Capítulo 2: "Bruno Miller"

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Salimos de la cancha y todos alrededor festejaban el haber ganado y ahí en medio de esa multitud íbamos Jay y yo, pensando en que pasaría el lunes. Y algo me decía... que este será un largo fin de semana, un muy largo fin de semana, un muy demasiado largo fin de semana, un muy demasiado bastante largo fin de semana, un... bueno, creo que ya se entendió.

- ¿Qué piensas? -cuestionó Jay sacándome de mis pensamientos.

-Pues en qué pasará el lunes, estoy preocupada ¿a caso tu no? -pregunto con el ceño fruncido. Yo, en caso de ser expulsada no habría problema, me meterán en otro lujoso instituto y ya. Pero Jay, ese era el problema, el no tiene las mismas condiciones económicas que la mayoría de nosotros y se mantiene aquí gracias a su beca que le ha costado conseguir y sustentar, una expulsión o pérdida de beca sería un adiós definitivo a su sueño de ser un gran doctor como lo hubiese querido su padre, quien falleció hace más de 7 años.

-No, no dejamos pruebas y no tendría como incriminarnos -contestó relajadamente- ¿te voy a dejar a casa?

-Como digas, si claro -contesté aún con mis dudas- espera... ¿¡Ya!? -grité emocionada por demás.

-Si, ya -dijo sonriente- conseguí el dinero trabajando por las tardes y estudiaba y hacía tareas por la noche -mencionó con orgullo en cada una de sus palabras y lo merecía, realmente lo admiraba yo nunca he trabajado y apenas estudio, obvio no se lo diría sería vergonzoso y eso aumentaría su ya elevado ego.

- ¡Te felicito, hermano! -lo abracé en señal de lo muy alegre que estaba por él.

Hace dos años el con mucho esfuerzo y trabajo logró comprar una moto, obvio de segunda mano pero para qué negarlo, le salió muy buena. Hace unas semanas tuvo un accidente donde fue atendido en un hospital del estado y su moto quedo hecha trizas, el tuvo suerte se recuperó en unos días pero quedo devastado emocionalmente. ¿Cómo te sientes después de ver por lo que tanto luchaste y diste todo de ti, hecho pedazos y nada al mismo tiempo? Puedo decir que casi y lo veo llorar por ello, entonces la llevó a un taller donde trabajó unos meses y consiguió grandes amigos, entonces con la ayuda de ellos lograron restaurarla y me muero por ver como les quedó. En esa moto, Jay y yo hemos tenido grandes aventuras.

Lo solté y pude ver como sonreía de oreja a oreja, tomó mi mano y nos guiaba al parqueadero. Hasta que alguien volvió a interrumpirnos pero esta vez, no pude evitar sonreír de ver quién era.

-Esperen... siento interrumpirlos, solo quería... felicitarlos por el triunfo -dijo mirándome a los ojos y pude notar que los suyos eran increíblemente verdes y también noté el nerviosismo y miedo en sus palabras.

-Nosotros no jugamos -dijo Jay cortante y dando un paso hacia delante quedando yo detrás de él, lo que provocó que rompiéramos el contacto visual.

-Si, lo sé... yo sólo... no sé, quería...

-Soy Caroline Manson, un placer -interrumpí su tortura al no saber que decir y extendí mi mano hacia el sin salir de la protección de Jay.

-Bruno Miller, el placer es mío -me respondió y tomo mi mano ladeando su cabeza para poder veme por detrás de la amplia espalda de mi amigo. Sin dudarlo, tenía una mirada profunda e intensa, y pude notar un leve sonrojo en sus mejillas. No era un arrogante, mujeriego, idiota... se notaba a leguas.

-Jayson Williams... digo, si te interesa saber -dijo Jay algo fastidiado y extendió su mano hacia él.

-Si, si... claro -respondió el aún nervioso Bruno y soltando mi mano. Al separar nuestras palmas pude notar un frío en ella que rápidamente recorrió todo mi cuerpo lo que me hizo temblar un poco y ambos lo notaron.

Infiltrada [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora