Roja Pasion

613 17 1
                                    

Todo comenzó una tarde de lluvia porque esta es sinónimo de frescura, y con ella viene la esperanza, y a veces el amor. Con las gotas irreverentes que sin pedir permiso caían en los rostros de quienes transitaban, April tropezó con Marco. La diferencia de edad entre ambos era poca, lo adecuado según las normas sociales que etiquetan al amor con los calificativos de aprobado o sancionado.

El le sonrió, ella le respondió, pues aquel rostro masculino le pareció agradable, atractivo, varonil. La sonrisa femenina de April lo cautivó, su figura le encantó, y ahí se inicio una historia de amor.

Marco le invito un café. Sin saber porque en el confiaba, ella aceptó. Fueron a una cafetería cercana. Sentados medio mojados conversaron amenamente. Cada uno le decía al otro cómo se ganaba la vida, lo que disfrutaba hacer, una vez que aclaraban, para evitar malentendidos, que no había nadie que se interpusiera en esa relación que apenas comenzaba.

El encuentro terminó con el intercambio de números de teléfonos. Cada uno lo grabó en presencia del otro. Se despidieron con la promesa de que el día siguiente se encontrarían. Así fue. La palabra dada fue cumplida, se perdió la distancia entre lo dicho y lo hecho.

En el segundo encuentro no falto el contacto físico. No tardaron en tocarse las manos. Luego, se abrazaron, y hasta se besaron. Con ese beso, nació la ilusión entre ambos. Luego llegarían los sentimientos de amor; y mas rápidos que estos, la roja pasión.

Marco creía que sabía bien lo que le atraía de April: su sonrisa, su figura delicada, su rostro, que iba de lo infantil y a lo femenino, su carácter divertido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Marco creía que sabía bien lo que le atraía de April: su sonrisa, su figura delicada, su rostro, que iba de lo infantil y a lo femenino, su carácter divertido. Ella también aseguraba saber lo que le enamoraba de él, su trato caballeroso, lo apuesto que era, su buen humor, lo bien que la pasaba a su lado.

Los dos estaban tan enamorados que volaban en una nube, en ese estado en que todo luce perfecto, en que cada parte encaja en un todo que se vuelve único. Nació el amor. Pensaban que sería eterno y único por lo indescriptible, por lo maravilloso. Aparecieron los celos para evitar que un tercero perturbara lo que se había originado entre los dos.

En cada encuentro el amor aumentaba, y con él nacía el deseo de estar juntos, de hacer una vida en común. Planificaban la visita de las dos familias para legitimar aquello que sentían, para garantizar que esa unión seria duradera.

April veía en los ojos de Marco la felicidad; y él en los de ella, la posibilidad de alcanzar el mismo cielo, porque estaban tan enamorados uno del otro que no había imposibles, y eso es exactamente el amor, la ausencia de la imposibilidad gracias a ese sentimiento sublime que nos hace pensar que todo se puede.

No tardaron en aparecer las primeras peleas, pero pronto llegaban las reconciliaciones más intensas que las primeras, porque, en ese estado de enamoramiento crónico, la razón se pierde, las neuronas colapsan, el tiempo se para, el aire se satura, la vida por instantes se detiene.

La mamá de April adoró a Marco. Le pareció el hombre indicado para su única hija. De igual forma, los padres de él, la adoraron. La mitad del camino estaba andado; las expectativas, las mejores. Vociferaban que aquel amor daría frutos.

"El amor es una experiencia mágica, impredecible, maravillosa, una dosis de adrenalina que nos inyectan en las venas para permitirnos ver la vida de manera presurosa"

"El amor es una experiencia mágica, impredecible, maravillosa, una dosis de adrenalina que nos inyectan en las venas para permitirnos ver la vida de manera presurosa"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pronto se casaron. Un matrimonio sencillo pero alegre. La familia, los amigos y los más cercanos le dieron la bendición. La boda terminó con la sonrisa en los labios de ambos, con aprobación de los presentes, y hasta con la satisfacción del cura que con su verbo los unió en una franca ceremonia.

Después de la boda, el amor que sentían Marco y April pasó a una segunda etapa, la convivencia, difícil tarea. Aparecieron los roces, el carácter de uno enfrentaba al otro. La cotidianidad se hacía presente. Con el paso de los primeros años, la pasión se desgastaba y la razón se agudizaba: la euforia del enamoramiento en una extraña paz se convertía, una metamorfosis sufría esa emoción de plenitud, cuando la tranquilidad se instalaba en los huesos.

En los primeros meses de casados, las noches se hacían cortas. Entre sábanas los dos se reconocían: uno se dibujaba en el cuerpo del otro. Las caricias se multiplicaban, y cada parte de uno encajaba armónicamente en el otro, convirtiéndose en un mismo elemento.

Con el transcurrir del tiempo, la pasión ya no era la misma. April ya no veía a Marco como al principio. Ya habían transcurrido cuatro años. Algo en ella había cambiado, pues era capaz de controlar ese amor desbordado que antes le salía por los poros. Justo en ese tiempo, April mutó su amor e hizo de él otra emoción, cercana al afecto, la pasión se convirtió en calma, ésa que se siente después de un día de labores cuando ya se ha dado todo y sólo queda como premio el reposo.

__________________________________________________________________

"Esta es una adaptación a un documento/reportaje/etc del periódico La Voz, publicado el día 20 de septiembre de 2015, escrito por Isabel Rivero de Armas"

One Shots || Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora