Capítulo 16

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—Ok, vuelve a congelarlo de nuevo—Jack Frost dijo
Había vuelto al siguiente día e inmediatamente nos pudimos a trabajar. Intentó hablar, pero no se lo permití, con él definitivamente no tenía que hacer ningunas pases.
Habíamos encontrado un pequeño lugar en el bosque y comenzaba a fatigarme. Primero tuve que derretir la nieve de un pino enorme, cayó una lluvia con el agua que salió de allí, después tuve que congelarlo de nuevo. También tuve que quitar nieve con viento, hacer un remolino, usar el fuego para quemar basura y usar el viento de nuevo para que la contaminación se esparciera. Lleve la nieve derretida en forma de agua al mar, y juro que subió al menos un centímetro. Estaba agotada, y ahora quería que volviera a traer el invierno de nuevo al claro que ya había pasado por las cuatro estaciones, cuatro veces.

—De acuerdo, vamos a la prueba final de hoy, después terminamos hasta mañana.
Comenzó a caminar delante de mí. Sabía a dónde nos dirigíamos pero no estaba segura de lo que quería que hiciera en el lago. Era de al menos unos treinta metros y apuesto a que tenía mínimo una profundidad de diez.
Mi ropa estaba empapada de sudor y nieve derretida. Ni siquiera estaba segura que instintos me invadían ahora, me sentía salvaje y descontrolada pero de alguna manera había descargado muchas frustraciones.
Que Jack Frost me entrenará era un poco más agradable que Padre Tiempo, pero es sólo porque él y yo no nos soportábamos. Algo en lo que había pensado es en el porque Madre naturaleza no me tuvo con un humano normal como hicieron con Eón, Jack Frost no es humano, así que realmente no entiendo porque lo único que hizo fue aumentar mi invierno.
Llegamos al lago que se encontraba congelado, no era seguro patinar en el ya que no estaba al cien por ciento sólido, podrían caer y morir de hipotermia.
Los peces nadaban por debajo, escasos. La curiosidad era incontrolable. Ya quería saber lo que tenía planeado.
La luna se reflejaba en el hielo y esa era toda la luz que necesitaba para ver con claridad. Jack miraba el lago con una expresión seria, su cabello blanco se había echo presente sin vergüenza, ya no tenía que ocultarlo aunque el echo de que su cabello estuviera de un color oscuro no quitaba que fuera el gran Jack Frost.
—Quita el hielo, pero no le des calor al agua
Caí de rodillas en la nieve de la orilla y coloque mis manos en el hielo. Cerré los ojos y aunque fue difícil me concentré solamente en el hielo de la superficie, dejando el agua helada tal y como me lo pidió. Pero el porque era lo que miedo me daba.
—Quiero que flotes sobre él, en el aire, básicamente que vueles, después hagas un tornado de agua y después regreses todo como estaba, incluyendo la cubierta de hielo—su mano estaba señalándome advirtiéndome

—¿Estás bromeando? Nunca he echo un tornado de agua tan grande, tampoco puedo volar bien, puedo caer al agua, y está helada. No podría salir de eso bien— lo miraba incrédula, era algo increíble

Básicamente tenía que manipular cuatro elementos a la vez para hacer eso, usar el viento polar y el tropical no era fácil. Mucho menos lo era para mí volar. Aunque pareciera divertido, no lo era cuando caías desde dos pisos porque el aire se salió de control y te hizo dar vueltas.
—Me gustan las bromas, pero está no es una de ellas.
Mi boca cayó al piso. Definitivamente moriría.

"Concéntrate" "Siente el aire" "Conéctate con la naturaleza"
Recordé las palabras de padre tiempo en mis anteriores intentos de volar, fallidos. El viento comenzó a arremolinarse a mí alrededor, chocando contra mi numerosas veces, intentaba que fueran balanceadas pero seguía inclinándome más hacia un lado. Cuando por fin fue estable comencé a llevar la brisa más alto y más alto. "Está bien" pensé, si caía al menos lo haría en un montón de nieve.
—¡Ahora al lago!—Jack gritaba con sus manos al rededor de su boca
Giré el cuello tembloroso hacia el agua, que seguramente estaría helada y comencé a andar. La nieve que estaba a mi al rededor se convirtió en aire total, el agua no era tan densa como para ser levantada tan fácil.
Una pequeña ráfaga de aire frío se me escapó y me llevo de golpe al lado izquierdo. Recobre el equilibro.
—¡Mierda! ¡Esto es tan difícil!—había gritado, seguramente ni siquiera podría oírme

