Mi casa se encontraba en total paz, armonía y vidrios rotos... Esperen, ¿¡Qué!? ¿¡Qué rayos!?...-¡_____! ¡Has vuelto a casa!- gritó mi madre, eufórica desde la cocina, sosteniendo entre sus manos una botella de vino tinto, mientras caminaba lenta y curiosa hacia mí, tropezándose en cada paso. La sostuve antes de que cayera-. ¿Dónde has estado, hija?
-¿Estás hebria?- le pregunté, incrédula mientras olfateaba un poco. Sin duda lo estaba.
-No. ¿Por qué crees eso...?- Volvió a tropezar, esta vez cayendo milagrosamente sobre el desgastado sillón al fondo de la sala. Estampé una mano contra mi frente. ¿Acaso nececito responder?
-La pregunta es ¿por qué?- le dije aventando mi bolsa al suelo e ignorando el cuerpo inerte de mi madre en el sillón. Sin duda mi vida no podría ser mas patética- ¿Y papá?
-¿Quién? ¿El cretino?- Me detuve en seco y me giré para enfrentarla. Mamá nunca hablaría así de él. A menos que....
-¿Qué ha hecho mi padre, como para que te hayas embriagado así?
-No lo sé. Pregúntale a su secretaria. - Dijo y después lanzó una carcajada al aire, aprenté ambas manos en puños y mi cara se sintió caliente.
-¿De qué rayos estás hablando?
-Oh. Perdón ¿No lo sabías?- Preguntó sarcástica mientras se incorporaba y tomaba un gran sorbo de la botella- Ese infeliz me ha estado engañando desde hace prácticamente años. ¡Y yo sin enterarme! ¡Qué ingenua! ¿No cres?
Esto no era cierto. Esto no podía ser cierto.
-Tu.... Tu estás mintiendo- le dije en susurros mientras me alejaba lentamente, dando pasos cortados hacia atrás. -¡No digas eso!
-Querida hija, yo tengo por qué mentirte... Yo no soy una perra asquerosa como con la que se acostó tu padre. - Lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, ya rojos e hinchados, como si hubiera estado llorando desde hace algún tiempo. Aun así no podía creerlo. No mi papá.
-¡No mientas!- le grité corriendo hacia ella, asqueada y furiosa. La sustuve por los hombros y la sacudí -¡Estás hebria no sabes lo que dices!
-¡Suéltame!- Gritó ella, empujándome lejos. Caí en el suelo bruscamente, lastimándome el tobillo derecho. Gemí fuertemente al impactar. Mis ojos se llenaron de lágrimas y la miré desde el suelo.
-Ahora comprendo por qué te engaño ¡Quién querría vivir con una loca como tú!- le solté, llorando mas fuerte. Ella me miró enojada y se abalanzó sobre mí. Me abofeteó fuertemente. Llevé una mano sobre mi mejilla dañada y la miré sorpendida. Mamá, nunca en su vida me había puesto una mano encima. Hasta hoy. Dsspués de que comprendió lo que había hecho, me lanzó una mirada de arrepentimiento y se acercó lentamente.
-Yo... Lo siento, lo siento mucho. No fue mi intención.- Se arrodilló frente a mí. Yo miré hacia otro lado- Perdón hija, por favor...
-Ya, ya lo tengo- le dije secamente. Me incorporé rápido, sin tocarla mientras me levantaba del suelo- Aléjate de mí.. Estás... ¡Estás loca!- le grité mientras mis lágrimas se profundizaban mas y corrían sin frenar por mis mejillas rojas. Ella me lanzó una mirada de culpa mientras me dirigía a la puerta, tomaba mi bolso y salía corriendo por la puerta principal azotándola.
Corrí sin rumbo fijo durante un par de minutos, que se me hicieron una eternidad. Cuando perdí la cuenta de cuánto había recorrido, y mis pies se encontraban finalmente destrozados, me detuve, sentándome al pie de un gran árbol. No me había dado cuenta de que me quedé dormida, hasta el momento en el que empezó a llover, por las frías gotas de agua me desperté. Estaba empapada de pies a cabeza, había perdido mi celular y ahora me enocontraba totalmente perdida. Y pensar que hace un par de horas era la mujer más feliz del mundo.
«Mi suerte es horrible» Me dije a mi misma mientras lanzaba pequeñas piedras en el paviemento. Flexioné mis piernas y luego las envolví con mis brazos húmedos.
Bien sabía que estaba sufriendo de más, también sabía que podía pasar la noche en casa de Caroline o la abuela «Por más horrible que esto sonara» Pero ¿Y qué? Nececitaba sufrir y ver el lado gris de la vida. Después pensé en que talvez exageraba y me levanté, sacudiendo inútilmente el lodo de mi trasero.No podía ir con Caroline ni la abuela. Si llegaba a alguna de sus casas en éste estado, se preguntarán de por qué mi apariencia y yo no tenía humor para interrogaciones.
Sólo había una opción.
Si, es esa, ustedes ya saben.
Soy débil, lo siento.
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Corazón Ciego - Thomas Sangster
Fanfiction"Si quieres a alguien por su belleza, no es amor, es deseo. Si quieres a alguien por su inteligencia, no es amor, es admiración. Si quieres a alguien por por su dinero, no es amor, es interés. Si quieres a alguien y no tienes idea porqué, eso es...