Capítulo 12

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-¿Dónde está todo el mundo?

Las calles están vacías a nuestro alrededor y solo se escuchan sonidos metálicos a lo lejos. Un poco extraño, pensando que nos encontramos en un lugar en el que raramente hay descanso. Los negocios siguen abiertos pero vacíos y los propietarios miran desconfiados a través de las cortinas. Aquí pasa algo más que nuestra simple pelea con el Handyman.

-No sé pero han notado nuestra presencia. Deberíamos actuar lo más rápido posible. ¿Qué hacemos?

-Hm... ¿qué tal si preguntamos allí?- Elizabeth señala a un edificio y sigo su mirada.

Una mujer de mediana edad suelta una caja en la puerta de la tienda y vuelve a entrar. Al menos se atreve a salir, aunque sea solo a la puerta. Nos acercamos y leo en un cartel tallado sobre madera: "Armería Lin". Empujo la puerta doble y esta se abre con un crujido. Una pequeña sala vacía nos recibe. El sol entra por la ventana y alumbra un mostrador con una caja registradora y papeles desordenados. En las paredes hay estanterías donde reposan armas, munición y otros accesorios para armas.

-¿Hola? ¿Hay alguien?- digo al aire mientras miro las estanterías y me pregunto si notarían la ausencia de alguna de las armas.

-Booker, creo que aquí hay alguien llorando.

Elizabeth señala una puerta tras el mostrador y la abro, sin pensar en las consecuencias que trae entrar sin permiso en un lugar privado. Lo primero que noto es un ambiente pesado y un calor sofocante en el aire. Un horno de considerable tamaño está encendido y el fuego crepita en su interior. Aquí es donde deben fundir el metal de las armas. Giramos a la derecha y subimos unas escaleras que giran alrededor de un bloque de madera. Efectivamente, escucho leves sollozos de una mujer.

Las escaleras dan a una gran habitación donde hay máquinas para crear el armamento repartidas por el lugar. Sin embargo, no hay nadie trabajando. La habitación está en la penumbra ya que las ventanas están cerradas y la única luz proviene de una esquina de la sala. Al acercanos veo que la mujer que llora está frente a un altar rodeado de velas y flores. Sobre el altar hay una figura de un humano que sonríe plácidamente mientras mantiene los ojos cerrados. Tiene las piernas cruzadas y las manos levantadas sobre el pecho. Su única ropa es una tela que le deja al descubierto el hombro derecho.

-He leído sobre esa figura... es Gautama Buda. Fue el fundador del Budismo- Elizabeth susurra mientras nos acercamos a la mujer.

-Algo me dice que a Comstock no le hace gracia que se adore a cualquier ídolo que no sea el.

La mujer lleva una blusa azul claro y una falda blanca que le llega hasta el suelo, sobre ella un delantal. Lleva el pelo oscuro recogido en un moño. Se gira y nos observa con sus achinados ojos al notar nuestra presencia.

-¿Quien ser vosotros? ¿Cómo haber llegado aquí? Tienda estar cerrada- dice en un no muy buen inglés americano mientras recupera la compostura y se seca las lágrimas con el dorso de la mano.

-Perdone la interrupción. No queremos comprar, solo preguntar por una indicación.

-¿Indicación? ¿Que buscar?

-No se alarme, no pertenecemos a ellos pero necesitamos encontrar el lugar donde se esconden los Vox Populi.

Las palabras tienen un efecto inmediato en la mujer; comienza a llorar de nuevo y a respirar entrecortadamente. Se da la vuelta y yo miro a Elizabeth mientras me pregunto que es lo que he hecho. Ella posa gentilmente su mano en su hombro mientras le pregunta dulcemente:

-¿Que le pasa?

-Vox Populi... pelotón volador llevaron marido... su nombre ser Chen Lin... rezo Buda Gautama para que devuelva marido.

Desgarros en el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora