–Pero, ¿seguro que papá está bien?
–Ya te dije que sí, Jolyne, sólo se quedó dormido cuando estábamos con el director... –Decía la voz de Joseph, muy de lejos, igual que la voz de la chiquilla.
–Abuelito, no me digas que sólo fue a dormir...
–Errr... no...
– ¿Entonces?
–Ay, niña, ¡tranquilízate! Si pasara algo, seguro ya lo habrías--- –Se detuvo cuando la luz comenzó a entrar en sus ojos, violenta y abrupta. Jotaro enfocó y tenía a su abuelo y a su hija casi encima de él. En ese instante, el volumen se ajustó y pudo escucharlos con normalidad. –mira, está abriendo los ojos...
–Viejo. –Susurró.
–Jolyne. ¿Qué sucede? –Se incorporó sobre el futón y su hija se aferró a uno de sus brazos, preocupada. – ¿Cuánto tiempo pasó?
–Jolyne estaba preocupada por ti, pero parece que no recuerda que hay que dejarte descansar... –Decía Joseph, rascándose la nuca. Jolyne abrió los ojos desde el brazo de su padre y le sacó la lengua de manera burlona. El hombre mayor negó con la cabeza y suspiró. –Ya anocheció, pero dime, ¿cómo te sientes tú?
–Confundido. –Jotaro y su abuelo se miraron por instantes: no podían hablar sobre las pesadillas con Jolyne ahí, menos sobre la naturaleza de su desmayo. –La cabeza me punza un poco.
–Te urge descansar. –Lo reprendió su abuelo. –Y ciertamente a Jolyne también. Hora de dormir, sirenita.
– ¡Pero, abuelo...! –Reclamó cuando Joseph la levantó en brazos y éste se puso de pie.
–Despídete de su padre. –Jolyne arrojó un beso, de mala gana y se alejó en los brazos de su bisabuelo. –Por cierto, Jotaro, te guardamos cena.
–No tengo hambre, viejo. –Decía Jotaro, acomodándose de nueva cuenta en el futón. –Gracias de todos modos.
–Buenas noches, entonces hijo. Descansa. –No escuchó nada más, supuso que Joseph había salido de la habitación dejando la puerta abierta. Aún recordaba los caóticos acontecimientos de la tarde, desde la visita al colegio, la información dada por su abuelo, la decisión a la que llegaron y las pesadillas que tuvo al perder el conocimiento. Se estremeció y suspiró.
Sabía que no eran reales pero... ¿por qué seguían atormentándolo como eco de alguna vida anterior? ¿De cuántas vidas anteriores estaríamos hablando?
Oyó pasos en la habitación, ligeros mas decididos. A continuación un rumor de ropas y una respiración calmada, seguida por un canturreo armónico, el mismo que hacía Kakyoin para intentar tranquilizarse a veces. Giró sobre sí mismo y vio al pelirrojo poniéndose la pijama, sin percatarse de la mirada puesta en él. Notó su rostro con un aire de ansiedad, aunque no dejaba de lado la incesante e improvisada melodía, su piel paliducha, la cicatriz rojiza y brillante en su abdomen... sus ojos se cruzaron de manera repentina y el muchacho pelirrojo se arrodilló ante él.
–Despertaste. –Murmuró. – ¿Todo bien?
–Recuéstate a mi lado y estaré mejor. –Dijo. El joven profesor terminó de abrocharse la pijama, apagó la luz, luego cerró la puerta y finalmente se metió en el futón, quedando de frente a su amado. –Ahora estoy mucho mejor, gracias. –Acto seguido, lo abrazó con fervor y cariño, aferrándose a él con dulzura.
–Me espantaste. –Dijo Kakyoin, sepultado en sus brazos. –Me siento como investigador privado pero ¿te sientes mejor ahora?
–Me punza la cabeza... nada que un buen sueño no reponga.
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Sweet dreams (are made of this) -Jojo's bizarre adventure-
Fanfiction¿Serán los sueños manifestaciones de deseos reprimidos o ecos de vidas anteriores? Cada noche, Kakyoin Noriaki tiene pesadillas tan reales como para hacerle creer que alguna vez vivió lo soñado; al despertar, el tedio y la rutina le hacen pensar qu...