Mis viajes

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Señores pasajeros, embarquen por la puerta 26


Ya era hora, pensaba. Era la primera vez que viajaba, la primera vez que me sentía libre.


Cuando era una niña, mis padres no querían viajar a ningún sitio, decían que España es el mejor país del mundo, que aquí es donde hemos nacido y donde hemos de quedarnos siempre, a mí esas palabras me inquietaban, y como era bien pequeña no me atrevía a cuestionar las palabras de mis padres, las cuales envolvían mi pensamientos cada día, preguntándome que maravillas ocultarían los diferentes países del mundo.


Ya con dieciocho años tuve la suerte de ir a una buena universidad, gracias a mis notas, y mi esfuerzo por conseguirlas, pero esta universidad de la que hablo seguía estando en la misma ciudad, Madrid. Desde que entre en ella no pare de estudiar y dejarme la piel para sacarme la carrera y de este modo sentirme libre, poder descubrir el mundo y observar las cosas tan bonitas que oculta.


Trece de febrero de 2016, alegría, libertad, ilusión, miles de sentimientos crecían en mí, tenía unas ganas tremendas de que el avión aterrizara en Burkina Faso, había oído hablar de él cuando era más joven, por la tele, por la radio, incluso se lo había escuchado decir a mis padres, pero conseguían cambiar de tema, para que no hiciera preguntas, ya que siempre he sido una chica muy curiosa.


Estábamos a punto de aterrizar, cuando podía observar por la ventana el panorama, y que bonito era, ya podía imaginarme dando paseos por aquel paisaje tan hermoso.


Tras el aterrizaje y las vueltas creadas en el aeropuerto de Uagadugú, me dirigí al hotel, para descansar, pues había sido un viaje largo. Cuando llegué me instale y decidí llamar a mi madre, que a pesar de no estar contenta por mis escapadas, se preocupaba por mí.


Después de una llamada de dos horas, en las que mi madre y mi padre, se quejaban de mi espíritu aventurero y mis ansias de descubrir cada pequeña parte del mundo, me fui a dormir, pues al día siguiente iniciaría mi recorrido por la ciudad.


Eran las siete de la mañana, y me disponía a salir del hotel, cuando conocí a un grupo de personas allí que llamó mi atención, todos llevaban unas camisetas en las que ponía "Manos Unidas", se acercaron a mí y me preguntaron que hacía en un sitio como aquel y entonces explique que tenía un espíritu aventurero y con ganas de viajar, ellos se extrañaron de que hubiera elegido lugar como este, y se ofrecieron para guiarme un poco por la zona, ya que querían enseñarme algo.


Tras pasar el río Volta a la salida de Uagadugú, empiezo a darme cuenta de muchas cosas, como por ejemplo, por qué este lugar es tan conocido y mencionado en la tele o por qué mis padres me lo ocultaban como muchas otras ciudades, de cría.


Me llevaron a una especie de aldea a las afueras de la ciudad, allí habitaban unas cuántas personas que nos recibían con una sonrisa en la cara, agradecidas de nuestra llegada, enseguida nos abrazan y nos estrechan las manos, las cuales tienen curtidas por su inmenso trabajo en las tierras donde cultivan sus alimentos, que a pesar de su esfuerzo por mantenerlos y cultivarlos acaban desechos por las condiciones climáticas del lugar, 45º de temperatura y no aguanto más allí, pero observo como las personas de esa pequeña aldea soportan cada grado de temperatura.


Me inquieta y me entristece, las condiciones de vida de la ciudad y me ofrezco a ayudar al grupo de personas que conocí en el hotel, encargado de proporcionarles a estas personas los alimentos y cuidados necesarios para que vivan. Al final de mi estancia, descubro que este país tiene una fuerza tremenda, que a pesar de lo duro que es vivir ahí, lo consiguen, la sonrisa en la cara de los niños, el inmenso trabajo, los enfermos que no se quejan y la lucha contra un clima inaguantable hacen de este lugar, un país fuerte, agradecido y merecedor de nuestra ayuda.


Después de este viaje, abrí mi mente, e investigue, no quería viajar a un país rico y con mucho turismo, quería ir a un lugar donde se necesite ayuda, con la intención de hacer todo lo que esté en mi mano para ayudarles, pues desde pequeña he pensado que vivíamos en un mundo de paz, de igualdad, y al fin he descubierto que no es así, que mientras algunos disfrutan de comida, agua, sanidad y educación, otros no tienen ni vivienda, que mientras algunos derrochan de estas, o se quejan de otras, otros no tienen nada.


Mi siguiente viaje fue a Birmania, un país pobre a causa de la guerra, de los conflictos armados y de las diferencias étnicas, durante todo el trayecto, me preguntaba por qué tenían que suceder este tipo de cosas, por qué tenían que existir diferencias sociales, políticas e incluso religiosas.


Nada más instalarme, observe las condiciones de vida de las personas, algunas asustadas de que haya bombardeos en cualquier momento, otras encerradas en sus casas, o lo que queda de ellas, para no sufrir daños, y mientras esto ocurre aquí, en otros países estalla una guerra parecida a esta, no saben lo que puede llegar a pasar, no entienden que provocar un conflicto por este tipo de cosas no debería pasar, y sobre todo no se dan cuenta de que no ganan nada con ello.


Me paseo por las calles con cuidado, niños en las esquinas pidiendo algo que comer, y madres con sus hijos llorando y suplicando algo para que sus niños, algunos recién nacidos sobrevivan. El cuerpo se me estremece, me invade una angustia y tristeza enorme.


Aunque me duele tener que irme sin hacer nada, de lugar tan abrumador, me voy y me dirijo a otros lugares del mundo, ya que me interesa todo aquello que ocurre a nuestro alrededor y no sabemos, y quiero compartirlo al finalizar con la sociedad, para que podamos ayudar a cambiar las cosas, juntos.


Mi tercer viaje se centro en aquellos lugares donde había explotación infantil, como es el caso de Perú, donde pude ver a niños trabajando en el sector agrícola, bajo condiciones abusivas, además observaba como estos estaban en un mal estado de salud debido a que están en continuo contacto con productos químicos de fumigación.


¿Es esto normal? La respuesta es no, son menores, no tienen cuidados y solo son explotados, ¿nadie se da cuenta de lo que está ocurriendo? Me pregunto cuando veo estas cosas.


Ya lo estaba pasando realmente mal, al ver lo que estaba ocurriendo en cada parte de este mundo, pero no pararía hasta averiguar cada miseria e injusticia que haya. Por eso mi cuarto viaje estuvo dedicado a los países con mayor discriminación hacia la mujer, la primera parada fue en Yemen, allí existen unas diferencias tremendas, no hay ninguna mujer yemení que participe en el parlamento, el 17 % de las niñas son forzadas a contraer matrimonio y el 38 % a mutilación genital, en general las mujeres dependen de los hombres para vivir, es decir, si quieren salir a la calle, ir a la universidad, sacarse el pasaporte...etc. Y no es el único país en el que ocurre.


Desde ese momento empiezo a preguntarme qué puedo hacer para cambiar esta situación, pero enseguida me doy cuenta de que yo sola no puedo, que el mundo ha de darse cuenta de estas cosas y deberíamos cambiarlas juntos.


Finalmente, tras largos viajes por un montón de países, de cada continente, cree una fundación que ayuda en todo tipo de cosas, el hambre, proporcionando cuidados a las personas afectadas por ello, y proporcionándoles alimentos necesarios para subsistir, la educación, creando centros escolares donde no solo se aprende lo básico sino la importancia de que no se produzcan conflictos y guerras por las distintas diferencias culturales, políticas...,la sanidad, construyendo hospitales públicos para aquellas personas que no pueden permitírselo...etc.


Habían pasado ya unos años y decidí volver un tiempo con mis padres, los cuales se sentían orgullosos de mis logros.


Durante largo tiempo la fundación siguió en marcha, y se resolvieron muchos casos de pobreza como viene a ser el de Burkina Faso, el primer lugar a donde viajé, y el que me abrió los ojos, y me hizo darme cuenta de cómo estaba el mundo en realidad. Nosotros solo vivimos en una pequeña parte, el mundo es muy grande, y cada sitio esconde algo, esto debe ser descubierto y disfrutado por todos.

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