¿A dónde vas?

9.9K 752 265
                                    

-¿A dónde vas, Nico?

El hijo de Hades se sobresaltó al oír esa pregunta. Se dio vuelta para ver el dueño de la voz y se sorprendió. ¿Qué hacía Will Solace, hijo de Apolo, hablándole a las 5 de la mañana?

-¿Qué haces despierto?- le preguntó.

-Sabes, es de mala educación responder a una pregunta con otra.- bromeó el sonriente hijo de Apolo al tiempo que se paraba frente a él.- Pero como soy una buena persona te lo dejaré pasar y te responderé. Estoy despierto porque soy hijo de Apolo y me levanto con el amanecer.- señaló al horizonte, donde pudo ver al sol asomarse entre los árboles.- ¿Ahora me respondes mi pregunta?

¿Qué se supone que le diría? Ni siquiera sabía en qué situación estaba con el hijo de Apolo. Sí, tenía sentimientos que iban más allá de la amistad hacia él, pero había logrado calmarlos. De todas maneras, no había manera de que Will le correspondiera. Aún así se sentía un poco mal al dejar el campamento. Pero debía hacerlo. Era la única manera de no verlo. Ese semidiós lo seguía a todas partes con sus "órdenes del doctor", quién sabe por qué.

Obviamente visitaría a sus amigos, sobre todo a Jason, Hazel y Reyna, de vez en cuando. El problema es que, ahora que Will se enteraría de sus planes, seguramente le insistiría en que se quedara, y el hijo de Hades tenía una debilidad por esos ojos azules. De modo que decidió la salida más segura y fácil; mentir.

-Yo... Iba al McDonalds.- dijo.

-¿Con tu mochila?- cuestionó el hijo de Apolo.

Mierda.

-Eh, yo...

-Dime la verdad, Nico.- le pidió Will en tono amenazante mirándolo con sus grandes ojos azules. El hijo de Hades intentó no mirarlos, pero no pudo evitar caer hipnotizado en ellos.

-Yo...- Nico suspiró.- Pensaba irme... con mi padre.

-¿¡Al Inframundo!?- gritó Will. Luego bajó la voz. Después de todo, seguían siendo las 5 de la mañana.- ¿Por qué?

-Bueno...- el hijo de Hades dejó la frase colgando.

-Dime.

-Me iba a ir... por ti.

Nico se odió por decir eso. No pudo evitarlo; Will tenía ese efecto anti-mentiras sobre él.

-¿Por... mí?- el hijo de Apolo pareció descolocado. Un rayo de tristeza pasó por sus ojos.- ¿Qué te he hecho?- preguntó en un susurro.

-Yo... Tú no me hiciste nada, es sólo que... yo...- Nico suspiró.- No puedo hacerlo.- murmuró mientras se daba vuelta y unas sombras comenzaban a cubrirlo.

-¡No!- exclamó el rubio mientras lo agarraba del antebrazo. Nico ya se había acostumbrado al contacto físico, pero no a su contacto. El suyo era diferente al de Percy, Reyna o Hazel. Ninguno de ellos le causaba esas corrientes eléctricas que le recorrían todo el cuerpo. Intentó sumergirse más en las sombras, pero algo se lo impedía. Se dio vuelta y miró su antebrazo. La mano de Will estaba brillando, ahuyentando las sombras para que el pelinegro no pudiera huir de él.

-Nico, dime qué pasa. ¿Te vas por mí culpa pero yo no hice nada? No entiendo.- el hijo de Apolo parecía realmente frustrado y... ¿triste?

-Yo no... no puedo, Will.- le contestó Nico agitando su brazo para librarse del agarre del rubio. Pero éste lo tenía bien sostenido. El hijo de Hades se dio vuelta y comenzó a tirar de su brazo, realmente desesperado. Al ver que lograba soltarse, el hijo de Apolo tiró de él y agarró su otro brazo con la mano que le quedaba libre, quedando Nico frente a Will, a una distancia bastante... cercana, para el gusto del primero.

¿A dónde vas? (Solangelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora