Capítulo XXII: Ave enjaulada

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Fue uno de esos momentos extraños donde Caesar entraba a dirección mientras que Jolyne y Josuke estaban sentados en los sillones, esperándolo.

–Abuelito Director, --Se adelantó Jolyne, seria. – ¿podemos hablar con usted?

–Jolyne, el decirme abuelito no te va a--- –El hombre miró a ambos niños: estaban muy serios. –Muy bien, supongo que es algo serio. Pasen. –El director Zeppeli entró detrás de ellos en silencio. Siguió mirando sus rostros inquietos y preocupados. –Entonces sucedió algo, ¿cierto?

–Director, –Jolyne prosiguió hablando. –Gio--- Haruno no vino a la escuela...

– ¿Quieren el teléfono para---?

–Supimos que está en el hospital, Guido Mista nos dijo. –La voz de Josuke era acelerada. –Y sabemos que tiene fiebre muy alta, que corremos peligro, que no hay escapatoria, tenemos que hacer algo...

–Sh, sh, sh... tranquilo, tranquilo... –Caesar le acarició la espalda y lo sentó. –Cuéntame con calma... ¿por qué corren peligro?

–E-es que... no sé si suene grosero, perdón... no sé si pueda comprender por qué...

–Hijo, trata de respirar hondo... a ver... –Ambos respiraron profundamente. – ¿Qué cosa puede ser que no puedo comprender?

–Que esto aterra aún más que las pesadillas... –Susurró. El director palideció de golpe y comenzó a sudar con nervios, con angustia contenida. – ¡Es importante! ¡Queremos ir al hospital!

Caesar los observó por instantes y se chasqueó la lengua: por un lado eran de los chicos más problemáticos del colegio, los más inquietos y a los que más conocía precisamente por esa razón; sin embargo, sabía que los niños difícilmente dejaban a sus amigos de lado y este era uno de esos momentos donde no podían dejarlo atrás... suspiró y dijo:

–Pesadillas... chicos, me alegra que sean tan solidarios con su amigo y que no hayan abandonado el colegio así como así. Sólo dejo salir alumnos bajo condiciones extraordinarias y esta es una de ellas. –Jolyne y Josuke se miraron. –Vayan por sus cosas ahora mismo, los llevaré personalmente al hospital. –Ambos niños corrieron al salón de clases, mientras que el director miraba el retrato donde salía con su hijo, sonrientes, felices y ajenos a sueños perturbadores. – ¿Estaremos cerca de la solución, Marco? Parece que sólo hay dudas... por ahora...

***

–No sabía que le gustara conducir, Profesor. –Decía Josuke en el asiento del copiloto dentro de la camioneta, sonriente. –Mi papá no maneja.

–Lo cual no me extraña ni un poco... –Le respondió Caesar, deteniéndose ante semáforo en rojo. Joseph tenía una fascinación con las avionetas, de las cuales ya había estrellado tres. Tampoco le extrañaría que estrellara una cuarta o una quinta, incluso, ni que su misma suerte lo persiguiera por tierra.

–Director, –Dijo Jolyne, en el asiento trasero. – ¿le puedo preguntar algo?

–Adelante.

– ¿Por qué no le gusta que nos salgamos de la escuela? Bueno, aparte de que es el director y es incorrecto y todo eso...

–Podría haber un accidente. –Respondió con voz seria. –No estoy dispuesto a perder a nadie más luego de la primera vez.

– ¿La primera vez? –Preguntó Jolyne, extrañada. Caesar carraspeó y dijo:

–Ya casi llegamos al hospital, seguro a Haruno le alegrará verlos.

–Entonces, ¿usted ya lo sabía? –Preguntó Josuke. –Apenas nos enteramos por Mista...

Sweet dreams (are made of this) -Jojo's bizarre adventure-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora