Capítulo 8: Cita romántica.

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Creo que nunca me preocupé tanto por mi aspecto físico hasta el día de hoy. Me di el baño más refrescante de toda mi vida y me di el tiempo de verme lo más guapo posible para mi cita. Me perfumé bien y obvio que antes limpié bien la casa, mis padres de todas formas me miraron raro y les expliqué que quería salir y que seguro no me daban permiso si no hacía algún mérito importante.

Igual seguían confundidos y aceptaron que yo limpiara, me advirtieron que no me pase de la cuenta con el alcohol y las peleas, entre otras cosas.

Asentí y cuando ellos se fueron, yo procedí a ponerme a cocinar la cena: fideos con salsa de tomate. ¿Qué? Es lo único que sé cocinar sin quemar la casa. De ahí fue cuando decidí arreglarme físicamente de manera muy vanidosa, sin dejar de verme casual. Fui a buscar a Kirk a la esquina de su casa a las 10, nos encontramos ahí y nos saludamos con un beso.

Caminamos estando tomados de la mano -cosa que me emocionó bastante, estaba muy tímido y adorable esa noche, más de lo normal-, dejando que la luz de la luna nos iluminara en la caminata a mi casa que quedaba bastante cerca. Al llegar, dejé que él pasara primero y cerré con cuidadito la puerta.

Nos dimos un beso en los labios algo largo, al finalizarlo, nos sonreímos mutuamente.

- ¿Ya comiste, cariño? -negó- Bien, que te preparé algo.

- ¿En serio? No debiste... -nos tomamos de las manos.

- Espero que te guste, no soy bueno cocinando -lo guié hasta el comedor y nos sentamos a comer.

Supuse bien, Kirk es vegetariano y le di en el clavo al preparar ensalada antes de salir, le encantó la comida. Admito que fantaseé un poco con la idea de que comiéramos del mismo plato y que un fideo nos conectara, como en las películas, para luego besarnos de manera apasionada. Por ello, esperé al momento en que él tragara para levantarme de mi asiento, caminar hacia él y darle un gran abrazo.

- Te extrañé -susurré en su oído, sonrió de manera tierna.

- Y yo a ti -me devolvió el abrazo.

Logré acercarme un poco más para poder concretar el beso que anhelaba, de verdad que me sentía contento ahora mismo.

Al finalizar de comer, tiré todo para la cocina y cogí su mano, para proponer...

- ¿Te apetece ver una peli?

- Um, vale... -murmuró, de verdad que era una monada.

- ¿Qué quieres ver? ¿Qué tipo de películas te gustan, lindo? -acaricié su mejilla que de a poco se iba sonrojando más.

- Algo de terror, quizás...

- Um, a ver qué te puede gustar... -dije soltándolo, para mostrarle la colección de películas que tengo.

Cuando seleccionó una y la puse en el VHS, nos recostamos sobre el gran sofá del living, estando él recostado sobre mi y yo teniéndolo abrazadito. Al principio si estábamos enfocados en ver la película, hasta que yo comencé a correr mano de manera sutil, primero con cariñitos en su espalda, en sus brazos... un manoseo gentil después por sus muslos y sus caderas... empecé a hacer agarrones no tan fuertes, se acurrucó más contra mi pecho.

Hasta que me aburrí y apagué la televisión de manera descarada, no por algo yo decidí invitarlo a quedarse toda la noche aquí, si además tengo una frustración sexual de hace meses que ni con pajas puedo arreglar.

Por más necesitado que yo estaba, no quería ir demasiado rápido con él porque sabía que era un chico tímido. Por ello, cuando volvimos a besarnos de manera apasionada, de manera gradual fui manoseándolo con más ganas, a meter mis manos dentro de su camiseta para poder sentirlo aún más.

De a poquito fue cediendo ante mis actos, sin poder resistirse para nada a los besos en el cuello. Finalmente lo cargué en mis brazos, entre beso y beso, lo cargué hasta llegar a mi cuarto y recostarlo sobre mi cama, sin miedo a nada, me quité la camiseta y ahí él empezó a sentirse más incómodo al comprender mejor cómo se había tornado de candente el ambiente.

- ¿Lo vamos a hacer ahora? -se cubrió la cara con ambas manos, demasiado nervioso.

- Sólo si tú quieres, no puedo obligarte...

Pero si convencerte aunque no quieras.

- Es que... me da cosa, no sé qué hacer ni...

- Shh -le hice callar y besé su mejilla-...no te preocupes, si algo te duele o te incomoda; me dices, ¿sí? -asintió- Voy a ir con cuidado igual, la idea es que a los dos nos guste, ¿ok? -volvió a asentir, le di un beso corto en los labios- Te quiero.

Sonrió con un poco de vergüenza.

- Hazlo -pidió en un susurro.

Fue una noche realmente maravillosa, plagada de amor y deseo, donde pude satisfacer por fin todas mis necesidades sexuales con romanticismo, adoraba que él fuera tan frágil y sumiso ante mí, eso tornaba las cosas aún más interesantes.

Hace mucho que no disfrutaba tanto en la cama como esa vez. Y lo mejor de todo: no gastar ni un peso en condones ni preocuparse por un embarazo no deseado. Contacto piel con piel al cien por ciento y así es como me gusta. 

Joder, en serio, que puto éxtasis que tuve.

Perfecto para luego dormir hasta la mañana siguiente. Algo bueno de Kirk, es que no es como la típica mina que te hincha las pelotas después de follar para abrazarse y decir cursiladas por veinte minutos más, él comprendía lo exhausto que quedamos y prefirió que durmiéramos de inmediato.

A la mañana siguiente, me asusté bastante porque no lo vi en la cama, su ropa seguía tendida en el suelo y el olor a comida deliciosa inundó mis fosas nasales. Me levanté y me coloqué ropa interior para no verme taaan indecente.

Al arribar en el primer piso, noté que Kirk estaba descalzo en la cocina, preparando el desayuno con un delantal de cocina. Sólo con un delantal de cocina. Toda su parte trasera estaba al descubierto, mordí mi labio inferior, ansioso.

Le abracé por detrás y lo punteé con mi entrepierna, de inmediato se sorprendió y volteó a verme con una sonrisa traviesa, nos besamos, quise ir más allá pero me negó.

- Comamos primero y ahí seguimos, ¿sí? -señaló la sartén con aceite hirviendo y la comida que estaba friéndose.

- Claro, primero como desayuno y luego te como a ti -besé su frente, sus mejillas se tornaron de color rosa levemente.

Le ayudé en lo que quedaba de preparación y puse la mesa, comimos juntos, para seguir con la diversión, ¿que la mesa está dura para acostarse? Igual que yo. No importa, la necesidad superaba...

Hasta que oí que una puerta se abrió, nos separamos de golpe. Me asomé por la ventana, mis padres llegaron e iban a entrar a la casa, ya entraron y cerraron el portón principal.

Mierda.

- Este, Kirk... ¿puedes ir a mi cuarto y vestirte lo más rápido que puedas?

- ¿Uh? -parecía confundido- ¿Por qué?

- Mis padres llegaron.

Salió corriendo de inmediato, el lugar más cercano era el baño, así que cogí algo de la ropa sucia y me coloqué la camiseta que cogí. Ya me veía más decente y fui a abrir la puerta.

Coloqué de excusa que mi cuñado estaba demasiado ebrio en la fiesta y que se quedó aquí porque era demasiado peligroso que se fuera solo, que Kimberly no quiso ir a esa fiesta y yo quise prestar ayuda no más. No me creyeron mucho, pero igual dejaron pasar el tema como si nada.

De manera incómoda, regresé a mi cuarto para vestirme de manera apropiada y ahí salimos juntos a la calle, para devolverlo a su casa, bueno, hasta la esquina no más para evitar sospechas de cualquier cosa, nos despedimos con varios besos, y  ahí regresé a casa, sintiéndome en el mero paraíso.

Que no duraría mucho, mañana tenía que ir a la universidad, la iba a pasar fatal, lo tenía claro.

You've been HIT by a Smooth Criminal (Metallica, KLARS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora