Primer capitulo

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-Me encontraba en un vacío existencial, en un hastío demencial. Mi vida ya para mí no tenía sentido. Estaba muerto por dentro, cansado de la monotonía de mi vida. Nada podía cambiar el aburrimiento, el cansancio que tenia de mi vida. Algunos pensaran que digo esto por temas amorosos, y no, no es así. No tenía a nadie especial, me pasaba los días haciendo practicamente nada. Mis actividades eran insignificantes antes las de cualquier ser humano. Pero en todo eso, alguien me sacó de ahí. Me invitaron a una fiesta entre los tipicos colegas de siempre, pero con la diferencia que vendrían un par de amigas. En fin, puedo describir la noche con una palabra: Diversión. Nunca me sentí tan libre, y lo curioso es que yo no quería ir a esa fiesta, pero da igual. Resulta que termine besandome a una de mis amigas, y fué mágico. Pero, bien dice el dicho que no todo es tan bonito como te lo pintan. Eso que sucedió, descubrí que solamente fué un beso, y nada más. Al parecer ella estaba muy insegura de querer comenzar algo, pero de igual manera, pienso que todo fué muy rapido y eso fue un punto en contra para mi. Ella utilizaba como excusa a mis colegas, porque según ella ibamos a lastimarlos. Decidí alejarme de sus vueltas, ya que no me hacian bien. Nuevamente, volví a la misma monotonía de siempre, aun qué, luego de esa amarga experiencia, empezaron a gustarme nuevamente mis actividades, e intenté alejarme de todo el tema amoroso. Pasaron unos días, y en todo ese "lio" amoroso que tuve con esta chica, había hablado con una amiga, pero empecé a dejar de lado ese tema con ella, y empecé a hablar temás de amigos, por así decirlo. En fin, típicas preguntas que se hace uno cuando conoce a alguien, qué te gusta, etc. Lo básico. Pero, había algo raro en eso, y es qué coincidiamos en todo lo que deciamos, era algo increíble, o al menos para mí, un simple chico qué no hacía más que escuchar música y estar con amigos, claro, en vacaciones. En todo eso, comencé a sentir algo especial por ella, y creo que nisiquiera hace falta decirlo, con tantas coincidencias, sería hasta raro que no hubiese sentido nada por ella. Recuerdo qué le gustaba la lluvia, los dias frios, y la literatura, tanto como a mi. Yo le había dicho que la iba a ir a buscar, si un día llovia, y saldriamos los dos a caminar y correr bajo la lluvia, claro, si ella queria. Me levante temprano, un día Jueves, 15 de Marzo. Vi que el cielo estaba nublado, y tenía esperanzas de que ese día ya llegó. Anticipadamente, le pregunté su dirección, y dudando un poco me la cedió. Pasaron unas cuatro horas, ya eran las 12:50 del mediodía. La lluvia, comenzó. Avisé a mi familia que me iba a casa de un amigo, y sin siquiera ponerme una campera, ni nada, simplemente con una camiseta, sali corriendo hacia su casa. Me aseguré de cerrar la puerta de mi casa con llave, y con cada cuadra que recorría para llegar a su casa, la lluvia se hacia más pesada. Pero eso me gustaba. Estando ya cerca de su casa, note que ya eran las 1:10, y no había nadie en la calle. Recorri un par de cuadras más y por fin, llegué hacia su casa. Golpee la puerta suavemente, con esperanzas de que ella saliese y no alguien más, y mi suerte me sonrió en ese momento. Ella salió, recuerdo lo hermosa que se veía, y por unos segundos, me perdí en sus ojos. Rapidamente, entro a su casa, y aviso que se iba, qué hasta tarde no volvía. Salió con una sonrisa. Extendi mi mano derecha hacia la suya. Cerró la puerta con llave y sostuvo mi mano, recuerdo el calor que esta emanaba. Comenzamos a caminar sin rumbo, bajo la lluvia, y, en las calles vacias, eramos las unicas almas. Tras unas horas caminando y hablando sobre nuestros gustos, la invité a mi casa, ella accedió, pero primero me dijo que pasemos por su casa a buscar ropa. Entonces, nuevamente caminamos, pero esta vez con rumbo. Llegamos a su casa, ella entro rapidamente y saco ropa seca, la cubrio en dos toallas y comenzamos a correr hacia mi casa, riendo. Finalmente, llegamos a mi casa. La hice entrar rapidamente al baño para que se cambiase, le di una toalla para que se seque, cerre la puerta, agarré otra toalla y fuí hacia mi cuarto. Me cambié, y cuando termine, ella justo había salido. Junte su ropa con la mia, y la meti a secar en el lavarropas. La invité a pasar a mi cuarto, cerré la puerta y los dos nos sentamos en la cama. La miré a los ojos y le pregunté.- ¿Queres mirar una pelicula u algo? -Mirandome también a los ojos, me respondió.