"Respira"
Debajo de mi un pequeño círculo comenzó a girar, primero lento, después más rápido, más rápido y más rápido, hasta que comenzó a levantarse. Estire mis brazos canalizando un poco más de concentración a la energía que estaba empleando en mis manos; un poco más de fuerza me vendría bien. Este pudo haber sido el primer entrenamiento, a este punto estaba realmente cansada.
El torbellino comenzó a subir más alto y cuando estuvo lo suficientemente arriba se podía ver la pequeña neblina que salía del agua, lo nervios comenzaron a envolverme y el aire frío y caliente estaban a punto de hacerme volar; quería llorar.
—¡Tranquila! ¡Puedes hacerlo, hija!

¿Me llamó hija? Miré el rostro de mi padre y vaya que se veía preocupado. Pero había algo más en sus brillantes ojos, él creía en mi.
Con todo el valor que poseía, respire hondo. Ya estabilizada el agua comenzó a subir de nuevo, se expandió hasta que me vi envuelta en un gran tornado de agua helada al rededor de mi. Estaba demasiado cansada así que solamente deje caer el agua de nuevo y regrese rápidamente a la nieve. Caí torpe pero en seguida mi padre me ayudó.

—Ha sido increíble. ¡Te envolviste en él! ¿Sabes lo difícil que es hacer que el viento siga entrando desde la parte de arriba de un tornado de agua? Mucho

Lo miré divertida, por fin podíamos hablar de está manera. Sin que se sorprendiera de otra manera por mis dones, ahora él me estaba enseñando, estaba preocupándose por mí en realidad. No pude evitarlo y me lancé a sus brazos, era mi padre después de todo.
Regresamos en silencio, pero podía escucharlo balbucear acerca de lo increíble que había sido. Parecía un niño pequeño, aunque siempre lo había sido, casi nunca se tomaba las cosas demasiado en serio, y lo agradecía ya que si no hubiera enloquecido con todas mis sugestiones de complejo de adulto.

Me tiré boca abajo con la toalla al rededor de mi cuerpo, no tenía ganas de moverme; mi cuerpo estaba entumido desde mi cuello hasta los dedos de los pies. Mire hacia el ventanal abierto y me pregunté si Cecil vendría está noche, sé que dijo que sería hasta dentro de tres días pero tenía que haber una razón para que me pidiera dejar las ventanas abiertas.
Eché mi cara contra la almohada nuevamente intentando mantener mi cabeza en blanco. Ahora tenía dos problemas, tenía que vestirme y tenía que comer, dejaría sin suministros a toda la pizzeria en cuanto pudiera moverme.

—Oh vaya, es tentador pero no soy del tipo que hace esto tan pronto. Claro que podría hacer una excepción.

—¿Qué quieres, Eón?—dije sin ganas

—Yo quiero muchas cosas de ti, pero no creo que puedas soportar tanto placer.

Mis mejillas se encendieron al igual que las velas a mí al rededor. No era mi intención, simplemente el calor se apoderó de mi cara y estaban muy cerca.

—Definitivamente puedo hacer una excepción—no lo estaba mirando, pero podía sentir su sonrisa burlona

Tampoco quería levantarme, podría caerse mi toalla y lo último que quería en este momento era que me viera desnuda. Ni siquiera estaba lista para que mi novio me viera sin ropa, mucho menos alguien que no lo era.

—Sal para que pueda vestirme—intenté sonar molesta, pero la vergüenza se hacía paso a través de mi voz

—De acuerdo, solo venía a decirte que ordené pizza, parecías hambrienta—escuché la puerta cerrarse

Había sido bueno que le haya pedido que se fuera, porque efectivamente la toalla se había resbalado del nudo. Sin energías para levantarla camine hacia el armario sin prisas, intentando imaginar la pijama que tomaría, sabía con exactitud que usaría la primera que mis dedos tocaran.
Me sentía mareada y cansada, casi como si estuviera borracha, pero estaba casi segura que sentía a alguien mirando. Para a medio camino, casi frente a la ventana, mire fuera de ella. Todo estaba callado y oscuro, las luces del cuarto de Mike estaban apagadas así que tambaleándome me adentré al armario. Si no fuera por el olor a pizza tal vez hubiera quedado inconsciente sobre la vieja silla en el vestidor.

Esa noche tuve el sueño más hermoso que pude haber tenido jamás.

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