Josuke no se quedó dormido hasta que se dio un baño y tomó chocolate caliente, como le había dicho su padre. Incluso Joseph le contó alguna historia corta para intentar distraer su mente. El hombre mayor recordó que cuando era niño tenía dificultades para dormir, pero estas se disiparon con el tiempo... esperaba que a su hijo se le pasara pronto y que no le diera más problemas. ¿Estaría preocupado por la enfermedad de su abuelo? Era lo más seguro... de él dependía que Josuke se tranquilizara y que a partir de ese instante, lo pasara mejor.
El jueves dio paso al viernes y este al sábado con la rapidez de un parpadeo. Con el transcurrir de los días, Josuke se sentía mejor: quizás era necesario que pasara un tiempo con su padre –a pesar de que Tomoko lo dejó ahí, a regañadientes... pero sabía en el fondo que no estaría mejor en ningún otro lugar–. El muchacho se repuso de humor con algo de lentitud, Jolyne le alegraba el rato, así como Joseph intentaba hacerlo reír; definitivamente era difícil hacerle pensar en otra cosa que no fuera el estado de su abuelo, así que trataban de mantenerlo ocupado hasta que caía rendido y dormido.
Funcionaba.
También funcionaba con los adultos: apenas quedaban con energías para poder irse a dormir y eso era decir mucho. De eso se dio cuenta Jotaro por la mañana, mientras Jolyne lo agitaba y le pegaba con la almohada llamando:
–Papá. Papá. Papá. Papá.
El hombre gruñó y se volteó para abrazar a su pareja, quien le susurró:
–Te habla tu hija, Jojo...
–Todavía no amanece... es tu alumna y tu hija también...
–Ya amaneció, viejojo~ --Decía la niña, mientras seguía pegándole. Jotaro abrió un ojo y vio a su hija, sonriendo abiertamente.
–Ven, –Ordenó con voz suave. –métete con nosotros. Todavía es muy temprano.
–No quiero, seguro están desnudos.
–Ay, me has visto decenas de veces, exagerada.
– ¿Cómo supo? –Musitó Kakyoin, jurando que la niña no escuchaba. –Si casi ni hicimos ruido...
–Casi. –Respondió Jolyne, metiéndose entre los dos. – ¿Creen que nací ayer o qué? –Ambos hombres la abrazaron y los tres juntos conciliaron el sueño sin importar la hora.
***
Un peso sobre Giorno le impidió levantarse aquella mañana. Temió que la cena con Mista –Ensalada Cesar original: lechuga, crutones, parmesano y aderezo especial- hubiese sido mala para él, pero al abrir los ojos, se encontró con su padre acostado en su cama, rodeándolo con un brazo, mientras dormía con profundidad.
–Padre. –Llamó el muchacho. –Despierta. ¿Padre?
El hombre se estremeció y después se estremeció, bostezando. Miró a su hijo mientras se tallaba los ojos. –Buenos días, Haruno. Ya te extrañaba.
–Buenos días. –Respondió. – ¿A qué hora llegaste? ¿Todo bien?
–Todo bien. –Dijo. –Llegué a las cuatro, vine a cobijarte y me quedé dormido... –Volvió a bostezar. –Fue... un viaje pesado...
–Necesitas descansar, Padre.
–Eso será luego de que tomemos un baño y desayunemos, ¿te parece? –Dio comenzó a aflojarse la corbata, aunque no se desabrochó la camisa. La cicatriz en su cuello le avergonzaba y le hacía sentir incómodo. –Más tarde podemos jugar tenis o practicar algo juntos.
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Sweet dreams (are made of this) -Jojo's bizarre adventure-
Fanfiction¿Serán los sueños manifestaciones de deseos reprimidos o ecos de vidas anteriores? Cada noche, Kakyoin Noriaki tiene pesadillas tan reales como para hacerle creer que alguna vez vivió lo soñado; al despertar, el tedio y la rutina le hacen pensar qu...