Lo siento, Sev

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-¿Y cree que si uso polvo de mariposa amazónica con oreja de murciélago la poción tendrá una consistencia más suave?-preguntaba una chica rubia y educada a su profesor.

-Sin duda, pruébelo y ya me comentará cuáles son los resultados.-respondió el profesor Snape muy seguro de sus palabras.

Una voz carraspeó interrumpiendo la ronda de preguntas de las alumnas al pocionista, quién se giró algo molesto para ver qué ocurría. Se encontró con Lily mirándole a los ojos y parecía ¿enfadada?

-¿Puedo ayudarla en algo Señora Potter?-preguntó Severus a la mujer con total cordialidad en la voz.

La pelirroja se irritó por el trato tan impersonal y por el hecho de que aquellas dos rubitas no hubieran desaparecido de escena.

-Señoritas, podrían dejar al profesor unos momentos. Tengo asuntos que comentar con él.-dijo Lily algo alterada.

Hermione y Ginny miraban a la pelirroja desde su mesa. ¿Qué mosca la había picado?

-Hermione...¿qué se trae Lily con Snape?-preguntó Ginny extrañada.

-No sé...

-No te creo...¿no será que le gusta?

-¿Snape? ¿A Lily? No, no creo-dijo nerviosa la castaña.

Ginny se llevó las manos a la boca y añadió.

-Herms, vale que Snape sea un héroe ¿pero y James?

-Ginny yo no sé nada-reafirmó Hermione mirando a una Lily roja de furia frente a un Snape bastante calmado.

La pelirroja miraba al pocionista como si fuera a atravesarle. Apretaba los puños y se mordía el labio inferior con nerviosismo. ¿Qué estaba haciendo? Parecía una adolescente histérica, pero no podía contenerse. Era superior a sus fuerzas.

-¿Qué hacías coqueteando con esas jovencitas? Sólo son unas niñas, Severus.

Snape alzó una ceja extrañado. ¿Coquetear él? ¿Y con unas alumnas? Ahora sí que estaba perdido del todo.

-No sé de dónde has sacado tales conclusiones. Jamás me he sobrepasado con una mujer y mucho menos si es menor y alumna mía.-se defedió el molesto ante la acusación de Lily.

Ella se sintió avergonzado y fue a pedirle disculpas, pero el orgullo se antepuso y añadió una pregunta más.

-Pues...¿a qué ha venido eso de llamarme señora Potter?

-¿Acaso no eres la esposa de tal? Reconozco que es un apellido bastante vulgar, pero es problema tuyo no haber mantenido el apellido de soltera.

Lily fue a decir algo más, pero ahora era Severus el que estaba cabreado y mucho.

-Si sólo vas a hacerme acusaciones te ruego que no te molestes. Todo cuanto tengas que decirme sobre lo mísero o despreciable que soy me lo conozco mejor que nadie, Lily. Ahora si me disculpas, voy a descansar. Ser yo pesa un poco más que ser cualquier otro.

Y sin más el pocionista se dispuso a salir del establecimiento, dejando a una Lily con los ojos llorosos. Sin embargo, James y Sirius entraban en ese momento y chocaron con él. Ambos estaban con sus típicos juegos infantiles que empezaban a ser más que molestos.

-Vaya, vaya...Quejicus. No hemos coincidido mucho tú y yo. ¿Me has echado de menos?-dijo James poniendo morritos como si fuera a darle un beso.

El pocionista quiso hacer caso omiso a esas palabras o le descuartizaría allí mismo, pero el brazo de Sirius se lo impidió cuando éste intentó dirigirse a la puerta.

-Oh, Snivellus, no te vayas tan pronto. James te estaba haciendo una declaración muy bonita ¿por qué no le das un beso a sus botas?

-Apártate, Black.

-Shhh. Así no se trata a los amigos, Snape.-dijo James apuntándole con su varita.

-No has cambiado nada, Potter.

-Claro, por eso sigo siendo más guapo que tú.

James hizo un movimiento con su varita, pero Severus llevaba a sus espaldas muchos más años de experiencia y el hechizo rebotó haciendo salir a James disparado contra una mesa.
La gente miraba a los protagonistas de la escena con interés e inquietud.
Sirius apuntaba a Snape y éste a James. De repente, de otra varita atacó con un hechizo desarmador y la varita de Sirius Black salió despedida.
Severus miró a Lily que estaba pálida y temblorosa, pero no había varita en su mano.

-Dejad de molestad o no me temblará la mano para echaros yo mismo del local-dijo Remus Lupin que acababa de entrar por la puerta y era quien había desarmado a su amigo Canuto.

El hombre-lobo miró al pocionista por unos segundos a modo de saludo y éste le mantuvo la mirada para después salir por la puerta sin decir nada más. Y Lily Potter sin pensárselo dos veces salió a su encuentro evitando mirar a James o Sirius y rozando con cariño la mano de Remus.

-Severus, espera.

-Déjame en paz, Lily.

-Por favor, Sev...

La pelirroja agarró el brazo del pocionista quien se deshizo del agarre con resignación, pero ella decidió seguirle.
Andaron un rato sin saber hacia dónde con el hombre dos pasos por delante de la mujer.
Él se sentía furioso y cansado, aunque confundido por el gesto de Lupin. Esperaba que no se tratase de un signo de lástima o sentimiento de deuda por prepararle la poción matalobos. Oía tras él a la pelirroja con un paso constante y lento. Se giró y ella no se dio cuenta, por lo que terminó chocando contra su pecho.

-Oh, lo...lo siento...yo

Él la miró con intensidad. Se veía triste y apagada.

-¿Qué te pasa Lily?

Ella sonrió inconscientemente al oír el tono preocupado y su nombre.

-Lamento lo que ha pasado.

-No es culpa tuya tener un marido imbécil.

-No, pero sí es culpa mía haberme casado con él.

Él la miró sorprendido ante esa declaración y la acarició la mejilla.

-No te preocupes. Estoy bien, bonita.

Ella sonrió como una niña y le abrazó. Su cara se había tornado de color rojo y no quería que él la viese. Sin embargo...

-Sev...me puso celosa verte con aquellas alumnas tan guapas.

El pocionista abrió sus ojos de par en par. ¿Celosa? ¿Por él? Automáticamente una sonrisa de oreja a oreja le surcó el rostro.

-No entiendo por qué tendrías que estar celosa Lily-dijo él abrazándola con ternura.

-Porque me gustas...y mucho.-dijo ella separándose un poco del cuerpo de Severus para posar sus labios sobre los de él.

Continuará...

Todos los muertos resucitan: Lily, James,  Sirius...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora