-Me sigue pareciendo increíble que hayas permitido que la fiesta se haga aquí –Medea miraba a Damian molesta –Como si esa mujer fuera la única dueña
-¿Y que querías que hiciera tía? –El suspiro –Toda la alta sociedad de Grecia sabia de este evento y muchos ayudaron a su preparación. Si nos negáramos ¿no crees que daríamos que hablar?
-Pues a mi no me parece tan malo –Néstor se encogió de hombros –Es una fiesta benéfica y el apellido de nuestra familia es el principal en su promoción.
-No lo puedo creer ¿Qué os esta haciendo esa mujer? –Medea miro a ambos negando con la cabeza –Comprendo que los hombres os cegáis ante una mujer bonita pero no olvidéis quien es y a lo que ha venido.
Damian suspiro ¿Lo que ha venido? ¿A que? Ya no lo sabia, miro a su alrededor, la gente sonreía, bebía y charlaba divertida. La mesa de donaciones estaba bastante concurrida y aunque a su tía le pesara el apellido Durtzed estaba siendo adulado por todo ello ¿Y donde estaba ella? Caliope aun no había llegado, hasta ahora. La vio atravesar las puertas del hotel, de nuevo del brazo de Sebastián. Sus ojos se quedaron fijos en ella, su rostro, para después seguir bajando paseándose por su cuerpo. Ese vestido rojo se ajustaba resaltando cada una de sus curvas .
-Vaya –Néstor la miraba sorprendido –No parece la misma
-Por mucho lujo que la cubra no deja de ser una pobretona –Medea la miro con desprecio
-No es deshonroso ser pobre tía –Damian le miro con el ceño fruncido -¿He de recordarle que usted no tiene capital?
-¿Ahora me estas echando en cara el haceros cargo de mi? –llevo una mano a su pecho haciéndose la ofendida –después de cuidaros como una madre
-No es eso tía -¿Por qué siempre se defendía haciéndose la dolida? El no tenia esa intención, pero odiaba que despreciara a las personas por ser pobre
-¡Señoras y señores! –Sebastián alzo la voz llamando la atención de los invitados –La señorita Caliope Durtzed se complace en darles la bienvenida al evento y agradecerles todas sus donaciones para la mejora de esta nuestra cuidad
Todos aplaudieron y se acercaron a saludarla y por supuesto a felicitarla por tan grandiosa idea.
-Todo esta saliendo perfecto –Denea se acerco sonriente y le dio dos besos –Estas preciosa querida
-Coincido con mi esposa –Mauricio le beso la mano y después estrecho la de Sebastián que estaba al lado de ella
-Gracias por su ayuda Denea –Caliope le sonrió –Todo esto no estaría preparado si no fuera por ti
-Oh, fue todo un placer –Denea estaba orgullosa de haber participado en el primer evento que la nueva joya de la sociedad Griega había organizado
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Pasión Griega
RomanceUna llamada, un billete de avión y una cita con un abogado. Eso era lo único que Caliope esperaba encontrar al regresar a Grecia. Siete años llevaba ya fuera de casa, ¿Por qué? Por ella, por lo que era, por quien era. Con tan solo dieciséis años...