A la mañana siguiente hallaron, cerca de la puerta, la cabeza de un conejo brutalmente arrancada de su cuerpo junto a un muñeco de Marcos. María tubo la hipótesis de que su hijo fuese el culpable esta vez. Pero el niño le echó la culpa a Jezeberth, otra vez. Abrumado por la situación, Álvaro se dirigió para deshacerse del muñeco, pero su sangre se heló frente al espantapájaros, que lo miraba fijamente. Todos los recuerdos de su infancia volvieron a su mente. Recuerdos olvidados donde Jezeberth golpeaba a Álvaro y lo amenazaba de muerte si se alejaba de él. Sus largas noches sin dormir por el temor al ver al espantapájaros junto a su ventana, y ese terror que surgía la terrorífica risa del muñeco en el maizal. Álvaro no podía creerlo y huyó corriendo hacia su casa, sin dar ninguna respuesta, se puso a preparar sus cosas y la de su familia. Pero la noche llegó demasiado pronto y pensó que la carretera era demasiado peligrosa, aún más después de aquel día lleno de emociones.
La familia pasaría la última noche en la cabaña, y por la mañana abandonarían aquel lugar sin dudarlo. De esta forma, Álvaro llevó a su hijo y a su esposa a la cabaña de invitados, que estaba más alejada del maizal, por mera preocupación. Él, sin embargo, permaneció en la ventana de la casa principal. Sentado en una silla, sin parar de observar el campo. Hasta que cayó rendido por el sueño. A las horas una luz despertó a Álvaro, y salió a ver qué pasaba fuera. Su desesperación fue infinita al ver que la cabaña de invitados estaba en llamas. Quiso llamar a emergencias, pero no pudo. En el porche de la casa en la silla de su padre estaba Jezeberth, mirándolo con una guadaña en sus dos manos de madera
Según el informe policial, la granja tuvo un incendio sobre las tres y las cuatro de la mañana. Se hizo un rastrillaje por la zona, después de que el fuego se extinguiera. Al final, dos cuerpos calcinados fueron encontrados en las ruinas de la casa. Al parecer, la cabaña de invitados se quemó hasta extenderse a la casa principal. Los policías niegan la hipótesis del accidente, pues un cuerpo fue encontrado junto a las ruinas de la casa, un cuerpo de un hombre adulto, degollado con un corte perfecto y una guadaña oxidada unos pasos más atrás. Buscaron un rastro, una pista que pudieran conducirlos al asesino. Pero únicamente encontraron unas pisadas que se dirigían al maizal. Dentro solo había un viejo espantapájaros, bastante peculiar. Con unos trapos sucios por ropa y la cabeza formada con un saco raído. Colgado de su cuello aun descansa un cartel que pone "Jezeberth", y bajo este, una llave ligeramente manchada por las cenizas.
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La Herencia
FantasyUna familia se muda a la granja del padre de Álvaro. Todo va bien hasta que la familia se encuentra animales degollados en la puerta de su casa. El hijo de Álvaro llamado Marcos pasa la mayor parte de su tiempo jugando con el espantapájaros. Días má...