RELATO 1: TSUNAMI

109 13 0
                                    

Acariciaba mi cuerpo lentamente con su tabla, surcaba mis olas, cubría su cuerpo de salitre, mojaba su larga melena castaña en mis aguas cristalinas...
Yo sólo me preparaba para ella, recogía, ordenaba,y disponía a mis empleados sólo cada vez que ella venía a visitarme.
Ella venía siempre radiante y fuerte. Era muy valiente, tan valiente como yo, incluso más. Me corrijo, era la persona más valiente que conocí. Incluso se atrevía a visitarme cuando estaba enfurecido y ni siquiera ella podía calmarme.
Era mi amiga aunque ella apenas supiera lo mucho que para mi significaba. Lo que ella no sabía, ni sabrá nunca es que a mi ella me encantaba.

Y pensaréis, ella, quien es ella? Su nombre era Rosann. Un nombre precioso y que, cada vez que lo oía, me ponía muy nervioso y empezaba a bajar y subir más de lo normal la marea. Y claro, a marear a Herni. Creo que es una persona muy paciente conmigo. Se pasa todo el día escuchando mis delirios, durmiendo y dándome consejos.
Mi vida era perfecta para aquel entonces, Rosann, Henri... Tenía todo lo que deseaba, incluso más.
P

ero... Todo pasó muy deprisa, el viento ( mi enemigo mortal debido a que siempre me enfurece y hace que tiemble medio mundo) combinado con la siempre temblorosa tierra y el frío aire, me llenó de rabia aquel 5 de abril, y entre la ira y la furia acumulada no fui capaz de controlarme, y... Me levanté en armas contra todo el mundo, en aquél momento ya no sabía quien era y quien dejaba de ser mi amigo.
Arrasé con todo... Con mi querida Rosann, tan inocente y tierna, vi como soltaba su último suspiro diciendo:" Al menos será a su lado..." Y luego dejaba de respirar; vi como la gran concha de Henri se partía en dos, era la primera vez que veía a una tortuga en aquel estado...Murió al
momento del impacto, y así unos tras otros fallecían todos mis seres queridos.
Intenté salvarlos, pero mis manos no sirven para más que hacer daño. Ahora estoy solo, no hay nadie con quien hablar, desahogarse o pasar el rato. Añoro a Rosann ella no tenía la culpa de nada, lo único que queda ahora son enemigos, viento, aire y tierra a los que jamás perdonaré, aunque se hicieran mis amigos; fueron ellos los que me hicieron hacer esto y por lo que estoy tan mal. Es todo muy injusto. Quiero a Rosann surfeando de nuevo en mis olas, notando su piel conmigo, levantarla cuando se caiga de su tabla...
Quiero tanto y tengo tan poco...
Mejor dicho; no tengo nada ni a nadie. Nadie...
Lo peor es que aunque quiera... No puedo morir.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 12, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MicroficciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora