataré de explicarlo de la manera más sencilla y objetiva posible, pero para eso es necesario retroceder un poco en el tiempo y abstraernos por unos minutos de la novela.

Finales del año 2011. El descontento general de una gran parte de la sociedad siria para con el entonces gobierno de Bashar Al-Assad, aglutina diferentes marchas y protestas pacíficas en distintos puntos del país. Un gran estrato social comienza a hacer sentir su disgusto para con la clase gobernante. En lo que respecta, básicamente, los móviles de las manifestaciones incluían el hartazgo social contra la corrupción y la insatisfacción popular producida por erradas políticas económicas. Economía y corrupción: simple. Como se verá, los motivos no parecían ser muy diferentes a las distintas protestas que se llevan adelante en cualquier país del mundo. Sin embargo, algo estaba por ocurrir, algo diferente iba a suceder; se podía oler en el aire. ¿Por qué? Porque pocos años atrás, la famosísima "primavera árabe" comenzó con las mismas protestas y se llevaron puesto dos presidentes, Mubarak en Egipto y Gadafi en Libia. Pero volvamos a la Siria de entonces; la sociedad disconforme ansiaba con que esa "primavera árabe" llegara a Siria, mientras que Al-Assad solo tenía pesadillas con que eso ocurriera, porque sencillamente podía costarle el cargo de presidente. Y esto último, es la consecuencia más importante del desenlace que acontecerá: Al-Assad y su miedo a que la primavera árabe llegue a su país...

¿Cuál fue la mejor idea del presidente sirio para evitar que su país contraiga esa temible enfermedad de la primavera? Bien, por lo que sigue luego está claro que seguramente no fue la mejor idea. Por el contrario, fue la peor. En aras de evitar que la sociedad se rebele en contra del gobierno sirio, Al-Assad se anticipó y se rebeló él. ¿Cómo? Pues bien, sacando los tanques a la calle y reprimiendo las protestas sociales con balas letales. Fue con tanta vehemencia que una revuelta estudiantil en el sur de Siria, en Daraá, terminó con una veintena de jóvenes estudiantes masacrados y torturados por el ejército gubernamental. Esta sanguinaria medida, lejos de intimidar a las masas y obligarlos a abandonar las protestas, provocó el efecto contrario. Las manifestaciones se multiplicaron y se extendieron a todas las ciudades del país, la represión fue en aumento y la contestación violenta de las masas también. En una escalada de violencia sin precedentes, los ríos de sangre comenzaron a correr a caudales por las calles de las principales ciudades sirias. El descontento generalizado alcanzó su pico máximo y cada vez más grupos se rebelaban contra el aparato del Estado. La caldera estaba a punto de estallar.

¿Y cuándo estalló? Bueno, aún hoy en día pregona cierto debate sobre este punto, pero lo cierto es que hay un episodio que se convirtió en momento bisagra para toda la historia de la República Árabe de Siria. El descontento hacia Al-Assad llegó a repercutir por dentro de sus Fuerzas Armadas, y allí es cuando ocurre la verdadera y sangrienta grieta. Algunos soldados, oficiales y comandantes, se rebelaron contra las órdenes de Al-Assad y pasaron a la clandestinidad. Pero estos no se quedaron cruzados de brazos, se organizaron con las masas insatisfechas y formaron un ejército paralelo. Dicha milicia pasó a llamarse Ejército Libre Sirio, "ELS" (o en inglés, Free Syrian Army -FSA). Allí comenzó la verdadera Guerra Civil siria. Los combates se intensificaron en diversas calles y ciudades hasta que los muertos comenzaron a ascender escandalosamente. Hacia fines de 2013, la cifra superaba los 200.000 muertos. Una catástrofe humanitaria comenzaba a azotar Siria y esto solo era el principio de la guerra.

Pero volviendo a la pregunta principal... ¿Por qué decimos que la guerra civil en Siria es diferente a cualquier otra? Por lo general, la historia nos ha mostrado en repetidas ocasiones que estos conflictos suelen enfrentar dos posiciones muy distintas de carácter político. Así lo fue por ejemplo en Venezuela, que enfrentó a centralistas con federales; algo similar ocurrió en Argentina con unitarios y federales; también en Estados Unidos, con su famosa Guerra de Secesión (norte versus sur); o en Ecuador con liberales y conservadores; a su vez ocurrió algo análogo en Irlanda, en España, Costa Rica, Cuba, etc. Así podríamos seguir hasta el hartazgo repasando todas las guerras civiles de la historia, en la que dos bloques antagónicos, se enfrentaron política y militarmente. Pero devuelta, ¿por qué la guerra civil en Siria no tiene el mismo carácter? Si bien en un principio podríamos decir que se enfrentaron pro-gubernamentales y anti-gubernamentales, lo que ocurrió luego la diferencia de toda guerra civil anterior. Y por tercera vez, ¿por qué? Porque además de que el trasfondo del conflicto fuera político también lo era religioso, y aquí es donde ponemos el ojo. Que una guerra civil tenga un trasfondo político y también religioso, significa que no habrá solo dos bloques enfrentados, sino varios. Esto último empeora circunstancialmente la situación, porque aquí es donde entra en juego el Islam por detrás de la política.

OPERACIÓN TEMPESTAD  #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora