CAPÍTULO 13

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-¡Sophie! Sophie, despierta- escucho mi nombre mientras alguien me zarandea cogiéndome de los hombros.

Abro los ojos despacio, acostumbrándome a la luz de mi habitación. Veo a David suspirando aliviado al verme despierta y sigo sin entender lo que está pasando.

-¿Qué pasa?-le pregunto, desorientada.

-Me he levantado para ir al baño y he escuchado cómo llorabas y pataleabas. ¿Qué estabas soñando, Sophie?

De repente recuerdo el sueño y en un acto reflejo bajo la mirada a mi pecho, el cual sigue con mi pijama puesto. "Vaya sueño más real..." pienso mientras me reincorporo.

-No lo sé, ha sido un sueño muy raro, pero parecía real. Siento haberte preocupado, pero ya estoy mejor, puedes irte a tu habitación-, digo mientras vuelvo a estirarme en la cama, aún un poco molesta por lo que pasó en el comedor. Aunque se que la culpa fue, mía no puedo evitar sentir enfado con él.

-Sophie, ¿qué te ocurre conmigo? Pensé... pensé que estábamos bien, ¿no es así?

-Sí... es sólo que estoy un poco cansada, y ya está.

-¿Segura?

-Cla...

Antes de acabar lo tengo encima besándome con desenfreno. Mientras lo intento corresponder, cosa que resulta difícil debido a las ganas que le pone, me acaricia el costado de mis muslos, haciendo que me estremezca de puro placer. Mis manos se sitúan en su espalda, acariciándola mientras sigo besándole, para así poder sentirlo mejor. Se cuelan por debajo de su camiseta y le acaricio mejor su piel desnuda ante mi contacto. Nunca me había sentido así, con tantas ganas de sentirlo en mí, de seguir sintiendo las caricias de alguien, nunca había estado tan excitada, y creo que ya estoy preparada para dar un paso más adelante. Se lo hago saber tirando de su camiseta hacia arriba y quitándosela. Dejando ver su perfecto y escultural cuerpo. Parece captar la señal que le hago así que se detiene un momento pegando su frente sobre la mía.

-¿Estás segura de querer hacer esto? No me importa esperar - Pero yo no quiero esperar

-Estoy segura. Hagámoslo.

Sonríe mientras vuelve a besarme, pero esta vez es un beso lleno de deseo y lujuria. Recorre con sus manos mi vientre, subiendo hasta mi pecho derecho, deteniéndose en éste.

-Me encantan tus pechos-me susurra en la oreja mientras sigue acariciándolo. Suelto un pequeño gemido. "¿He gemido? ¿Desde cuándo gimo?" pienso mientras disfruto de sus roces.

Me saca la camiseta y el sujetador y en un momento lo tengo lamiendo mi pezón derecho, ya erguido, mientras que con el pulgar atiende al otro pecho. Deja mi pecho y desciende la mano, haciéndome cosquillas, hasta llegar a mi sexo, el cual empieza a acariciar mientras yo me remuevo de puro placer. Y una vez está lo suficientemente húmedo, se quita los boxers y acaba de quitarme mis bragas. Se coloca en la entrada de mi sexo y me dice:

-Podemos parar si quieres, de verdad- Pero no lo dejo continuar, ya que lo beso dándole a entender que quiero seguir-Esto te va a doler un poco- Me dice mientras va entrando en mi lentamente. Un dolor agudo recorre todo mi ser y se me escapan un par de lágrimas, las cuales desaparecen cuando David les da un beso tierno a cada una. El dolor va disminuyendo poco a poco sustituyéndose a placer. Me aferro a sus hombros y le susurro que vaya más deprisa. En la habitación sólo se escuchan nuestros jadeos.

Siento un pequeño estímulo en una zona amplia y generalizada muy cerca del clítoris unos segundos antes de que las paredes vaginales me empiezan a apretar. Mi espalda se contrae sobre sí misma, elevando mi pecho, el cuello y mi cabeza. Mientras tanto, siento la necesidad de gritar, necesito agarrar algo, necesito arañar algo, necesito morder algo con violencia en ese pequeño instante de pocos segundos. Siento una pequeña explosión que me hace perder el control, volviendo mi aliento cálido y agitado. Las piernas me comienzan a temblar, haciéndome sentir cada milímetro de mi cuerpo a la perfección hasta la punta de mis pies. Como si fuera un calambre que me agita y me está pidiendo que me libere, que no me avergüence, que me corra... Y es entonces cuando mi cuerpo detona para sentir el templado cosquilleo del orgasmo, física y mentalmente, subiéndome desde el pecho hasta mi garganta irritada. No puedo evitar lanzar un aliento de desahogo. Relajo los músculos. Cierro los ojos. Pienso en el eco que ha causado esa culminante expansión en mi mente. Sonrío. Me relamo el labio superior suavemente, acompañado de un pequeño mordisco a mi labio inferior. Expiro. Me aparto el pelo empapado en sudor de mi frente. Abro los ojos. Y veo a mi agotada bestia acompañándome en la respiración mientras me mira a los ojos. Me acaricia la cara. Y sonrío con él posteriormente seguido por un "joder".

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⏰ Última actualización: Feb 05, 2016 ⏰

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