Día Tres

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No estaba borracho, podía escribir una lista especificando cada trago que bebió y todo lo que sucedió la noche anterior. Incluso le pondría su firma y apostaría cada parte del poco dinero que tenía.

No obstante eso, mentiría si dijera que no se confundió cuando despertó completamente vestido en la no pequeña cama de su suite. Porque podía apostar también que su habitación en el crucero era más grande que la de su propio departamento.

Trató de recordar por qué había despertado hasta que su móvil sonó una vez más. Moverse le resultaba un desafío, estaba sudado y el material de la camisa se pegaba a su cuerpo de manera incómoda. El saco parecía pesar cinco kilos y sentía que la corbata estaba a punto de ahorcarlo.

Se preguntó qué daño pudo haberle hecho a Louis para que lo dejara durmiendo en aquellas condiciones y por qué no se levantó él mismo cuando su ropa comenzaba a molestarle.

Una llamada entrante lo interrumpió mientras forcejeaba con las mangas de la costosa prenda que Niall lo obligó a utilizar.

- Mierda, Ni, estaba pensando en ti –se quejó al contestar el teléfono con su único brazo libre.

- En todo lo que me quieres, seguramente –rio, masticando lo que sería su desayuno.

- ¿Puedes ser menos grosero? Me repugna a mí que solamente te estoy escuchando.

- Oh, cariño, olvidé que estoy hablando con la princesa de los buenos modales -se burló-. Escucha, Beag, dejaron de servir el desayuno cuando envié el segundo mensaje que sigues sin leer. Mueve tu pequeño culo hasta aquí si no quieres que Liam se coma lo que te guardé, el sexo post matrimonial le dio ham...

La llamada se interrumpió justo después del quejido de Niall. Sonrió al pensar en el golpe recibido. Completamente merecido, en su opinión.  

Para cuando acabó de ducharse y vestirse en tiempo récord, su estómago se sacudía en gruñidos. De hecho, fue más el tiempo que tardó perdiéndose al dirigirse hacia la cubierta que el destinado a arreglarse. 

Abrazó a Liam y Niall al mismo tiempo, enterrando su rostro en el hueco creado entre los hombros de ambos. Le sonrieron cuando se dejó caer pesadamente frente a ellos y acunó su abdomen con una mano.

- Muero de hambre –anunció, cogiendo la primera medialuna que divisó.

- No has comido apropiadamente desde que salimos de tierra firme, Harry –especificó Niall.

- Justamente, Ni, en tierra firme no siento ganas de devolver cada caloría que ingiero.

- Fin de la conversación –sentenció Liam acomodándose en su silla. La mirada en sus ojos, pasando de repugnancia a diversión, le causó un pequeño estremecimiento.

- Entonces, Beag –comenzó Niall, jugando con el borde de su copa-. ¿Qué has hecho anoche luego de abandonarme en manos de la tía Lucy?

- Oh, Liam, tus tías son adorables –habló segundos antes de beber su café. Lo que necesitaba era ganar tiempo para posponer su respuesta.

- Gracias, Beag, también les caes bien. Estoy seguro que solo es por tu bonita cara. Sin embargo, si te ven ahora, creo que tendrías que hacer algo más que sonreír para resultarles adorable.

- Heeeey –protestó, procurando sonar genuinamente ofendido al alargar las "E".

Estaba al tanto de su aspecto desalineado y fuera de lugar. Si bien su gastada camiseta gris y viejo short negro le resultaban cómodos, quizá desentonaban tan solo un poco dentro del inmaculado crucero. Asimismo, era consciente de su cabello completamente despeinado y a medio secar.

Afraid | L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora