Mi mejor amigo, Sebastián, al cual lo llamaba hermano, era una persona importante, que con tan solo poco tiempo le tomé un gran cariño y confianza; que apesar de la distancia hablamos todos los días, y yo deseaba siempre verlo, ver sus ojos, y poder hablarle en persona. Llegué a pensar que me gustaba, llegué a imaginarme una tarde con él, llegué a dormir llorando por él, pues el nunca se fijaría en mí. Pero después de un tiempo, me di cuenta que no me estaba enamorando de él, o tal vez sí, estaba, mas bien, estoy confundida, pues cuando te gusta el alguien, se supone que siempre estás pensando en él, y yo no; ya no sentía esa emoción al ver un mensaje de él; si lo acepto, me gustaba verlo aunque sea ahí parado, aunque sea unos minutos, me daba vergüenza hablarle en persona; deseaba un abrazo de él, pero no, eso no era correcto, y si era un abrazo, sería un abrazo por nuestra amistad y no por otra cosa.
Entonces, yo me di cuenta que él nunca llegaría a quererme como yo podía llegar a hacerlo, y tenía que saber a respetar sus sentimientos, pero tampoco tuve el valor de decirle lo que estaba sintiendo, por miedo a perder nuestra relación de hermanos, y decidí callarlo, y seguir como si nada pasará, ésto, sólo lo sabía yo.
Pero estaba pasando algo bueno, sentía que no lo quería como suponía hacerlo, sino, era un sentimiento de amistad, y ésto realmente me hacía feliz, pero no estaba todo seguro, aunque quisiera que todo fuera así, el tiempo dirá todo.
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Una Simple Chica
Historia CortaTrata sobre una chica que va contando como se siente, respecto con su grupo de amigas como con un chico, y en sí como se siente ella en la sociedad.