XX

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PARTE UNO:

"A veces el amor dura, pero otras veces en cambio sólo duele."

: : C A P Í TU L O V E I N T E | Voy a contarte una historia interesante

Mansión Menser, California.

(Kellin)

A mi cuello estrangulado no parecía importarle que el oxígeno no llegaba correctamente a mis pulmones, y respirar se está haciendo imposible para mí. Es como si le hubiese dado igual mi muerte, si la existencia de mi vida dejara de estar en este mundo.

Es divertido como tu alma desgarra con uñas y dientes todas las oportunidades que aún le quedan para poder vivir. Porque, en esta ocasión, no muero.

Mi pie, como por instinto, lanzó una dura patada contra su entrepierna haciendo que él suelte un alarido de dolor que casi rompe mis tímpanos.

Amigo, lo siento, pero aún me quedan cosas por hacer en esta vida, recuerdo que pensé en ese instante cuando sus manos me dejaron en libertad y esa pelea terminó en alguien con la nariz rota, costillas destrozadas y un caso de tos con sangre crónica. Sólo voy a decir esto, yo no fui el que terminó así.

Pero situaciones como esta ocurrieron muchas veces a lo largo de mi adolescencia apresurada. Tal vez por todo el odio que mi pequeño corazón contenía o por todo el resentimiento que tenía dentro del pecho, pero era algo cotidiano tener que luchar por mi vida en ese horrible reformatorio para menores.

Y la cosa se ponía mucho más fea cuando uno de los asquerosos gusanos intentaba propasarse de alguna forma con Stacy.

Eso era una pelea a muerte segura, aun cuando hubo una ocasión donde no pude hacer mucho para salvarla, juro que lo intenté todas las veces que me fue posible. Pero parecía ser que tampoco le caía muy bien a las encargadas del reformatorio.

¿A qué quiero llegar con esto? Bueno, la violencia era algo material, podía controlarla a mi antojo si se me daban los recursos, podía ganar o perder una pelea... pero este gélido ambiente de decepción no tenía una maldita idea como controlarlo.

Jess mantenía su vista firmemente apartada de mis ojos con obstinación, lanzando dagas venenosas en dirección a Megan, y si por ella fuera, Megan ahora sería una pequeña ceniza lanzada en el fuego.

Abrí mi boca para decir algo, pero no pareció importar, porque Jess hizo un ruido ronco con el fondo de su garganta, muy parecido a un gruñido.

Maldición, yo sólo tenía que coser mi boca con hilo irrompible para no soltar más idioteces a las personas equivocadas.

¿A quién se le murieron las neuronas cuando pequeño?

Oh, yo sé, a Kellin.

-Megan, estoy esperando que me expliques lo que este... descerebrado ser humano acaba de decir -pidió Jess con voz tensa.

Megan comenzó a temblar como un perrito mojado en medio de una fea tormenta.

- Jess, yo... te juro que... te lo iba a... pero no pude porque... y además tú... - tartamudeaba sin terminar ninguna oración.

- ¿Sí? ¿Yo qué? - cuestionó con el tono escalofriante y bajo.

- Ah... pero tú me llevaste con la doctora y... Dijiste que... como ya era grande... - su mirada buscó la mía en una clara suplica por ayuda.

Oh, no, hermana. Si este vuelve a decir algo, es probable que las cague de nuevo, y más feo, fue la réplica burlesca de mi consciencia.

Bueno, en realidad, no estaba muy alejado de la verdad.

Keep you ; kellin quinn [iych #1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora