21/38. San Mungo

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Al despertar, Severus recordó de inmediato lo que había pasado, se sintió extraño, abrió los ojos y al voltear a su lado, se intrigó al no ver a Audrey. Se sentó en el filo de la cama para vestirse, aquel movimiento lo mareó de pronto, tal vez porque fue muy brusco y repentino, luego se puso de pie y aquel lugar, aunque permanecía igual que como lo recordaba, parecía transmitirle claustrofobia, aturdido por esa serie de sensaciones, bajó por las escaleras, parecían más que la última vez.

En la sala, Morrissey y Monday dormitaban sobre el sofá, era muy temprano aun, el cielo seguía morado al no encontrarse el sol en todo su esplendor.

Algo lo condujo hacía la cocina.

Esa mañana, Sirius Black lucía rejuvenecido, con la edad correspondiente, pero más pulcro, su cabello no estaba enmarañado ni piojoso, más bien, cepillado y reluciente, su barba estaba perfectamente recortada, y vestía traje, lo que lo hacía lucir más galante.

Ese maldito merodeador... abrazaba a Audrey, la besaba, y Severus no podía creerlo, no podía creer que hubiese regresado de la muerte sólo para arrebatarle lo único bueno que le había pasado en la vida.

La pareja que se besaba recargada en la mesa de la cocina volteó a verlo.

-Pobre –dijo Sirius con sonrisa cínica –te volviste a enamorar de un imposible, entiende... no la mereces –rió y Audrey clavaba sus ojos azules en el espectador.

En ese instante, Severus quería morir, no sin antes regresar a Black de donde había venido, de entre los muertos. Volvía a sentir que le arrancaban el corazón, que el mundo se derrumbaba ante sus ojos, un dolor insoportable que lo dejó inmóvil. Y quería gritar, gritar el nombre de ella pero la voz no salía...

-¡Audrey! –finalmente su voz cedió y dijo exaltado.

-¿Qué pasa? Aquí estoy –dijo una voz, era ella.

Entonces él se dio cuenta de lo que estaba pasando, acababa de despertar, a su lado estaba Audrey, no había bajado las escaleras aun, todo había sido una pesadilla.

-Tuve una pesadilla –confesó él.

Ella le sonrió y lo abrazó, él se sintió tan aliviado y contento, pero las palabras de Sirius Black no lo dejaron en paz.

De pronto escucharon como alguien tocaba a la puerta, se miraron intrigados, era temprano¿quién podía ser?, la dueña del apartamento se puso de pie y se envolvió en una bata, dejando a Severus en la cama.

La presencia de Nymphadora Tonks en esa casa comenzaba a ser realmente inoportuna.

-Tonks ¿qué haces aquí? –dijo Audrey sin invitarla a pasar y no muy segura de si quería hacerlo.

-Necesito tu ayuda –dijo la metamorfomaga ingresando al apartamento.

-Está bien, vamos a la sala... –Audrey la invitó para que pudiesen conversar mejor –no –de pronto pareció cambiar de idea –mejor a la cocina.

No comprendiendo muy bien, Tonks siguió a su amiga a la cocina. Se sentaron en la mesa, Audrey preparó un poco de té.

-¿Qué pasa? –preguntó la dueña de la casa, Tonks dibujó una expresión que avecinaba que lo que tenía que decir era serio pero no malo.

-Quiero que me acompañes a San Mungo –sonrió.

De pronto, Severus no escuchó nada, la quietud lo intrigó, se incorporó, se vistió lentamente y decidió averiguar que pasaba, desde la sala pudo escuchar las voces de ambas chicas provenientes de la cocina, sin zapatos era bastante silencioso en su andar.

Un Moment Pour Toujour creado por Sufjan TweedyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora