Daría todo por ti, con tal de que fueras feliz un instante.

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Dejamos pasar ese tema que, por extraño que pareciera, resultó ser sumamente incómodo para Josh, y lo entendía. No es algo común andar por ahí con tu mejor amiga diciéndose lo que sienten el uno al otro como si luego eso no afectara algo en su amistad.

—Deberíamos irnos ya a casa. —Comentó Josh, sin embargo, siguió parado junto a su moto, sin índice de prenderla.

—Me temo que sí —le respondí, sin hacer tampoco un gran esfuerzo por levantarme de la acera para que nos vayamos.

Al cabo de unos cuantos minutos, Josh salió de su burbuja, y me miró esperando que subiera en la motocicleta, lo vi durante unos instantes, fijándome que me miraba como suplicándome que me levantara para irnos ya, casi, casi me daba órdenes con los ojos, a las cuales, a pesar de ser completamente mudas y poco existentes, decidí cumplir.

Me subí y luego de acomodarme, él se montó también, empezando así, un trayecto a casa algo extraño, y muy largo.

Estacionó la moto fuera de su casa y bajó de esta, dándome el espacio suficiente para bajar también. Le di las gracias por llevarme y traerme nuevamente, pero él respondió sólo con un "no hay problema". Supongo que dio por sentado que ya me iría, por lo tanto, Josh se dio la vuelta, abrió la puerta de su casa y se adentró, así sin más.

Sentí un leve instinto de entrar y pasarme un tiempo dentro con él, ya que, vivía sólo. Temía que aquella pregunta que le formulé al llegar a tal lugar, haya cambiado tantísimo las cosas y que, después de eso, no me hablara en lo absoluto.

Cuando lo conocí, recién cumplía Josh los 16, y siempre se me hizo de lo más extraño que saliera cuando se le daba la gana, llegara a la hora que se antojaba y no había nadie que le gritase por no hacer sus deberes o algo por el estilo. Recuerdo que un día lo invité a mi casa a las 12 de la noche, era un domingo y al día siguiente había instituto, mis padres estaban de viaje, por lo tanto mi casa estaba sola, él aceptó así sin más, sólo me dijo que tal vez llegaría un poco tarde. Creí que ese "un poco tarde" sería de unos 15 minutos cuando mucho, pero no, tardó muchísimo más. Me moría de sueño así me dormí y al día siguiente me disculpé con él por haberme quedado dormida. Entonces me dijo que había tenido unas cosas que hacer y por eso simplemente no pudo llegar a la hora acordada. Un chico de 16 años llegando a su casa a las 3.00 de la mañana, cuando al día siguiente había clases, no era algo normal. Y fue ahí donde surgió la pregunta del millón.

Me contó que, desde que tenía los 15 años de edad, comenzó su vida independiente,... hacía ya 3 años de eso. Comenzó a relatarme cómo es que llegó a parar aquí y por qué había estado solo hasta entonces. Su mamá sufría de alzheimer, y aunque Josh lo negaba habían muchas posibilidades de que el sufriera esa enfermedad también.

Cuando su madre cayó en un estado de que en verdad no recordaba nada, Josh se rindió. Le dolía, claro que le dolía, su madre dejó de reconocerlo, a veces hasta temía de él, se olvidó por completo de su hijo. Susan (su madre), ahora se encuentra bien atendida, y hay veces en las que Josh va a observarla nada más. A pesar de todo, y de presentar problemas a una edad demasiado temprana, Susan había sido una madre increíble, según las anécdotas de Josh.

Su padre, en cambio, estaba más sano que nunca, en su mejor momento, ganando más dinero de lo usual para su bella familia, él ayudaba a Josh en esos momentos donde su madre parecía perder la razón y olvidar incluso quién era ella misma.

Se mudó para evitar tanto sufrimiento, aunque claro, no se fue tan lejos de su antiguo hogar, a veces aún recurría a verla.

Su mala suerte ya había comenzado cuando su madre cayó en manos de alzheimer, pero empeoró aún más cuando su padre, el mejor del mundo según Josh, sufrió un accidente automovilístico, matándolo al instante.

Te quiero; más de lo que debería. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora