Capítulo 4: "Preguntas y respuestas"

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Narrador omnisciente.

Luego de dar un largo suspiro Marinette se decidió a avanzar. Escondió el collar dorado bajo sus ropas y caminó lentamente, intentando ignorar mirar a otros; pero fue inevitable no hacerlo cuando oyó a Chloé y Sabrina reír al unísono.

Chloé: Oh, ¿asustaste a alguien con esa cara tan fea y te golpeó?

La chica rodó los ojos e intentó continuar, pero al rato después sintió una mano en su hombro. Se volvió a detener y volteó el rostro para ver de quien se trataba, quedando con los ojos abiertos al toparse muy de cerca con la persona menos esperada.

Adrien: ¿Necesitas ayuda?

Marinette: ¡A-Ah, A-Adrien! No, ¡sí...!

Al estar tan alterada se despreocupó de sus piernas dañadas y se desiquilibró yéndose al suelo. Adrien trató de sujetarla por la cintura, pero ya era muy tarde, fue un intento en vano, ya que terminó cayendo sobre ella.

Adrien: L-Lo siento.

El chico se levantó con cuidado aunque bastante nervioso. Estiró su mano para que Marinette la tomara y se pusiera de pie, ella aceptó la ayuda también llena de nervios, su cara estaba rojísima y en vez de decir "gracias" solo podía balbusear sin sentido alguno.

Entre un incómodo silencio Adrien puso el brazo de la peliazul en sus hombros y comenzó a avanzar con ella. La llegada al salón parecía eterna desde que se cruzó con Chloé. Una vez que la chica por fin llegó a su asiento correspondiente, el rubio la observó de pies a cabeza bastante curioso.

Marinette: M-Muchas gracias.

Adrien: De nada. Por cierto, ¿qué te sucedió?

Marinette: E-Eh..., ¡ah!, un accidente en casa.

Adrien: Ya veo... Que te recuperes pronto -sonríe-.

Al ver como Adrien se fue a su asiento a conversar con Nino, Marinette colocó sus brazos en el escritorio y escondió su cabeza entre ellos; se preguntaba dónde estaba Alya y por qué habían pasado esas cosas tan vergonzosas.

Sólo un poco antes de que la profesora diera inicio a la clase vio a su mejor amiga entrar corriendo al salón. Movió su mano con desánimo en forma de saludo, a lo que Alya rio viéndola así.

Alya: ¿Qué te pasa? -susurro-

Marinette: ¡He tenido una mañana hermosamente horrible!

Su amiga le dio unas pequeñas palmaditas en la espalda diciéndole que luego hablarían.

-Bien chicos, como había dicho con anticipación hoy diré los grupos para el trabajo. El primero estará conformado por: Nino, Chloé, Sabrina y Marinette. -la peliazul golpeó su cabeza contra la mesa- En el segundo estarán: Alya, Rose, Max y Adrien. El tercero...

Marinette: ¡Cámbiame! Estarás con Nino.

Alya: ¿Y con las dos brujas? Lo siento, esta vez no cuentes conmigo. Además, si estuvieras en un grupo con Adrien ni siquiera podrías decir una sola palabra.

La mañana iba de mal en peor.

***

Cuando la tarde había llegado y el fin de clases también, Marinette esperó a que el salón estuviera completamente vacío. Se transformó en Ladybug (así le dolían un poco menos las piernas y era más ágil) y saltó hasta el tejado de la preparatoria para buscar a cierto rubio. Se topó con la suerte de que él iba recién acercándose a su limusina. Con cierto aire de maldad lanzó su yo-yo y lo enrolló alrededor de la cintura de Adrien para atraerlo hasta ella.

Adrien: Pero qué... ¡L-Ladybug!

Ladybug: Buenas, chico guapo. Me parece que nos quedó algo pendiente ayer.

Adrien: Más importante, ¿estás bien?

La chica intentó lucirse dando una fuerte pisada, pero realmente le dolió e incluso soltó una pequeña lágrima que ocultó del rubio. En realidad no había nada pendiente, pero quería hablarle más, aunque tuviera que aprovecharse de su forma de heroína. Se sentó, viendo como él hacía lo mismo.

Ladybug: M-Mejor hagamos algo. ¿Qué tal un juego preguntas y respuestas?

Adrien: Me parece -sonríe-. ¿Animal favorito?

Ladybug: Hámsters, ¡adoro los hámsters! Y...

En el momento en el que había llegado su turno, se dio cuenta de que cual fuera la pregunta, ella ya sabía la respuesta. No es que fuera una acosadora o algo así..., sólo que era muy, muy "atenta". Terminó haciéndole cualquier pregunta sin sentido y siguieron así durante algunas horas. Parecían estar tan lejos el uno del otro, pero cada vez, con cada sonrisa y cada palabra, se acercaban al corazón del otro.

Adrien: Mi turno... ¿Te gusto?

Ladybug: ¡Whoa, mira qué tarde es! T-Tengo que irme.

Le dio un pequeño beso de despedida en la mejilla a Adrien y comenzó a avanzar.

Adrien: ¿N-Nos volveremos a ver mañana?

Ladybug: Tal vez -guiña el ojo- Solo si te portas bien.

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