Ese día no acepté que nadie entrara a la habitación, tampoco el siguiente, ni el sub siguiente. Estaba demacrada, había llorado por horas sin parar hasta que me detuve de repente y estoy segura que fue porque ya no me quedaban lágrimas, se habían acabado... Thomas estaba en un estado similar al mío, se acostaba a mi lado, me abrazaba y acariciaba mi cabello mientras su mirada andaba pérdida por quién sabe donde. La noticia voló entre nuestros conocidos y algunos incluso viajaron para estar ahí con nosotros, Luke fue el primero en llegar junto a Chris, Bennedict también se encontraba en Londres y uno que otro amigo por parte de Thomas también había llegado para ya simplemente no me interesaba saber quienes eran; no quería verlos ni que ellos me vieran.
Esta mañana desperté con la esperanza de que todo hubiese sido una mala pesadilla, temía abrir los ojos y lo primero que hice fue buscar mi vientre con la mano; ese vacío volvió a mi. Abrí los ojos decepcionada de la situación, aún seguía conectada al suero y Thomas no estaba allí conmigo, quizás había ido a comer algo o a descansar a su casa, incluso tal vez ya no soportaba la idea de estar en este lugar. Su ausencia me hizo sentir aún peor y estallé en llanto mientras miraba un pequeño rayo de luz que se asomaba por la ventana a través de las cortinas cerradas... me sentía tan sola.
Cuando el médico llegó yo seguía pegada mirando el mismo rayo de luz, sólo que ya no lloraba, había gastado todo mi suministro de una vez. Se acercó lentamente a mi cama junto a la enfermera y no sé si dudo o qué, pero se demoró bastante en hablarme. Le dio unas instrucciones a su acompañante que hizo que saliera de inmediato del lugar y la esperó en la entrada de la habitación, ahí recién se acercaron a mi.
- Buenos días Andrea.- no le respondí, no porque no quisiera, sólo no podía hacerlo.- Andrea voy a suministrarte unos antidepresivos ¿está bien? No puedes continuar en ese estado.- volteé a verlo y simplemente asentí.- Y yo creo que sería buena idea que te quedaras algún tiempo más hasta que comiences a sentirte mejor. Haremos lo necesario para hacerte sentir más cómoda.- terminó con la distancia que lo separaba de mi cama y tomó mi mano haciendo que mi mirada perdida se dirigiera a él.- ¿Recuerdas lo que te dije en el quirófano? La mitad del trabajo depende de ti, eres la única que puede salvarte de tu dolor.
Después de decirme eso, le dijo unas cuantas cosas a la enfermera, se despidió prometiéndome que volvería más tarde y se retiró del lugar. Quedé a solas con la enfermera que estaba preparando algunas cosas de las que traía, no le quitaba la vista de encima y ella lo notó. Era una mujer mayor, debe haber tenido unos 50 años, usaba unos lentes que tapaban unos claros ojos azules y su cabello era rojizo suave que llevaba cortado hasta los hombros, no muy alta y de piel aterciopelada
- Hola preciosa.- se me acercó con la máquina que supuse era para tomar la presión y mi pulso.- Me llamo Christina, te voy a hacer unos chequeos regulares ¿está bien?
Asentí con un movimiento de cabeza e hizo precisamente lo que creía: tomó mi temperatura, la presión, pulsación, revisó la bolsa del suero y cambió por una nueva la del analgésico. Cuando terminó guardó todo y sirvió un poco de agua en un vaso.
- Tenga.- me lo entregó junto a una pastilla.- Es el antidepresivo, le va a ayudar.- me lo tomé sin decir nada, yo sólo quería salir de ese estado.- Ahora venga, hay que ayudarte a sentirte mejor.
Me ayudó a levantarme y me llevó hasta el baño para poder darme una ducha, lavé mi cuerpo, mi rostro sució por el llanto y también mi cabello, noté que tenía una cicatriz por la cesárea de urgencia pero no la quise mirar más... era una tortura. Cuando volví a vestirme con ropa limpia me sentí mejor y agradecí que se hubiese preocupado en ayudarme. Al salir del baño noté que la habitación estaba iluminada, los rayos del sol ingresaban por la ventana esta vez sin ningún obstáculo; me volví a acostar y ella comenzó a guardar las cosas sucias.
- Gracias.- logré articular con una leve sonrisa, ella me respondió de igual modo y tomó mi mano.
- No voy a dejar que te hundas preciosa, aún tienes mucho por vivir y sé que el dolor en un inicio es terrible, pero te prometo que pasará. Te lo digo enserio, sé lo que se siente.- me dedicó una sonrisa nostálgica. Agarró sus cosas y se retiró, dejándome encerrada en la habitación junto a mis malditos pensamientos.
Había pasado prácticamente una hora desde que la enfermera se había ido y Thomas aún no llegaba, pero si escuchaba su voz en el corredor, se notaba alterado... Me di vuelta para ver el exterior por la ventana, pero me dio tanta envidia ver la belleza que era mientras que en esta habitación todo era tristeza y fealdad. Al menos el estar sola con son ese paisaje me hizo pensar en algo: no quería quedarme así, no para siempre. Él doctor tenía razón, yo tengo que hacer la otra mitad.
Escuché que la puerta se abría, supuse que era Thomas porque soltó un suspiro al apoyar algo en la mesa, me acomodé en la cama para quedar sentada y lo miré.- Creí que estabas dormida.- sus ojos se veían igual que los míos: cansados. Se acercó a mi y me dio un beso en los labios.- ¿Cómo te sientes?
- No lo sé.- sonreí nostálgica, pero luego lo miré directo a esos ojos profundos ojos azules que me observaban con preocupación y tristeza; ahí lo decidí, tenía que hacerlo por él, por ambos.- Pero ya me sentiré mejor.
- ¿Vino el médico?.- me hice a un lado para que se acostara a mi lado y pudiese beber su café tranquilo.
- Sí... me empezaron a dar antidepresivos y me dijo que quería dejarme aquí unos días más hasta que notara algún cambio.- Thomas suspiró y se quedó mirando la pared blanca que estaba en frente.- ¿Qué sucede?
- ¿Cuántos días?.- su voz fue grave y dura.
- No lo sé, hasta que él lo vea correcto supongo.- volvió a suspirar y me alejé de él para que pudiese verme de frente.- ¿Qué te pasa?
- Prefiero hablar de esto en otro momento.
- Algo te está alterando y quiero saber que es.- se levantó de mi lado y agarró su chaqueta, estaba dispuesto a irse pero antes de que lo hiciera le grité.- ¡Thomas!
- ¡No puedo quedarme aquí Andrea, estoy en medio de una filmación. No puedo quedarme contigo!
- No tienes porqué gritarme...
- ¡¿No lo ves Andrea? Tú no vas a salir de aquí en un tiempo y yo no puedo quedarme todo ese tiempo en este lugar!.- golpeó la pared con rabia.- Tengo que irme de Londres.
- ¿Te vas por trabajo Thomas o porque el estar conmigo te recuerda el dolor?
- No seas perseguida Andrea, por favor.
- No es de perseguida Thomas, te lo estoy preguntando enserio.
- ¡No sé!.- volvió a gritarme.- No sé...
- No eres el único afectado en esto y lo sabes.- las lágrimas volvieron a mis ojos, discutir en este instante no me hacía bien.- ¡En vez de estar gritándome deberías estar aquí a mi lado!.- nuestros gritos habían sido escuchados por los demás ya que Chris entró a la habitación de repente.
- Tom vámonos.- lo ignoró.
- ¡Pues quizás ya no pueda estar a tu lado!
- Tom basta.
- ¡Entonces lárgate, ya no tienes nada que te mantenga atado a mi!.- mentira, tenía la promesa de nuestro matrimonio...
- ¡Eso haré Andrea, lo haré!
- ¡Tom!.- al fin volteó a verlo y salió hecho una furia del lugar, Chris se quedó de pie en la entrada sin saber que hacer pero después solamente lo siguió en silencio.
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Obligada a tu amor (Tom Hiddleston)
Fanfiction12 años luchando contra todos aquellos obstáculos por conseguir sus sueños. Andrea Castille tiene 24 años y toda su vida había soñado con ser una bailarina profesional y reconocida por todo el mundo. Hasta ahora no había conseguido muchos logros, pe...