Capítulo 108: Los chicos también tienen sus momentos embarazosos

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Lo que tenía frente de sí, sería sin duda alguna la razón que le llevaría a la tumba si seguía ingiriéndola. No obstante, se veía completamente fresco, natural, imperturbable. Por lo que sorprendía a todos el que estuviera comiéndose esa sopa como si fuera su platillo favorito.

—Esta vez no te has pasado con las cebollas. Es una cantidad aceptable —mientras el resto desayunaba algo diferente, Hadrien debía comerse la sopa que cierta chica preparó desde muy temprano.

—A mí me parece que sabe bien —incluso Aoi se había servido y sentía que estaba un poco mejor de sabor que ayer.

Ciertos amigos suyos contemplaron que no iba a soportar la carga, por la simple y llana razón de que la castaña había hecho una cacerola más grande que ayer.

—Kimura —llamaba su futuro cuñado—, me gustaría probar la sopa que has preparado.

—Sí, nosotros también queremos un plato o dos —anunciaron Marko y Axelle al unísono.

Mientras Hadrien lloraba internamente por la solidaridad de sus amigos, Aoi también estaba sorprendida por la petición de esos muchachos. Y aunque Kise continuaba abstraído con su comida y poco le importaba que alguien se comiera lo que había preparado, ella pareció restarle importancia; posiblemente a que esos ruidosos chicos se estaban comiendo su plato de sopa con gran ánimo.

—Está bastante bien —a diferencia de cierto alemán, Marko sí disfrutaba de esa clase de platillos.

—¿No ibas a dar un anuncio, Leo? —Axelle ya iba por la mitad de su plato. Habían muy pocas cosas que no le gustaran de la gastronomía francesa.

—Cierto —cesó de comer y afinó su voz—. Hoy por la madrugada nos regresaremos a París. Tomaremos avión, así que llegaremos a buena hora.

—Debemos llegar antes que nuestros padres o nos comerán vivos —proseguía el italiano.

—No hay problema —soltó Kimura. Con esos excéntricos ricos eso de viajar en avión podía ser visto como lo más normal.

Después de que el desayuno terminó, cada quien se distrajo con lo que mejor podía dentro de la casa. El clima era demasiado frío como para tener ganas de salir y sufrir de hipotermia. Nada como estar en el hogar, disfrutando de la calefacción y esa chimenea que ardía constantemente.

Y aunque la mayoría se encontraban arriba, jugando un poco de póker, cierta castaña prefería quedarse abajo y contemplar algún programa en habla inglesa y distraerse de todo. El asunto de Kise Rryouta seguía incordiándole constantemente y recordar lo que pasó ayer en la cancha, no ayudaba en lo más mínimo.

Tomó asiento y se dispuso a ver la tele en santa paz. No obstante.

—Supongo que hasta alguien como tú ve televisión de vez en cuando —de momento ella pasaría por alto que había osado en tomar asiento en el mismo mueble que ella; lo que atrapó su atención fue lo que él puso sobre la mesa de cristal.

—¿Helado?

—Corrección, es gelato —aclaró—. El gelato se hace artesanalmente en pequeñas cantidades, además de tener ingredientes frescos en su elaboración.

—Oh...—¿por qué traer cuatro botes de un litro cada uno? Además, ¿qué eran esas cajas negras a un lado, apiladas minuciosamente.

—Tengo experiencia con mujeres en depresión amorosa. Mi hermana se ponía a lloriquear con sus amigas mientras veían películas románticas y comían litros y litros de helado...Eres chica, así que imagino que aplica a ti también —comentó con ese tono burlesco que le caracterizaba y sacaba esa faceta asesina en la castaña.

Addicted to U [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora