-¿Y bien, por que me traes a un lugar así?
-Te quería para mi solo –contestó seductor.
lali se concentró en la comida, que estaba deliciosa, ambos comieron al principio en silencio, y después charlaron sobre temas sin importancia.
-Estaba muy bueno –dijo ella.
Él se levantó de su silla, y se colocó delante de ella.
-¿Bailas? –preguntó extendiéndole una mano. Sonriente ella aceptó su mano y él la sacó a bailar, en medio de la nada.
Pegados, cuerpo con cuerpo se movieron al compás de la música, un compás lento y suave, sus cuerpos se balanceaban con sensualidad, rozándose. Abrazados, bailaron un largo rato, las manos de lali jugaban con el sedoso pelo de peter, y las manos de él la apretaban contra su cuerpo.
lali reposó su rostro en el pecho de peter, y él hundió su cara en el cabello de ella, para bajar hacía el cuello, donde paseó los labios de arriba hacía abajo, haciendo que el cuerpo de la muchacha se estremeciera.
lali alzó la cabeza, y clavó sus ojos en los de peter. Poco a poco él se inclinó hacía ella, y rozó sus labios contra los de lali, sus alientos acariciándose. Sus bocas se fundieron en un beso suave y tierno, que poco a poco fue intensificándose. Sus lenguas juguetonas se encontraron, entrelazándose. Las manos inquietas, jugaban sobre el cuerpo del contrario.
El tiempo se detuvo, no había nada más que ellos dos, y las sensaciones que los invadían.
-Mmm...
-¿Qué pasa? –preguntó peter en un susurro ronco, mientras le acariciaba los labios con los suyos. Dios, se estaba tan bien así.
-Nada... -contestó ella- me gusta esta tregua.
-Bien, a mi también –estuvo de acuerdo él mientras la besaba de nuevo.
El tiempo pasó volando. Era gracioso, cuando estaban separados luchaban contra el reloj, suplicando que la aguja fuera más rápido, y sin embargo en ese momento darían lo que fuese por hacer que se detuviera.
Estuvieron bailando mucho tiempo, sin rumbo, tan solo se movían a la vez que se besaban y acariciaban, simples caricias cargadas de significado.
-Creo que... es muy tarde –susurró peter, será mejor que te lleve a casa.
-No, a mi casa no –contestó ella sin pensarlo.
-¿Qué?
-¿No me vas a invitar a tomar un café, o una copa...?
-Claro que si.
peter se aferró a la cintura de lali, y la abrazó con sus brazos. Caminaron dando tumbos por la calle, riéndose de nada. La risa era contagiosa, y cuando se reía uno se reía el otro.
-¿De que nos reímos? –preguntó lali.
-Tú te ríes porque me tropecé.
-Ya eso si –dijo riendo de nuevo al recordarlo- ¿y tú, de que te ríes?
-No lo se –contestó entre risas, peter.
Poco después ambos subían en el ascensor. lali apoyada en su pecho cerró los ojos y dejó su mente volar.
Lo iba a hacer, iba a terminar de disfrutar la noche.
Se despegó de él cuando salieron del ascensor y caminó dando saltitos hasta la puerta de peter, donde se apoyó dejando sitio para que pudiera meter la llave.
Cuando él se puso delante de la puerta, y fue a insertar la llave, ella rodeó el cuello de peter con sus brazos, y le besó el cuello.
-lali... -la advirtió él ronco.
-Mmm... ¿Qué? –la lengua de la chica lamió el cuello de peter, haciendo que se estremeciera, su entrepierna sufrió un tirón.
-Como sigas así, no habrá copa, ni café...
-Prefiero tus labios –susurró ella.
-Mira que cursi nos salió –se burló él, encantado con la declaración.
-Solo por hoy...
-Ya veremos.
peter abrió la puerta, y se adentró en la casa, cargando a lali en sus brazos, sus bocas se devoraban con pasión y desenfreno, a tientas, a ciegas, se dirigió a su habitación, y cayó boca arriba con lali encima suyo.
Sus manos inquietas acariciaron las piernas de lali, subiendo por todo el muslo hasta acariciarle el trasero, masajeándolo, un gemido escapó de entre los labios de lali mientras lo besaba con desesperación.
-Creo que hemos bebido un poco de más –dijo él.
-No –susurró ella, mientras él subía las manos por su espalda, levantando el vestido todo lo que podía.
De repente se detuvo. No, tan rápido no, y además, quería mandar. Ella iba a llevar el control.
-Shh –siseó cuando peter abrió la boca para protestar
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Jugando con fuego#laliter
Fanfiction-Cuando Juan Pedro Lanzani abrió la puerta no pudo evitar fijarse en los increíbles ojos, la sensual boca, y el maravilloso cuerpo de su visitante. Tampoco pudo evitar ver... ¡que estaba loca! -Su nueva vecina, una excitante castaña, lo acusaba de d...