Sé osado y serás ¿afortunado?

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Narra Naruto

- ¿No tienes nada que decir niñita, o es que ya te orinaste en los pantalones? - Lo voltee a ver y de verdad que se veía enojado

Pues ahí estaba yo a unos 7 metros de mi contrincante, la verdad tenía mucho miedo, como odio aceptarlo, pero no quería pelear ¡quería huir! Todo mi cuerpo temblaba, sabía que esta vez si iba enserio y si no hacía algo rápido este tipo me iba a acabar a golpes.

Pero esta vez será diferente

Él se estaba acercando, su rostro demostraba odio, pero también se enmarcaba na sonrisa, como si sintiera dulzor al pelear conmigo

-Kiba yo... no es lo que parece- dije retrocediendo un poco, eso no ayudo mucho ya que él estaba muy cerca.

-Te advertí Naruto, tú mismo labras tu destino – su rostro y sus palabras me demostraban toda la ira que tenía, yo debía hacer algo.

Solo trague grueso y comencé a sudar mucho, estaba nervioso, pero también tenía adrenalina en mi sangre, quería pelear con él, demostrarle todo mi valor, quería hacer muchas cosas, pero simplemente no reaccionaba, era como si la mayor decisión fuera arriesgarme a hacerlo, sabía que si lo hacía iba a terminar herido... No puedo seguir siendo un cobarde.

Sólo los cobardes temen a la valentía.

¡Zas! – Reuní todo mi valor y le di un puñetazo en la cara, como estaba desprevenido y no se lo esperaba quedo muy sorprendido, además de que casi lo hago caer.

- ¿Cómo te atreviste a pegarme? ¡IMBECIL! – dijo mientras se acercaba a mi más rápido que antes, esta vez le rechinaban los dientes de la ira, cuando estaba cerca a mí me intento dar un puño, pero por una extraña razón recordé algunos de los pasos de Jiraya sensei, bueno, no me podía desvanecer como lo hacia él así que opté por agacharme para esquivarlo

- ¿Por qué me odias tanto?, Hinata solo me está ayudando al prestarme sus notas – dije esto un poco exaltado, tanto por la rabia como por la adrenalina.

Ya que estaba un poco agachado y Kiba desprevenido solo me quedo la opción de darle un golpe a la cara por lo bajo haciendo que este volara un poco y cayera de espaldas al suelo. Estaba temblando de la adrenalina, no podía creer que fuera tan bueno en esto

-Te odio porque aunque eres un maldito aniñado aun así despiertas interés en Hinata, no lo soporto, he estado enamorado de ella desde que llegue al instituto, me volví popular creyendo que eso la haría fijarse en mí. – Se limpió el labio ya que estaba sangrando – juro que la voy a retener a mi lado así tenga que encerrarla, no se la daré a un estúpido como tú – se levantó y vino hacia mi rápidamente

- ¡Estas enfermo, eso no es amor, eso es obsesión! – El de repente se agacho y me barrio con sus pies, haciendo que yo me golpeara la espalda y soltara un quejido de dolor, de un momento se me abalanzo encima y comenzó a golpearme la cara, yo trataba de cubrirme, pero era imposible, él me estaba haciendo trizas

-Solo eres una mierda, no sabes nada de mi ni de lo que siento por ella – se levantó rápidamente, yo intente hacer lo mismo, pero él me lo impidió, me dio una patada en el estómago y me saco todo el aire.

-¡¡Ahhhhhhhhhhh!!- grite con todas mis fuerzas, estaba a punto de llorar, era mi último recurso, quería que alguien me ayudara, no me importaba si me hacía parecer a un cobarde, solo necesitaba pararlo, cada vez me daba golpes más fuertes.

-¡¡¡Joder, cállate!!! – Se arrodillo y quedo muy cerca de mi lastimado rostro – Este sábado tendré una cita con mi linda Hinata, ni tu ni nadie lo va a impedir, yo la quiero hacer mía de cuerpo y alma -rio un poco y tomo un respiro - ¿Alguna vez has visto las lindas caderas de la presidenta, sus grandes pechos o su lindo trasero? toda ella me enloquece, no la perdería por alguien tan patético como tú.

¿El amor es dulce o agridulce?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora