First Note *

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 Porque cuando estoy contigo el sol no quiere salir, me hace querer enterrarme para siempre bajo la espesa nieve, quiero parecerme a una luz, una estrella, una infinidad de constelaciones por descubrir; no puedo brillar, quiero llorar, despejar todo rastro de emoción que suprimiste en mi interior, eliminar todo recordatorio de ti, quiero brillar como la estrella que prometiste regalarme antes de casarnos, pero me mantengo apagada, rota, inservible, como me hiciste sentir toda una vida creada en mi cabeza, preparada para vivirla contigo; querido amor, te odio. El principio del fin fue haber empezado...

Debo admitir que sin ti me siento rota, como si fuera la mitad de un perfecto cielo azul, quebrado ante el resplandor de un sol, sosegado, sin ti me siento destrozada, si hubiera podido parar el tiempo en esos momentos felices, no necesitaría más nada, me iluminaste con tu inmenso amor, con el que para mí fue suficiente para sufrir, pero aun así cerraría mis ojos y disfrutaría el momento, con susurros del tiempo haciéndome burla de que nada dura para siempre, lo peor es que yo lo sabía, dejándome llevar por mi felicidad pasajera entre tus brazos.

Vivir así es demasiado raro, me siento aislada del mundo; al separarme de ti, huir de tus manos y tus hermosos ojos color miel, tuve que cambiarme mi nombre, mudarme al otro lado del mundo, llevarme a nuestra hija y dejarla a cargo de mi madre en un lugar que nunca la encontrarías.

El Lunes pasado me levanté de mi cama a las 6:30 AM para empezar a cambiar mi identidad, tengo una amiga de España, Sara Morrison, que trabaja en el registro civil de Amsterdam. Gracias a ella y a otros amigos a pude terminar mi pasaporte falso y terminar todos los papeles, definitivamente estoy borrada del mapa. Creo que debo empezar por el principio...

*2 año antes*

Me llamo Ana, Anita Torrens, soy del sur de California, 18 años recién cumplidos. Estoy comprometida con el amor de mi vida, Zayn Malik.

Vivo en un caserón antiguo que perteneció a mis abuelos en el año 1972, con un gran valor sentimental para mí. Pienso que estoy en la etapa más feliz de mi vida, con un gran hombre a mi lado, recién graduada y esperando el resto de mi vida con los brazos abiertos.

Desperté en un fresco día de Octubre a causa de un agradable aroma a tostadas y jugo de naranja que entraba por mis fosas nasales proveniente del piso de abajo. Me senté en la cama y refregué mis ojos cansados con un bostezo, parándome de la cama para bajar perezosamente las escaleras en busca del delicioso aroma que inundaba la casa. Llegué a la cocina pero antes de entrar en ella escuché la voz de mi adorado bebé, Zayn, -escucha, esto no es para ti pero si no se enfada por esto y le gusta lo que le preparé, cocinaré algo muy rico para ti, Sami.- dijo riendo el morocho. ¿Con quién estaba hablando?, escuché sus pasos venir hacia mí por lo que corrí escaleras arriba evitando hacer algún ruido. Al llegar a la habitación me tiré torpemente sobre las suaves mantas del colchón tapándome hasta la cabeza fingiendo estar aún dormida. Escuchando sus pasos acercarse intente regular mi respiración agitada, hasta que sentí una leve presión en el otro lado de la cama indicando que alguien se había sentado en esta. –Cariño, te hice el desayuno, ¿estas despierta?- tocó suavemente mi hombro mientras acariciaba mi cabello, meciéndome suavemente para que despertase.

-No, pero quisiera que lo intentaras.- Dije presionando mi cara contra la almohada, amo jugar con él, hacerlo enojar, lo amo a él en sí.

-Ah, ¿con que así quieres jugar?- dijo dejando la bandeja en la pequeña mesita de luz a un costado. –Tú lo pediste, ahora lo aguantas- comenzó a reír ante mi cara de desesperación por sus incesantes cosquillas. Sus manos bajaban y subían por mi abdomen vestido con una piyama de ositos, dejándome sin aire con cada movimiento que realizaba. –Basta, basta por favor, piedad, ¡piedad!- gritaba retorciéndome de risa en el colchón. Después de suplicar unos minutos más se detuvo, comenzando a dejar un camino de besos y caricias por mi frente, a mis mejillas, en mi nariz, finalizando en mis labios, regalándome el placer de sentir ese sabor del que nunca me cansaría, con tanta ternura y amor por donde quiera.

-Podrías- beso -levantarte- beso -y ver- beso -una sorpresa- beso -para ti- dijo marcando las últimas palabras con euforia, haciendo que me entrara curiosidad. -¿Qué es?-

-Sorpresa dije- cerró la puerta con simplicidad y salió de la habitación gritándome desde afuera que termine mi desayuno y baje cuando pueda.

Bufé para mí mirando el perfecto desayuno que Zayn había preparado únicamente para mí, pensando en que había hecho para encontrar a alguien tan perfecto como él lo era, sus mismos defectos lo hacían un adonis, mi adonis.

Terminé de comer, me vestí rápidamente y bajé con la emoción de una niña entrando a un parque de diversiones por primera vez.

-¿Zayn?- pregunte mientras lo buscaba por toda la casa, fijándome a mi paso en el baño, la cocina, el living y el comedor, pero no estaba en ninguna parte. Escuché voces provenientes del patio y salí en búsqueda del morocho, que se encontraba tirando una pelota de tenis hacia la vereda. -¡cariño! Aquí estas- dije rodeando su cintura con mi brazos, -¿Qué querías mostrarme?-

Llamó con efusividad hacia la calle, silbando mientras chasqueaba sus dedos, -Sami, ¡Sami!- después de repetir el llamado 3 veces, apareció una criatura de cabellos dorados como el sol, sacando su lengua jadeante, corriendo hacia nosotros. Creo que no pude aguantarme gritar de ternura. -Oh, ¡dios! Que cosa más tierna y esponjosa, ¿de dónde lo sacaste?- chillé con emoción aplastando entre mis brazos a ese hermoso perro. -Es hermoso, ¡Zayn! ¿De quién es?-

-Es tuyo cariño, querías un amigo fiel y fue lo mejor que pude conseguir, por ti.-

-Sami, ¿no?-

-Así es, lo compré para ti, amor.- sonrió triunfante mientras reía conmigo.

-Zayn.-

-¿Qué pas...?- Me abalancé torpemente sobre el llenando su cara de besitos que le hacían reír con emoción, aplastando su cuello entre mis brazos.

-Te amo, no sabes cuánto.- grité haciéndolo sonreír más cada segundo que permanecía observando mis ojos celestes.

Luego de jugar unos minutos más decidimos entrar a la casa debido a un fuerte viento que comenzaba a nublar el soleado cielo. Subí hacia el baño para lavar mis manos cuando a lo lejos se oían suaves sollozos, provenientes del sótano. Sequé rápidamente mis manos y me dirigí a buscar a Zayn. No lo encontré en ningún lado, por lo que decidí bajar por mí misma a ver que era ese sonido. Al llegar a la puerta del sótano, la abrí lentamente, haciendo más claros los sollozos cada vez que me acercaba más y más. Encendí la linterna dejándome ver algo que jamás olvidaría.

Quise gritar, correr, llorar, pero no pude. Segundos después el ambiente se puso pesado mostrando un fondo negro, dejándome totalmente aturdida, pero sobre todo confundida.

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⏰ Última actualización: Feb 18, 2016 ⏰

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Frío invierno {Zayn}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora