❄El Trato❄

243 22 11
                                    

La oscuridad y la noche son las cómplices más fieles de la maldad, especialmente cuando la maldad toma forma de una criatura sobrenatural.

Estas criaturas acechan de manera indiscriminada, buscando quebrar la voluntad y fortaleza de sus víctimas. Entre sus víctimas favoritas se encuentran aquellas que tienen un alma y corazón puros, casi como el alma de un niño. Inocente, bondadoso, ingenuo, confiado, optimista, alegre, todas aquellas cualidades que hacen que una persona tenga un resplandor interno.

La sangre y el miedo son los alimentos preferidos de aquellas criaturas que se rinden ante la oscuridad y al entrar en ese mundo tenebroso esas criaturas también poseen una apariencia rastrera.

Baba Yagá, era una de las muchas criaturas que buscaba víctimas frecuentemente. Había existido desde la época antigua, hasta la era actual. Pero su poder se redujo de manera significativa a través del tiempo y casi habría llegado a extinguirse.

Los humanos del tiempo actual eran mucho más racionales de lo que lo habían sido durante la época antigua, antes solo se basaban en creencias y hechos simples que ante sus ojos parecían fantásticos. Esto obligó a la "bruja" a buscar métodos mucho más sofisticados para atrapar a sus víctimas.

Desde hace mucho que no salía a cazar humanos, especialmente a los niños, que eran sus favoritos. Los pequeños con tan solo verla huían horrorizados.

Su apariencia era tan grotesca que estaba muy orgullosa de ello. Con la piel pegada a los huesos, miles de arrugas en toda su anatomía, con la nariz azulada y una dentadura de acero, causaba terror a niños y adultos. Sus crímenes siempre ocurrían de noche, le encantaba ver como la sangre de sus víctimas salpicaba la nieve y la luz desaparecía de sus ojos mientras se acercaban a su inminente muerte.

Muchos de los habitantes temían merodear de noche y terminar siendo asesinados por esta terrible criatura.

"Baba Yagá pata de hueso" usaban ese nombre para referirse a ella y esto se debía a que una de sus piernas era normal y la otra era de hueso. Sus piernas representaban la vida y la muerte, también le permiten visitar el mundo de los muertos.

Consume grandes cantidades de carne humana, con esos dientes que desgarran y trituran huesos con facilidad. Siempre vuela sobre un almirez, remando el aire con su escoba plateada.

Vive en una choza donde a la entrada de la misma hay muchos cráneos humanos, que en su interior tienen velas. Solo le concede favores a la gente que le sirve como su esclavo y no soporta que personas de carácter fuerte e interior luminoso entren en sus dominios.

La princesa era su esclava predilecta, porque la manera en la que ella le entregaba a sus víctimas era especial.

Todos los varones que se habían acercado a la princesa terminaban con un espíritu completamente destruido, desesperados, confundidos, entristecidos e incluso odiaban su misma existencia. Lo que provocaba todas estas sensaciones destructivas dentro de ellos era el amor, o mejor dicho la pérdida del amor.

Ese amor celestial y divino que recibían de aquella mujer tan bella que era la princesa, ese amor tan sublime que ella profesaba por ellos, ese amor que significaba su muerte al final.

La princesa no podía amar a nadie, solo engañaba a los ingenuos mostrándose bondadosa y gentil frente a ellos solo para conseguir el preciado pago por su inmortalidad, la sangre humana.

Ella no tenía corazón, por eso mentía y manipulaba con facilidad a todos aquellos pretendientes que tenía. Llevándolos a un éxtasis que nunca habían experimentado jamás con ninguna otra mujer en la tierra.

A la princesa no le importaba en absoluto que muchos suicidios hubieran ocurrido por su causa, su única preocupación era la de conservar su inmortalidad y belleza intactos al paso del tiempo.

Baba Yagá se había encargado de arrancarle el corazón a la princesa, y literalmente se lo arrancó cuando encontró su cadáver al final del río. En su lugar colocó un trozo de hielo que arrancó del exterior y le concedió la inmortalidad a cambio de que la princesa aceptara ser su esclava.

Para liberarse de ese trato, la princesa solo debía hacer una cosa.

Enamorarse.

Pero esa era una acción casi improbable para alguien que no tenía corazón.

La bruja tenía la certeza y la seguridad de que la princesa sería su esclava para siempre, porque si no le devolvía su corazón ella nunca podría dejar que su alma descansara en paz.

Sin embargo todo puede cambiar gracias a la llegada de un joven muy particular, que podría ser capaz de liberar el alma de la princesa de las cadenas de amargura y traición.


Siempre tardo un montón en actualizar, lo malo es que no tengo mucho tiempo :c 

Sé que es un capítulo corto, pero explica varias cosas. Espero que les haya gustado (*w*)/

PD: En la imagen se muestra a Baba Yagá, una criatura perteneciente a la mitología rusa.

Dedicado a: melory12 c:


Ice Princess ❄ | Diall HovatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora