Desde El Otro Lado De La Ventana

La Pérdida Parte 9

De pronto, si hay esperanza solo que no puedo percibirla, tal pensamiento me tranquilizo. Durante varias horas estuvimos conversando de tantas cosas, ya ni recuerdo cuales. A lo lejos se acercaba una mujer blanca con cabello encrespado, con sonrisa de oreja a oreja y un fulgor casi cegador en sus ojos.

Cumplí mi promesa, Sarah – Manifestó una voz que jamás había escuchado. Sarah quedo congelada al escuchar esas palabras, sim embargo yo si voltee a ver, en mi rostro se dibujo una sonrisa, que está vez resulto ser sincera y pura, provenía de los mas profundo de mi corazón. Conocía su historia, para Sarah el final de este capítulo llego y otro recién comenzaba.

Ma...má...lo lograste – respondió Sarah con un nudo en su garganta.

La imagen madre e hija me causo envidia y felicidad al mismo tiempo. Me preguntaba cuando llegara ese día para mí pero sabía que jamás vendría. Que tenues y cambiantes eran mis emociones, pase de estar feliz a sentir nada... un profundo vacío, como si alguien hubiese traspasado mi cuerpo, llevándose un poco de lo que tenia. En este momento mis sentimientos tomaron un segundo plano, debía alimentarme cual parasito de una felicidad ajena.

Ya nuestro día llegara – dijo Sabrina, intentando animarme un poco. Deje que mi silencio respondiera, quizás su turno llegaría pero ¿el mío? Mi madre me abandono, el paradero de mi padre era incierto, que futuro tan prometedor tengo.

Sarah se paro frente a nosotras; sus ojos llevaban consigo una mezcla de alegría y tristeza. Tomen... quiero que tengan esto – expuso finalmente, de su bolsillo saco una mariposa, obsequiándonos la mitad a cada una.

Jamás las olvidaré... Cuídense mucho – soltó una pequeña sonrisa, un gran abrazo de esos que parecieran quebrarte los huesos y sin más se fue.

 Su caminata hacia la salida no la perdí de vista, con cada paso que daba le decía adiós a este infierno, lo único que podía hacerla recordar era la inmortal cicatriz sobre su oreja.

Aun continuaba estando claro, pero el anochecer comenzaba a pronunciarse de manera inesperada. La madre naturaleza decidió derramar sus lagrimas sobre nosotros, afuera el lluvia caía a chorros, me asome a ver pero el agua corría con tanta rapidez por la ventana, que era casi imposible ver a través de ella; sin embargo, permanecí en el mismo sitio, tratando de apaciguar la intranquilidad. Su cama estaba tendida como si nadie hubiese estado allí, recuerdos que ahora residen en mi memoria y en el ala de mariposa que me dio como regalo de despedida. 

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disculpen el abandono...aqui les dejo otra partecita...gracias por su apoyo...