Martes 13 de Septiembre

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-No, no he podido desayunar.
-No llegaremos a tiempo ni de coña a segunda hora, ¿qué te parece si vamos a desayunar juntos?

Es tanta la confianza que tengo en este chico que tengo frente a mi, que con los ojos cerrados me iría con él. Es muy difícil de explicar puesto que, lo sé, lo conozco de muy poco, pero hay algo que hace que cada camino que tenga frente a mí, acabe a su lado.

-Me parece una gran idea-contesté- pero deberíamos ir al baño a ver como curamos tus heridas y aclaramos la sangre que...
-Mia, relajate, mira, haremos esto: vamos a mi casa un segundo, me cambio y todo lo que tu has dicho y nos vamos a desayunar. ¿Qué te parece?
-Hum... está bien, pero tus padres no se molestarán por llevarme a vuestra casa?- quise saber. En realidad no sabía nada de su familia. Hasta hace poco lo único que sabía con certeza era que el pariente cercano a él, era su novia Elisabeth por la que ahora es denominada: "su ex".
-No seas boba Mia, no dirían nada aunque viviese con ellos.
-Ah... pensé que...
-No. No vivo con ellos- me cortó- Murieron hace mucho en un accidente de tráfico y antes que te disculpes, porque veo que a eso vas, te diré que no pasa nada, hace mucho de eso y la verdad que, yo solo me las he podido arreglar como para sentirlo.
-Entonces si no molesto a nadie, hagamos caso a tu plan.

No quise darle más importancia de la que él le habia dado a la situación, pero vaya, tampoco era un tema del que prescindir. Aunque estoy segura de que en algún momento volveremos a hablar del tema.
Fui a asegurar mi bicicleta mientras que él se acercó con la moto.

-¿Subes?-dijo mientras le miraba a los ojos, esos increíbles ojos que brillaban. En un pequeño saltó me incorporé detrás de él en el radiante vehiculo. No sabía exactamente en donde agarrarme hasta que el me aclaró mis pensamientos.

-Puedes cogerme de la cintura que no va a pasar nada eh- se rió. Bueno, nos reímos, aunque más bien mi risa era una de nervios a una de gracia.
Pensé por unos segundos que hacer hasta que tomé una decisión y añadí;

-Ya sabía que eres inofensivo, tranquilo.-Ajustó el espejo y vi como me miraba, la típica mirada de un niño pillo. No pude evitar reírme y finalmente entrelazar mis brazos a su robusta y fruncida espalda.
Era como estar en el cielo, no tengo claro donde esta su casa, y en otras circunstancias ni loca me hubiese subido a la moto de una persona que conozco de apenas días, pero en este caso todo era diferente, él era diferente.

Apoyé mi cabeza en su espalda y por unos segundos no era consciente de saber lo que hacia exactamente, hasta que a los seguntos me aparté vergonzosa. Su aroma era una delicia, un aroma que me relajaba y me hacia inspirar profundamente, al contrario que mi perfume, su aroma era más fresco y varonil, a diferencia de mi perfume dulce y delicado.

-¿Estás cómoda?- preguntó
No puedo dejar de pensar en todas las cosas que me han pasado en tan sólo menos de una semana. Mi chaqueta dejaba a la vista mis muñecas y pude ver y recordar la historia de mi brillante pulsera.

-¿Mia?
-Perdona, estaba distraida...-Empezó a reír como a quién le cuentan un chiste de lo más gracioso. En ese momento sentí como mis mejillas se empezaban a encender.
-¿Se puede saber que tiene tanta gracia? -quise saber.
-Tu inocencia. -respondió sin preocupación alguna.
-¿Perdona?- finjí aparentar estar ofendida.
-Me hace gracia verte como vives en tu mundo.

No añadió más. ¿A que podría referirse con que 'vivo en mi mundo'? Apenas me conoce como para opinar sobre como soy. Aunque quizás se haya dado cuenta realmente de lo infantil que puedo llegar a ser y lo despistada que soy. Aunque esa parte no la he querido sacar a relucir de momento. Pero si me sale ser así en un momento dado, no me reprimiré en ser de lo más natural.

Sumida en mis pensamientos, encontré a James esperando mi respuesta.

-Mia, hemos llegado.
-Ay perdona, estaba pensando.
-¿Te das cuenta como si vives en tu mundo? -dijo con una carcajada incluída.
-¿Y eso es bueno o malo?- pregunté con interés.
-Será de la forma en que te lo quieras tomar.

Me sorprende como puede llegar a ser James. Aparentemente parece un chico despreocupado e irresponsable, pero resulta pensar como una persona que le dobla la edad.
Desenlacé mis brazos de su cintura y observé con detenimiento los apartamentos que tenía frente a mí. Eran enorme y modernos.

¿Cómo he llegado a este punto? Debería de estar en clases, aburrida, mirando a la nada. Y aquí estoy. Con un amigo al que en poco tiempo le he cogido aprecio y frente a la puerta de su casa.

-¿Vas a pasar o te vas a quedar ahi pensando en tus mundos?- me guiñó un ojo.


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