Capítulo 2

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Pasan los días, y yo me guardo mis celos, y guardo todo lo que siento, pues es difícil seguir de pie, con la frente en alto sin saber si eres feliz o no, si sólo sonríes porque algo te causa gracia, pero al terminar de reír vuelves a la realidad, aquella realidad que no es como en las películas, sino, una realidad donde tienes que tropezar y decidir si te levantas o te quedas ahí acostada, donde te das cuenta quienes son tus verdaderas amigas y amigos, donde te das cuenta que existen personas que sólo se fijan en el físico y no en los sentimientos, donde tengo que aguantar lo que dicen mis compañeros del salón, esos sarcasmos sobre mi cuerpo y actúo como si no los hubiese escuchado, como si no me importara lo que dicen, pero en realidad, en ocasiones llego a mi casa y me miro en el espejo, me miro y lo primero que pienso es "que fea estoy", "¿Por qué yo no soy bonita?", "¿Por qué mi cuerpo no es perfecto?", y más preguntas, con las que sólo lograba que mi autoestima estuviera por los suelos, con las que solo lograba que mis ojos se llenarán de lagrimas y de repente empezaban a rodar por mis mejillas, y de esta forma sentirme menos que los demás sólo por mi físico, sin darme cuenta que en realidad lo que importa son tus sentimientos, y quien de verdad te quiera te aceptará tal y como eres.
Pasó tiempo, donde el verme en el espejo ya no ocasionaba que mi autoestima bajara, ahora, me miraba y en ocasiones, me decía "Soy la obra más hermosa que Dios hizo", y de esta forma, mi autoestima subía, tan siquiera un poco.

Una Simple ChicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora