Julián había llegado al fin ante los muros de Edras, cinco soldados que cuidaban la entrada lo detuvieron.
- ¿Cuáles son sus asuntos en Edras? – Pregunta uno de los soldados.
- Estoy a servicio del emperador de Labras, solicito ver al rey. – Julián mostro un medallón de oro con el escudo de labras.
- Entiendo... Lo escoltaremos al palacio. – Contesto el soldado y mando a tres de sus compañeros con el visitante.
Las cosas en Edras no eran tan diferentes como en 20 años, las calles se notaban menos pobres pero eso era solo por el tiempo, las personas tenían la misma mirada de desesperanza. Julián observo atentamente como estaba la situación de Edras, pero no pregunto nada al respecto.
Julián estaba tomando un camino más largo al palacio, por otra parte uno de los soldados había llegado hasta el trono de Hércules.
- Su alteza, como dijo ha llegado un enviado de Labras. ¿Cómo deberíamos proceder? – Informa el soldado a su rey.
- Era de suponerse, los rumores de lo que hago aquí no permanecerían callados. Lleva a nuestro visitante a mi salón especial, dale comida, vino, entretenimiento y lleva a las mujeres de mi Harem para que las use como plazca. Si logramos silenciarlo de forma pacífica nos ahorraremos problemas... Pero si aun así no quiere cooperar, le espera mucho dolor. – Así ordeno Hércules y el soldado abandono su recinto.
En la entrada principal al palacio, el soldado que hablo con Hércules les informo acerca de las ordenes a sus compañeros.
- Señor Julián, en estos momentos el Rey está ocupado. Pero desea que se sienta cómodo en el mejor salón de Edras "El salón de la fuerza" síganos por favor. – El soldado se adelantó y Julián fue tras él.
"A mí nunca me han gustado estas cosas de comodidades... ¿En que está ocupado ese idiota de Hércules?" – Julián pensaba en su situación y decidió aceptar sin oponerse.
Cuando llego al salón de la fuerza todo estaba bien decorado, había una gran mesa con diferentes manjares, mas haya se encontraba unos asientos que parecían muy cómodos y junto a estos habían cuatro mujeres que danzaban sensualmente.
- Lo dejamos solo Señor Julián, disfrute de la hospitalidad de nuestro rey. – Los soldados salieron del salón.
"Al menos comeré algo mientras lo espero — Viendo alrededor. — Hércules sí que se da muchos lujos, desde que lo conocí supe que era del tipo petulante y aferrado a lo material." – Julián se sentó en la mesa y una de las bailarinas se acercó.
- Buenos días señor, déjeme servirle vino. – Esta bailarina tenia cabello moreno hasta la cintura, un hermoso cuerpo, piel blanca y un rostro muy fino, llevaba puesta una túnica que resaltaba sus atributos de mujer.
- Puedo hace... — Viéndola a los ojos noto que tenía una expresión triste — Adelante... – Julián sintió que algo andaba mal, las tres mujeres de atrás tenían la misma mirada perdida que la que le servía el vino.
El tiempo paso rápidamente, Julián dejo que aquellas mujeres hicieran su trabajo. Él se sentó en los asientos mientras observaba las danzas y tomaba más vino, poco a poco los exóticos bailes se tornaron más sensuales. Aquellas mujeres se acercaron más a él descubriendo sus cuerpos, Julián solamente se levantó e iba a dejar la habitación... Pero esas mujeres se le aferraron para detenerlo.
- Espere por favor... Déjenos complacerlo, son órdenes de nuestro rey... Si no somos de su gusto tenemos chicas más jóvenes y aun vírgenes... — Sujetándolo del brazo y llorando. — Por favor... Si usted se marcha nos casti... — Su compañera le apretó el hombro con fuerza. — No es nada... — Limpiando sus lágrimas. — Solo diga sus gustos y lo complaceremos con lo que pida. – Decía aquella mujer fingiendo una sonrisa pero Julián se suelta de ellas y avanza.
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CAMINO: Hacia un cielo azul.
FantasíaAgradecimientos a @GirlGR por la portada, muchas gracias por el tiempo y esfuerzo que le pusiste. Misteriosas muertes en la ciudad de Ataka, desvelan los misterios de una familia y da inicio a la búsqueda de Adrián... Despertando después de tres año...