Sweet dreams (are made of this) -Jojo's bizarre adventure-

Capítulo XXXI: Perdiendo las esperanzas

–¿Uno de nosotros? –Preguntó Rohan, tratando de sonar sarcástico. –Suena a muchas personas.

–También tenemos espíritus guardianes. –Dijo Abbacchio. –O lo que sea que sean. ¿Por qué? Es del bando contrario, ¿no es así?

El joven profesor miró a todos lados y metió a los chicos a un callejón. Cuando se aseguró de que no hubiera nadie cerca, suspiró y dijo "Heaven's door". Un pequeño hombre traslúcido ataviado con traje, moño y sombrero y un gesto igual de huraño que el suyo apareció flotando frente a él. Los chicos bufaron, asombrados.

–¿Necesitan más pruebas para saber que no voy a atacarlos? –Rohan hizo desaparecer al hombrecillo y les sonrió. –Acepto que sí, sé bastante sobre ustedes, pero de ninguna manera utilizaría esos conocimientos para dañarles. Estoy buscando a alguien y no me daré por vencido hasta encontrarle.

–Qué curioso. –Susurró Fugo ahora. –Nosotros también buscamos a alguien... ¿seguro que no lo busca para aliarse con él?

Mista gimió de dolor y cabeceó, mientras que Rohan volteó a verle. Tomando su mano, esta se desplegó en páginas. Los chicos inhalaron de manera sonora y sorprendida, mientras que el muchacho tomaba una pluma y escribía: "no me dolerá hasta que no pueda ver algún médico". El joven herido abrió los ojos bastante cuando las páginas de su mano se fusionaron con él de nueva cuenta y dijo:

–...ya no me duele... ¡asombroso! –Se irguió más seguro de sí mismo. –¿Podemos ir con Polnareff, por favor?

Rohan salió del callejón con paso firme, detuvo un taxi y lo abordó, no sin antes dirigirse a sus pupilos y decirles:

–Suban. En realidad no sé cómo van a lograr confiar en mí y sé que es bastante difícil, pero créanme: estamos juntos en esto.

Ciertamente el primero en subir al vehículo fue Mista mismo, luego Fugo, Abbacchio, Narancia y Bruno, al final.

–Quizás piensa atacarnos. –Susurraba Abbacchio, con desconfianza. –Es... bastante sospechoso.

–Hay que mantener la guardia alta. –Decía Narancia, bajando cada vez más la voz. –Esa manera de expresarse deja mucho que desear.

–No se atrevería a atacarnos frente a Polnareff, ¿o sí? –Preguntaba Fugo, mirando a Rohan con cautela. Tantas preguntas rondaban la mente de los chicos que era bastante difícil hasta hacer suposiciones.

***

En ocasiones de sumo estrés y ansiedad, algunas personas sienten que el tiempo puede:

a) Acelerarse

b) Alentarse

c) No sentirse

Pero para Kujo Jotaro ninguna de estas opciones era viable pues estaba seguro de que el tiempo se había detenido. Sí, así como lo leen. De manera repentina, en la sala de espera del hospital, dejó de escuchar sonidos, pláticas, trinos de aves, los pies de su hija resonando en la parte metálica de las bancas de la salita. Miró desesperado al reloj y no se escuchaba su segundero, mucho menos se movía, los pies de Jolyne habían dejado de balancearse, sólo se sostenían en el aire; la estación de enfermeras, estática, con las enfermeras mirando expedientes, buscando material para trabajar.

Todo se había detenido... ¡era imposible! ¡El tiempo no fluía!

Apretó la mandíbula y su puño derecho, ignorando las gotas de sudor que recorrían su frente. Inhaló, exhaló y murmuró: –Demonios... –¡Debía concentrarse! ¡No debía permitirse sentirse nervioso! ¿Quizás era un truco de su mente? No... ¡se sentía tan real! Se humedeció los labios y con un esfuerzo supremo, dijo: –El tiempo... s-se reanuda...