- Bueno, esta bien. -Me levante, prendí el Blu-Ray, y puse una obra de teatro, la cual se llamaba "Bodas de Sangre", de Federico Garcia Lorca. Me acoste en mi cama, y ella, puso su cabeza en mi pecho y comenzó a ver la pelicula. Baje mi mirada hacia ella, y al ver que estaba tan cómoda sonreí. La pelicula, por fin termino. Ella, en la misma posición, comenzó a darle criticas positivas a la pelicula, estuvimos hablando de esta durante un rato, hasta que ella me dijo que ya era tarde y se tenía que ir. Nos levantamos, salimos y para nuestra sorpresa la lluvia había cesado. Comenzamos a caminar hacia su casa, hablabamos mientras tranquilamente caminabamos, haciendo salpicar los pequeños charcos generados por la lluvia. Por fin, habiamos llegado a su casa, ella se dió vuelta y me abrazó, y, me susurró al oído.- Gracias por este día tan lindo. -Sonreí y le respondí.- A vos te tengo que dar las gracias. -Solto una pequeña risa, y me miró diciendome- ¿Por qué? -En ese momento, no sabía que responder, y simplemente le respondí- Por aceptar pasar este día conmigo. -Me dio un beso en la mejilla, se dio vuelta y camino hacia la entrada de su casa, yo, sonriente, me di la vuelta y comencé a caminar hacia mi casa. Comenzó a llover nuevamente. Repentinamente, oigo unos pasos atras mio, me doy vuelta y veo que es ella. Me abraza, y acerca su cara a la mia. Cierro mis ojos, y me acerco lentamente también, hasta que nuestros labios entran en contacto. Estuvimos besandonos aproximadamente 14 segundos, pasados esos 14 segundos, me dio un ultimo y efímero beso, y se alejo corriendo hacia la puerta de su casa. Ese día, me sentí realizado. Volvi a mi casa con una sonrisa en mi cara. Me levanto al otro día, con esperanzas de volver a verla, pero la dura realidad me golpeó. Me enteré que nos ibamos a ir de vacaciones durante una semana a Brasil. Al parecer, eso no la puso feliz, ni mucho menos a mi. Pero tenía que ir, antes de irme, fui corriendo hacia su casa, golpee la puerta desesperadamente, con esperanza otra vez de que salga ella, y para mi suerte salió ella. Repentinamente me acerque hacia sus labios, dandole un ultimo beso, la abracé, y volvi hacia mi casa caminando. Me gire unos segundos y solo vi como ella me miraba, sonriendo.- Espero que cuando vuelvas me visites de nuevo. -Le respondí.- No lo dudes. -Escuche como la puerta de su casa se cerraba, y yo fui dandome paso más rapidamente hacia mi casa. En fin, finalmente, nos subimos al omnibus y fuimos hacia Brasil. La semana que pasé ahí fue eterna, quería llegar, quería verla, quería sentirla nuevamente. Se me ocurrió una idea, me acorde su código postal, y le escribí una carta. Recuerdo lo que decía.- "En mis recuerdos eres ternura, mi saciedad en los tiempos de hambruna. Esa pócima tan diferente que cura y mis cicatrices sutura. Eres pura, oscura, lobuna. Si aún soy un niño, tu eres mi cuna. Y es que para muchos eras extraña, pero tú para mí eras especial. Busco tu reflejo, pero no está, te quiero ver una vez más. Sin ti, mi mundo pasa tan lento, la vida es sufrimiento. Quiero de vuelta tu pelo azafrán y tus ojos que calman mi tormento." -Sentía que tenia qué mandarle una carta, porque si simplemente lo hacía por mensaje, la magia se iba a perder. Pasó la semana, por fin, y yo, volvía a mi casa, con esperanzas de que esta leyese la carta. Para mi fortuna así fue, recibí un mensaje el cual me decía.- "Gracias por la carta" -Sonreí al ver su mensaje. Al llegar a mi casa, no desempaque ni nada de eso, fui corriendo hacia su casa. Grité su nombre, y esta salio. La abracé calidamente, besé sus labios cortamente. Ella, con una sonrisa me invitó a que me quedase a dormir en su casa. Acepte sin dudarlo, nos quedamos todo el día hablando sobre libros y peliculas. Nos pusimos a leer juntos, y luego a ver peliculas. Ese mismo día, comimos panchos, me acuerdo qué me había comido más o menos 4 o 5 y ella apenas 2. Se reía de mi y me decía gordo, pero no me molestaba, me tranquilizaba, me sentia querido. Ya estabamos en la madrugada, y seguiamos viendo peliculas, pero ella me dijo que tenia hambre. Entonces, con una excusa de que me iba a a ir al baño, me levanté y me dirigí directamente a la cocina. Agarré un cuchillo, abri el cajón, saqué un par de papas y las pelé, las rebané en pedazos pequeños. Comencé a calentar el aceite, y metí las papas de a pocas, para que no se peguen y el aceite no se enfrie. Repetí el proceso hasta que terminé de freir todas las papas. Con cuidado, las saque del aceite caliente y las puse en papel de cocina para remover el exceso de aceite. Deje que se enfrien un poco. Hasta mientras, agarre una cubetera de hielo, saque 4, los puse en un vaso y llene nuevamente la cubetera. De la heladera, saque una jarra de jugo de naranja y llene el vaso. Puse las papas fritas en un recipiente circular y puse el vaso junto con el recipiente en la mesa. Subi hacia su habitación, le dije que en la mesa había algo, y cuando ella se acerco a la mesa y vió lo qué había, la abracé por la espalda y le susurré.- Para vos, sé que tenías hambre y sé que te gustan las papas fritas, y si, tengo los 10 dedos todavía. -Me rio un poco, y tiro la silla hacia atrás, para que esta se siente. Yo, me siento a su lado y la observo, diciendole que comience a comer y me diga que le parecian las papas. Ella, bromeando me dijo.- Estan horribles. -Me quede callado por unos segundos hasta que ella dijo.- Nah, era broma, estan buenas. -Se rio y continuo comiendo. Una vez que terminó, llevé la bandeja y el vaso hacia la pileta de la cocina, los lavé, y los dejé en su lugar. Ella subió las escaleras hacía su cuarto, y yo la seguí. Me dijo que estaba muy cansada, y que queria dormir. Le dije que iba a dormir en el suelo y ella mirandome, me dijo.- Estas loco, vos dormis conmigo. -Sonreí y accedí a dormir junto con ella. Prendi el aire acondicionado lo suficientemente frio para poder dormir tapados y juntos. Apagué la luz y me acoste junto con ella. Antes de que me terminase de acomodar en la cama, me miro y me preguntó.- ¿No era que tenías miedo a la oscuridad? -Le respondí sonriente.- Estoy con vos ahora, y no tengo miedo, extrañamente. -Me termino de acomodar, y me acuesto de lado, quedando frente a ella. Me mira a los ojos y correspondo a su mirada. Me acerco a su cuello lentamente, para besarlo lentamente. Vuelvo a mi lugar, y le susurro.- Te quiero mucho. -Y ella, suelta una pequeña risa y me responde.- Yo también te quiero. -Se dio vuelta, y yo aproveche para abrazarla por la espalda. Los dos, al instante nos quedamos casi dormidos. Pero de repente, escuché que algo se caia. Nos levantamos rapidamente y vemos qué se cayó una lámpara. La miro, y le digo.- Seguro fue por el viento o ya se estaba por caer hace mucho, no pasa nada. -Ella sabía que yo tenia miedo a todas estas cosas, pero extraordinariamente en ese momento lo perdí. Estaba seguro que realmente fue algo natural. Ella me pregunto.- ¿No tenes miedo? -Sonreí y le respondo.- Te tengo a vos, ¿Por qué tendría que tener miedo? Bien de aquel que diga que no queda miedo para un corazón lleno de amor. -Me mira, besa cortamente mis labios y nos volvemos a acostar los dos. Finalmente, sin ninguna interrupción, nos dormimos juntos. Nos despertamos al día siguiente. Era raro de mi agarrar un diario y ver las rebajas de eventos especiales. Para mi fortuna, en realidad, para nuestra fortuna, estaba en rebaja la actividad "Paracaidismo" sin dudarlo dos veces, convencimos a nuestros padres para ir y lo logramos, claramente. Estabamos ahí, en una llanura muy extensa, y vimos al piloto del avioneta junto con el tipo que aparentemente instruia. Nos subimos a la avioneta, y esta comenzo a ganar vuelo. Recuerdo que Romina estaba muy asustada, pero yo la abracé y le dije que nada iba a pasar, porque yo estaba con ella, y si tuviese que dar mi vida por ella, sin dudarlo sería así. Esto quiere decir, que si hace falta le daria mi paracaidas, pero sabía que no iba a pasar nada malo. Nuestros padres, estaban abajo, viendo como la avioneta iba ganando cada vez más vuelo. Llego un punto donde no se distinguia nada desde arriba y el instructor nos dio las mochilas paracaidas, muy emocionados nos colocamos la mochila y estabamos ya listo para saltar, el instructor ato una cuerda a los 3 para que nos podamos separar sin que pase nada, y en todo caso, si el paracaidas de emergencia de uno no funcionase podría funcionar el otro. Finalmente, nos tiramos. Estabamos esperando un momento así durante mucho tiempo, estando en el aire, nos abrazamos y nos reiamos juntos. El instructor nos miraba y se reia también. En ese momento fué todo tan perfecto. Nos separamos del abrazo pero estabamos tomados de las manos. Estuvimos mucho tiempo en el aire, hasta que por fin tocamos tierra. Recuerdo que ninguno de los dos no escuchabamos nada por un corto plazo de tiempo. Ese día fue hermoso para los dos. Volvimos cada uno a su casa, con esperanza de que el siguiente dia nos veriamos.-


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⏰ Última actualización: Feb 18, 2016 ⏰

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