-Por qué diablos se mueve tanto –se quejaba el rubio sosteniendo al perro mientras intentaban echarle agua en su cuerpo.
-¿Estás seguro que ya se les puede bañar? –le preguntó.
-Obviamente –bufó-, tendrá como cuatro meses, ya está grandecito.
Habían decidido ir al baño principal para darle un baño al pulgoso ya que no querían que hubiera una contaminación de pulgas o algo parecido, al ser tan pequeño podía contaminarse de cualquier tipo de bacterias con facilidad y eso le podía producir problemas de salud en un futuro. Lo cargaron con cuidado para que este no se asustara, sin más Gaara seguía afirmando que el perro no parecía ser simplemente un cachorro. Parecía tan acostumbrado a aquello que uno creería que tendría años de entrenamiento. En el baño, se dieron cuenta que no tenían implementos de limpieza para mascotas, así que amablemente obligó a Kurama a que comprara shampoo de perros en la veterinaria más cercana, que se debía encontrar a unos 8 kilómetros de donde vivían.
-¿Puedo usar tu moto para ir? –le preguntó haciéndole muecas al perrito para que salte por todos lados.
-No seas flojo y trabaja esas piernas. Tienes 20 minutos para llegar –ordenó, y sin antes pudiera hacer o decir algo, le cerró la puerta en su cara.
Entonces, se pudo ver como una mancha naranja corría como si su vida valiera de aquello ocho kilómetros hasta una pequeña veterinaria, y gastaba su propio dinero, ya que el rubio no le había dado nada, para comprar un maldito shampoo.
-Gracias Kurama san –agradeció Gaara cuando recibió el shampoo.
Naruto se había quitado la camisa de la escuela y había cambiado sus pantalones por unos shorts de ejercicio para no mojarlo mucho, aunque conociendo a pato en tan pocas horas sabía que aquello iba a ser fácil.
Pero que tan equivocado estaba.
-Para la próxima que el teme lo bañe –se quejó, buscando una toalla para secar por completo al perro. Este había comenzado a agitarse para quitar el agua de su cuerpo, empapando a los dos que estaban dentro. Naruto poco a poco sintió que su ceja temblaba, y si tan solo no fuera su tarea el cuidarlo, en ese momento estaría al otro lado del mundo.
-Tu paciencia está tocando límites exorbitantes –exclamó sorprendido el pelirrojo al ver su cara-, y hasta el momento no le has hecho algo malo. Serás una buena madre.
-También tú –gruñó, y este solo levantó las manos riendo un poco.
-Es broma, pero eres toda una sorpresa. Quien diría que tu paciencia mínima no afectara mucho tu cuidado paternal.
Pato se acercó al rubio y comenzó a lamer su mano, incitándolo a jugar con él como un hijo juguetón. Naruto lo observó y empezó a toquetearlo por todos lados para distraerlo, sintiendo como poco a poco ese pequeño animal hacía un hueco en su vida.
Puede que solo sean horas conociéndolo, pero si intentaran quitárselo en ese momento haría de todo por recuperarlo.
Gaara se sentó en la cama del rubio cuando fueron a su habitación y se acostó en la cama pensativo. Seguía pensando en lo que había ocurrido después de que se presentara el azabache llamado Sai, y el por qué le había dicho que intentara mantener su llegada en un secreto para el rubio, como una sorpresa.
Luego, cuando escuchó todo lo que le había dicho Naruto acerca de su antiguo mejor amigo, la única persona que se le vino a la mente fue él. Pero no era posible, Sai no debía ser de ese tipo de personas. Parecía realmente triste el no poder estar frente al rubio, aunque dijo que todo era parte de una forma de protección.
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Buscado por amar
Fanfiction(Cancelado. Rehaciendo en nueva cuenta) (Cancelado. Rehaciendo en nueva cuenta) (Cancelado. Rehaciendo en nueva cuenta) Siempre fue tratado como un ser sin corazón. Desde su más reciente vasallo hasta sus altos mandos, todos creían que tarde o tempr...